El teléfono no dejaba de sonar y lo estaba irritando, la noche anterior había trabajado hasta tarde y como mucho quizás había dormido una hora.
Eran las cinco de la mañana se percató cuando perezosamente abrió los ojos para ver la hora, con lentitud y cansancio tomo asiento en su cama pasando una de sus manos por toda su cara pensando que tal vez eso podría alejar un poco todo el sueño que aún tenía sobre él.
Quería dejar que su teléfono siguiera sonando, en verdad estaba tentado a ello porque sabía que cualquier llamada no sería muy bien recibida para su gran nivel de estrés sin embargo sabía que estaba a puertas de un nuevo proyecto y tenía que resolver cualquier problema que surgiera.
Con pereza tomo su celular frunciendo el ceño cuando noto que no hacia ningún sonido y revisando no tenía ninguna llamada o algún mensaje de trabajo, el sonido volvió a escucharse con un estruendo que le perforo la cabeza sin embargo frunció el ceño cuando noto que no era su celular.
Fue como si en su bruma de sueño entendiera la situación, lo que sonaba era el teléfono que venía con el departamento el que utilizan para llamar a recepción o algo más.
Se levantó de la cama arrastrando los pies y estremeciéndose cuando sus pies tocaron el frío piso que no tenía alfombra porque había decidió cambiarla hace poco.
Cuando llego a la fuente del sonido lo descolgó con lentitud y al otro lado de la bocina encontró la voz de un hombre que sonaba bastante confuso.
—Señor Jumpol, disculpe que me tome el atrevimiento de molestarlo a esta hora sin embargo hay una situación que requiere de su presencia en el vestíbulo —después de señor Jumpol se perdió, sin duda el sueño no era su fiel compañero.
El hombre seguramente siguió hablando porque su cerebro solo registró como ruido de fondo, como alguien articula palabras que él no tenía la capacidad de procesar.
No sabe cuánto paso, pero seguramente mucho tiempo a juzgar por como ahora el hombre estaba gritando, lo único que hizo fue colgar el teléfono y recostarse otra vez en la pared.
No sabía nada de lo que le habían dicho, sin embargo tendría que bajar para saber qué era lo que tanto parloteaban en el teléfono.
Con toda la desgana y como si caminara en cámara lenta se dirigió a la cocina en donde abrió el grifo para echarse un poco de agua en la cara y despejar el sueño, acercándose al refrigerador lo abrió tomando un energizante sabiendo que no era lo ideal ni lo más saludable sin embargo la ocasión lo ameritaba.
Diez minutos después estaba caminando fuera del ascensor directo al vestíbulo en donde estaba no solo estaba el recepcionista sino una niña pequeña que balanceaba sus diminutas piernas sobre un sofá donde muchas veces se utilizaba para recibir las visitas y estos no encontraban a la persona de su destino.
—Lamento mi falta de cortesía sin embargo estoy muy cansado —Off pudo ver la lástima y la disculpa no verbal que le brindaban.
—Señor Jumpol como he dicho lamento haberlo molestado incluso más a estas horas sin embargo su hija está aquí —seguramente lo que tomo del refrigerador no era energizante sino tal vez cerveza o alucinógenos a estas alturas todo era posible.
Soltó una pequeña risita que a su parecer debió de sonar muy risueña sin embargo que escuchara que su hija estaba ahí tena que ser obra de una borrachera o alucinación, primeramente porque no estaba casado con nadie que le pudiera dar esa noticia, segundo que él nunca iba a la guerra sin protección.
— ¿Mi hija? —le cuestiono a lo que recibió una respuesta afirmativa.
—Hola, papá —un pequeño cuerpo se estrelló contra sus piernas y sintió como lo abrazaban, bajando su vista se encontró a Pink Pink.
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¿Yo, Papá? (Offgun)
FanfictionEra un hombre adulto, con madurez, económicamente estable, con calidez y cariño para dar. Ser padre no sería tan difícil a largo plazo, aceptaba que tal vez tendría leves problemas al inicio, pero era algo normal. Claro eso había pensado el gran Off...