"¿Quién dice que existe un único amor para toda la vida? ¿Quién establece que debemos aceptarlo en nombre del amor? La elección entre el amor hermoso, el amor amable y el amor apasionado, arrebatador y lujurioso, se presenta como un desafío intrigan...
Una semana pasó sin ver a Finn. Aunque hablábamos a diario, la distancia física se hacía evidente. Él me sugirió que no venir el miércoles, ya que así tendría sábado y domingo libres. Aunque no me gustó la idea, lo acepté, comprendiendo que era lo mejor para su horario.
Durante esta semana, nuestra conexión se mantenía a través de llamadas telefónicas, pero no era lo mismo. Teníamos discusiones, principalmente por mis celos, mientras que los suyos, que rara vez se manifestaban como tales, se traducían en comentarios irónicos que solo avivaban mi enfado. La preocupación que compartíamos en este momento era la noche de hoy. Sophie, su novio y sus amigos me habían invitado a un bar. Gina no me acompañaba porque Elijah llegaría, y se dirigían a cenar a casa de sus padres.
Finn no estaba seguro de llegar, pensaba que estaría aquí para el sábado a la hora del desayuno. No le gustaba que fuera, argumentando que bebía de más, y yo insistía en que no me quedaría en casa mientras él no estuviera aquí.Mi última conversación con él fue el miércoles, y hoy era viernes por la tarde. Salí de la universidad con la esperanza de verlo allí, pero no vino. En su lugar, me crucé con Frederick.
-Buenas tardes, voy a cambiarme, Sophie vendrá por mí- anuncié al entrar a casa. Sin detenerme, subí las escaleras rápidamente para prepararme y salir.
-Andrea, ¿qué es eso? ¿Por qué saludas de ese modo?- me increpó mi madre desde la cocina, pero no me detuve a responderle.
-Mamá, solo estoy cansada. Nada que una ducha caliente no calme. Te amo- añadí mientras continuaba mi camino.
En realidad, no estaba cansada; me sentía terrible, mi humor era espantoso. Al llegar a mi habitación, cerré la puerta con fuerza y me arrojé a la cama. Cerré los ojos, sintiendo como si me faltara el aire.
-"... Estúpido Capitán Hielo... Si estás esperando que te llame, olvídalo..." murmuré para mí misma. Pensé en cómo Finn se había molestado el miércoles y había desaparecido. No tenía intenciones de buscarlo; él era el que se había ido, no yo. No tenía derecho a enojarse.
-No se te ocurra. ¡Esa falda apenas cubre tu trasero! Y tu camiseta o lo que sea no tiene mangas. ¡Es invierno, Andrea! -Protestó mi padre mientras yo bajaba las escaleras.
-Papá, eres exagerado. La falda me llega a mitad de muslo y no tengo frío. Odio tener que cuidar mi chaqueta dentro del bar porque hace calor y me la quito- alcé la vista para mirarlo y se veía decidido a no dejarme salir así.
-Ve por un abrigo, yo cuidaré de él- la voz de Finn me hizo voltear a verlo. Estaba sentado en una banca mirándome seriamente.
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Se veía impresionante y tan hermoso, como siempre, pero estaba enojada con él, así apreté mis labios para no sonreír, aunque se dio cuenta.
- ¿Qué haces aquí? Supuse que no vendrías... Ya que desapareciste -Cruce mis brazos y lo mire sin moverme de mi lugar