Odio que me gustes || Lexerito

Capítulo 2: Un amor prohibido parte 2

Sin embargo, en la penumbra de la intolerancia, Alan y Juan encontraban la fuerza para desafiar las normas impuestas. Cada encuentro a escondidas se volvía un acto de resistencia, cada beso robado un desafío a las expectativas impuestas por una sociedad que insistía en ignorar la autenticidad de su amor.

Las estaciones cambiaban, pero su compromiso mutuo permanecía inquebrantable. Las noches de verano vibraban con sus susurros compartidos, mientras la promesa de un futuro juntos se convertía en el anhelo que guiaba sus corazones.

No obstante, el peso emocional de vivir en la penumbra se hacía cada vez más evidente. Las lágrimas derramadas en la oscuridad revelaban la carga de un amor que, aunque intenso, no podía ser plenamente vivido frente a la mirada crítica del mundo exterior.

En las sombras de la intolerancia, el amor de Alan y Juan se entrelazaba como una madeja de complicidad y desafío. Los días se convertían en un juego arriesgado, donde las caricias a escondidas y las miradas cómplices se volvían el lenguaje silencioso de su amor prohibido.

A medida que el rumor se extendía por el pequeño pueblo, la mirada inquisitiva de aquellos que no entendían su conexión se volvía una presión constante. Sin embargo, Alan y Juan, decididos a resistir, forjaban su refugio en la complicidad de sus corazones.

El amor, aunque clandestino, persistía como una llama en la oscuridad. En noches estrelladas, se prometían mutuamente lealtad, desafiando así las expectativas de una sociedad que no estaba lista para aceptar la autenticidad de su unión.

Pero el peso emocional se volvía cada vez más complicado de llevar. Cada secreto compartido y cada caricia a escondidas dejaban una huella en sus almas, recordándoles la dificultad de sostener un amor que florecía en la sombra de una sociedad retrógrada.