II

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Era padre, y si hablaba en términos legales, era padre de una pequeña niña que seguía durmiendo en su sofá como si no hubiera un mañana. Preeda, en efecto, le había llevado un kit de ADN exprés y su amigo tenía una vida sexual bastante alocada, así que las mujeres que decían tener a su primogénito estaban en cada esquina y bueno él había tomado acciones para ello.

Tomaron la muestra de saliva teniendo cuidado de no despertarla luego de ello. Preeda prácticamente le arrancó el cabello con tanta saña y brusquedad que tuvo que recordar si tenía algún rencorcillo que debía saldarse.

Ahora estaba ahí preguntándose: ¿Qué hacer? Estuvo demasiado tiempo pensando en qué hacer para que no notara que había anochecido y la niña se había despertado y ahora lo miraba con ese brillo infantil en los ojos.

—Eres bonito—le dijo con esa voz infantil.

¿Bonito? Sería mejor que le diera atractivo, incluso lindo, pero bonito. Un escalofrío le recorrió el cuerpo ante el apodo. Tenía tanto tiempo sin escuchar ese estúpido apodo.

— ¿Dónde está tu padre?— La niña ladeó la cabeza y lo señaló, y Off suspiró.

— ¿Tu otro padre? —le tuvo que aclarar, notando cómo la pequeña lucía confundida durante unos momentos.

— ¿Papi? —le respondió y Off quiso gemir de frustración, por supuesto que no llamaría padre al gestante, si éste lo estaba criando, seguramente tenía un diminutivo o apodo...

—Sí, ¿dónde está él? —la niña solo se alzó de hombros, como si eso solucionara todo.

—Hambre — fue lo que dijo tocando su estómago. Y Off decidió ya no preguntar más.

Si era verdad que ella también tenía que comer, se dirigió a la cocina en donde abrió su refrigerador notando que solo tenía cerveza, agua, refrescos y frutas viejas picadas que incluso tenían partes negras con algo creciendo en ellas...

Era un asco que hubiera tomado algo que había estado en el mismo ambiente que esas viejas frutas, abrió el congelador notando que solo había comida congelada así que solo tomó dos paquetes que estaban hasta arriba, intentando que los alimentos que ingiriera fueran los que estaban más lejos de las frutas podridas...

Cuando la comida estuvo lista, tuvo que ponerla en platos. Los más apetecibles eran los espaguetis, que incluso tenían diminutas albóndigas. Ese plato fue para la niña. Ser padre era difícil, dijo hacia sus adentros.

Mientras la enana estuvo comiendo esas diminutas, pero apetecibles albóndigas, él tuvo que prácticamente forzar en su garganta un filete que estaba duro y bastante seco, con una salsa verdosa que ni siquiera intentó saber de qué era.

Cuando terminaron de comer, la enana se quejó de que seguía con hambre, así que tuvo que darle de sus preciadas galletas para que dejara de quejarse. Cuando terminaron de cenar, ambos se sentaron en el sofá para ver televisión.

En Off esperaba ver algún programa de entretenimiento, de todas maneras siempre leía los diarios de finanzas, así que podía dejar que la enana viera princesas y unicornios. Los programas infantiles eran un caso, pensó observando a la chica subiéndose en el unicornio alzando las manos. ¿Es que no se caía? Era irreal.

Estuvieron cerca de dos horas viendo televisión, y habían cenado temprano, así que estaba bien el tiempo que se habían tomado; sin embargo, cuando llegó la hora de ir a la cama, tomaron decisiones drásticas.

No iba a dejar que Pink Pink ingresara a su cuarto, el cual luego se convertiría lentamente en un muestrario de todas las rosas que existían, no, primero pobre y al borde de la muerte antes de que eso sucediera.

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⏰ Última actualización: Mar 20 ⏰

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¿Yo, Papá? (Offgun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora