Una anécdota memorable #1

24 2 4
                                    

Un día mis padres y yo le preguntamos a Sebas y su madre si querían acompañarnos a hacer un picnic en la cima de la montaña no tan alta cerca de aquí la semana que viene, por supuesto que ella aceptó. Unos días después llegó el día de ir a hacer nuestro picnic y estaba súper emocionada al igual que Sebastián.

Me arreglé lo más rápido que pude y con una sonrisa en mi rostro fui a avisar a mis padres de que ya podíamos irnos a avisar a Sebastián y su madre de que podíamos irnos.

¡Mamá, papá! Ya podemos irnos.— dije emocionadamente.

Esta bien, Dyni. Susan ya está afuera con Sebastián esperándonos.— dijo mi padre cogiendo la cesta de comida para el picnic.

¡Venga vamos!— exclamé corriendo hacia la puerta.

Salimos de casa para encontrarnos con Sebas y su madre. Después fuimos en el coche de Susan para acercarnos un poco a la montaña, después, fuimos caminando hasta la cima.

Sebas, ¿Eso es una cueva?— pregunté señalando algo parecido a una.

Supongo... Y si n-

¡Vamos niños!— interrumpió mi madre que nos iba adelantando junto con Susan y mi padre.

Bueno ya lo veremos luego.— dije tomándolo de la mano para arrastrarlo hasta donde nuestros padres estaban.

Cuando llegamos a la cima de la montaña montamos el picnic. Pusimos el mantel en la fresca y verde hierba y sacamos los sandwiches de diferentes sabores que preparó Susan, la madre de Sebas y algunas botellas de agua que traía mi madre, también unas galletas que preparé con mi padre.

Hacía una brisa fresca y tranquilizante allí arriba y había unas vistas hermosas donde se podía ver el parque en donde nos conocimos.

¡Mira el parque!— exclamé sonriendo.

¡Sí!, que bonitos recuerdos.— dijo Sebas mirándome.

En realidad no había pasado demasiado tiempo desde aquel día quizá un par de meses, pero yo lo seguía recordando cómo si hubiese sido ayer.

Cerré los ojos y volteé a donde me diera el viento en la cara y respiré hondo.

¿Sebas?, lo de la cueva que vi antes... ¿Te parece si vamos a verla? Está algo interesante, no había visto ninguna antes.— le pregunté.

Va, se lo diré a nuestros padres.— contestó.

No, no, pero vayamos a escondidas, sé que mi padre no me dejara ir ahí. Aprovechemos que están hablando.— dije mirándolo.

Jajaja que ideas tan locas tienes, Dynita. Está bien, vamos.— dijo levantándose.

Me levanté y sin hacer ruido alguno nos dirigimos hacia la maravillosa e interesante cueva.

Wow, la recordaba más pequeña. De cerca es aún más grande de lo que imaginaba.— dijo impresionado.

Tienes razón... Está increíble, ¡Entremos!— dije tomando su mano.

Los dos entramos a la cueva. Se escuchaba un silenció profundo junto con un sonido de gotas de agua cayendo.

Oye, ¿Ha comenzado a llover?— me preguntó mirando a todo su alrededor.

Si, supongo. Aquí no se ve mucho. Pensé que habían más cosas. Vaya desilusión.— dije mirando al suelo.

No te preocupes, Dynita. Exploremos un rato más, aún tenemos tiempo.— dijo sonriéndome con su típica sonrisa de felicidad en su rostro.

Esta bien. ¿Oye cómo lo haces?— dije algo contenta.

¿Hacer el qué?contestó mientras caminábamos.

Ya sabes... ¿Levantarme el ánimo tan rápido y eficazmente?— dije volviendo la mirada a él.

Pues... Buena pregunta... No tengo ni idea. Simplemente digo lo que pienso con palabras que se puedan entender.— me contestó.

Mientras hablábamos y caminábamos adentrándonos en la gran cueva un sonido de desprendimiento interrumpió nuestra conversación.

¿Q-qué fue eso?— pregunté casi gritando.

N-no lo s-sé. tartamudeó. P-pero tengo e-el mismo m-miedo q-que tú.— continuó tartamudeando.

Salgamos de aquí mejor...— dije con algo de miedo en la voz.

Sebastián y yo caminamos hasta la salida de la cueva pero esta estaba cubierta por una roca gigante impidiéndonos el paso al exterior.

¡Sebas!, ¡¿Qué hacemos?! E-estamos atrapados.— grité mientras lo abrazaba.

Tranquila Dyni. Primero lo primero tranquilízate y después vemos cómo salimos de aquí. ¿Vale?— dijo acariciándome la cabeza.

Ok...— dije mirándolo.

Respiré hondo y me tranquilicé un poco, abracé a Sebastián quien me abrazó también.

Sabíamos que las opciones de gritar y empujar la roca iban a ser inútiles así que continuamos caminando hasta el fondo de la cueva.

Oye, Sebas, ¿De veras crees que hay una salida.— le pregunté aún con miedo a Sebas.

No estoy seguro, pero prometo que saldremos de aquí Dyni.— contestó mientras caminábamos esperando una salida.

Afortunadamente había un hueco un poco pequeño pero del tamaño exacto para poder salir que daba hacia el exterior. Traté de entrar y pude salir, adentro estaba Sebastián intentando pasar por el estrecho agujero.

Vamos Sebastián, ¿Que pasa?, ¿No puedes salir?— pregunté preocupada.

Em... Digamos que sí. Es bastante pequeño para mí.— dijo con voz baja.

¿Y-y que hago? S-se lo tendré que decir a mis padres, ¿No?...— dije cabizbaja y algo triste.

Pero dijiste que no te dejarían ir, si se lo dices te castigarán.— dijo algo nervioso.

Lo sé... ¿Pero cómo te saco de ahí?— pregunté mirando por el agujero por el que salí.

Uh...

Sebastián se quedó pensado un momento mientras yo no sabía que hacer. Si se lo decía a mis padres es obvio que me van a castigar pero no puedo dejar a Sebas aquí tirado como un trozo de plástico. ¿Que debo hacer?

Holiis, se q he tardado unos días jsjs pero bueno si te está gustando está historia apóyame dándole a esa estrellita que está abajo y muchas gracias por leer!!

Byee lectores ^^

Tantos Sentimientos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora