Había pasado ya una semana desde la audición. Solo treinta chicas pasaron, entre ellas Rei Hino, Esmeralda Green y Minako Aino. La siguiente etapa era una entrevista personal, para tener un perfil de cada chica y luego hacer la última selección.
Minako estaba feliz de haber sido seleccionada, pero seguía dudosa de ser parte del proyecto. Pensaba que, aunque lograra llegar a la televisión, el jurado siempre la vería como la persona conflictiva del grupo, lo que generaría mayor exigencia y estrés para ella.
Mimet estaba furiosa con su hermana, decía que, debido al exabrupto de Minako, el jurado se había desquitado con ella, ya que al ser la última evaluada, no le prestaron atención suficiente y terminó por quedar fuera del grupo semifinalista. Por esta misma razón, Mimet se hizo la ofendida y no pagó el dinero que Minako le había prestado. Según su sobrino Sammy, se estaba hospedando en casa de un amigo desde hace días, así que nunca estuvo pasando hambre con Mimet como ella lo había asegurado.
Para Minako esto no era novedad, y aunque le molestaba, también le dolía. Su hermana y sobrino eran la única familia que le quedaba y por eso trataba de estar junto a ellos en bueno términos, pero Mimet siempre lo complicaba todo.
Minako se preparó para ir a la entrevista de todos modos. Quizá el jurado ni la seleccionaba, mas nunca lo sabría si no se arriesgaba. Su gato Artemis se frotó contra sus pantorrillas, como deseándole suerte. Ella lo miró con ternura.
— Mi hermoso gatito, eres más familia que mi propia familia —murmuró con tristeza acariciando la cabeza del blanco y esponjoso gatito.
Salió de su apartamento y en su mente se repetía que debía mostrar seguridad, aunque sus piernas tambaleaban en cada paso que daba.
Mientras, en las oficinas de la agencia Luz de Luna, Usagi revisaba los antecedentes de los candidatos a ser su asistente. Ami había seleccionado a cinco personas.
— Le dije a Ami que escogiera ella, pero me dejó la elección a mí. De seguro teme elegir a alguien que no sea de mi agrado y que la regañe como lo haría papá —habló Usagi a solas en su oficina.
De pronto, alguien llamó a la puerta. Usagi gritó que pasara sin siquiera preguntar quién era. La puerta se abrió dejando ver la silueta de Mamoru Chiba, el brazo derecho de Kenji Tsukino.
— ¿Mi padre te mandó a ver si su hijita había venido a trabajar? —preguntó irónica— Dile que vendré en los horarios que corresponde, que no me espíe porque me molesta y así sí me dan ganas de mandar todo a la mierda.
— Buenos días, querida Usako —saludó y cerró la puerta detrás de él—. No vengo en nombre de tu padre, solo quería saber cómo va todo y a ofrecerte mi ayuda en caso de que la necesites.
Usagi lo miró de arriba abajo, costaba creer que su padre no lo había enviado. Enarcó una ceja en un gesto de desconfianza e ironía, mientras analizaba el atractivo del hombre. Sí, era un lamebotas, pero era alto, de cuerpo atlético, caballeroso, con hermosos ojos azules y voz profunda.
— ¿Ayuda cómo para qué sería la que me ofreces? —preguntó coqueta poniéndose de pie.
— Ya te dije. Te ofrezco mi ayuda en lo que necesites —respondió en tono pícaro, apoyando ambas manos en el escritorio—. Puedes usarme para lo que estimes conveniente.
Usagi sonrió. Mamoru se acercó más. Estaban frente a frente, solo el escritorio se interponía entre ellos. Usagi pudo sentir el olor de su varonil perfume.
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Ni tan princesas ni tan cabronas
FanfictionUsagi Tsukino es la hija de un exitoso empresario quien está empecinado en que ella siga sus pasos. En aquella empresa, Usagi conocerá a Minako Aino, una joven que lucha por ser una reconocida artista. Ambas de distintos estratos sociales, pero con...