Tantos Sentimientos...

Una anécdota memorable #2

Él me dijo que no me preocupara que se lo dijera todo a mis padres, que supongo que habrían escuchado el desprendimiento y estarían apunto de encontrarnos, que la verdad siempre será la solución.

—Ve a buscarlos y díselo.— dijo sentándose en el suelo. Yo me quedaré esperando aquí.— continuó.

—E-esta bien. No te muevas Sebas, ahora regreso.— dije mientras me daba la vuelta.

Salí corriendo a la cima de la montaña para encontrar a nuestros padres aún platicando tan tranquilos, en realidad no me sorprendió mucho el hecho de que no hubieran notado que no estamos desde hace un buen rato. Fuí directo a ellos y agarrando un poco de aire grité.

—¡MAMÁ, PAPÁ, SUSAN! ¡SEBASTIÁN ESTA ATRAPADO EN UNA CUEVA!

—¿¡Q-qué!?— preguntó Susan.

—¿Qué ha pasado, Dyni?— preguntó mi madre confundida.

—Sí, sí, os debo una explicación, pero venid, por favor. Sebastián esa atrapado de verdad.— dije nerviosa.

—Esta bien...— contestó mi padre levantándose del mantel del suelo.

Cuando las demás se levantaron los llevé corriendo a donde estaba Sebastián, quién se estaba muriendo de frío allí. Llegamos al agujero por donde salí y miré por este.

—¿Sebas? ¿Estás ahí?— pregunté mirando a todas partes.

—E-es-estoy a-aquí.— dijo temblando de frío.

—¡Sebastián! ¿Estás bien?— preguntó Susan preocupada.

—T-tengo algo d-de frío.— contestó Sebas.

—¡¿COMO HAS ACABADO ATRAPADO AHÍ?!— gritó Susan.

—Eso no importa ahora... Tenemos que hacer algo para sacar a Sebas de ahí.— dije dirigiendo la mirada a ellos.

—Pues...— suspiro mi madre.

Se me pasó por la cabeza que podrían llamar a los bomberos o algo pero utilizaron la lógica.

—Dyni, métete otra vez y busca otra salida alternativa. Obviamente por donde pueda salir Sebastián.— dijo mi padre.

—Ok.— dije decidida a ello.

Entré por el agujero y vi a Sebas tirado en el suelo tiritando del frío que hacía allí. Le dije que esperara por si había otra salida, luego corrí con todas mis fuerzas y de hecho encontré otra salida. Me grabé el camino en la cabeza y volví donde Sebas se seguía muriendo de frío.

—¡Sebas! Ven he encontrado otra salida.— dije tomándolo de las manos.

—E-esta b-bien.— tartamudeó mientras le ayudaba a levantarse.

Una vez de pie caminamos de camino a la salida que encontré donde nuestros padres estaban casi entrando a la profunda y silenciosa cueva.

—Oye, al final no estaba lloviendo.—dijo ahora con menos frío.

—Tienes razón jajaja.— me reí.

Cuando salimos, Susan abrazó a Sebastián con fuerza casi dejándolo sin aire.

—No-vuelvas-a irte-así.— dijo tomándolo de los hombros, seria mientras lloraba un poco.

—P-perdón madre...— dijo Sebastián mirando al suelo.

Mis padres se quedaron mirándome con una cara bastante mala así que empecé a explicar por qué nos fuimos.

—Em... Pues, lo siento mamá y papá. Debí haberos pedido permiso antes... Solo queríamos ver la cueva...— dije mirando mis pies.

—E-

Mi mamá interrumpió a papá.

—Esta bien, no te preocupes. Gracias por decírnoslo al final. Pero podríais haber sido aplastados por la pierda o haber muerto de frío ahí dentro.— dijo agachándose a mí altura.

—Lo sé... Lo siento.— me disculpé nuevamente.

—Esta bien, cariño.— dijo abrazándome.

Al final volvimos a casa, me despedí de Sebastián, quién parecía muy decepcionado y confuso.

—Em... Sebas, ¿Estás bien?— pregunté preocupada.

—Sí, no te preocupes. Es solo que... me dió mucho frío dentro. Eso.— dijo rascándose la nuca.

—Oh... Ok está bien si tú lo dices... ¡Bye, nos vemos mañana!— dije despidiéndome con un abrazo.

—Sí..., adiós.— dijo correspondiéndo el abrazo.

Le dije adiós con la mano y fui corriendo adentro de mi casa.

Ese día lo recordaré como 'Una anécdota memorable'...

Holiiis!! Soy yo :p
Q tal?? Espero estén muy bien. Disculpenme por actualizar así de tarde, (estuve de viaje en Ecuador y recién vuelvo a mi casa). Así que si te está gustando la historia puedes apoyarme dándole a la estrellita de abajo y muchas gracias por leer.

Hasta el siguiente capítulo mis lectores!! ^^