Capitulo 4

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Cuando Kirishima le pidió que salieran a dar un paseo entre el bosque, primero sospechó pues aunque le hubiera jurado que no intentaría atacarlo ni hacer algo en contra de su dignidad, se le vino a la mente una imagen del vampiro sujetando su cuello con sus garras para dar paso a esos colmillos, pero sacudió la cabeza, alejando ese pensamiento que trascendía de peligroso a impuro y se rehusó a la petición del otro ya que jamás había roto la regla de salir al bosque ni aún por rebeldía o mostrar algún tipo de madurez dado que había visto desde muy joven lo que los cazadores traían de ese lugar sombrío; animales grandes de dientes filosos y garras mortales.

Había descrito a Kirishima... tal vez el es un animal del bosque que viene a cazarlo por la venganza de quienes cazaron a los suyos.

Pero si el vampiro era la bestia, el superdepredador que acabaría con su vida, entonces por qué razón sintió una emoción embriagante en todo su sistema nervioso, ese sentimiento eufórico de tomar su mano y dejar que sus cuerpos guíen la noche.

- ¿Por qué tan callado mi gema? - Kirishima lo miró de reojo.

- Porque me vas a matar. - Respondió como una broma, a un que no era muy bueno en eso pues antes de que pudiera mirar su reacción, sintió el golpe de su espalda contra la corteza de un árbol, sacándole el aire de sus pulmones solo para después percibir un aliento caliente sobre su hombro y una mano fuerte presionando su pecho.

- Si quisiera matarte ya te habría arrancado la garganta. - Murmuró en su oído, tan embriagante para después sentir sus labios recorriendo su cuello. - Quiero que confíes en mí.

- No hasta que te vea con bozal y tus manos amarradas. - Escupió, intentando sonar agresivo pero el calor sobre su cuello lo impulsaba a perder contra la lógica.

- Solo con la condición que sea sobre una cama. - Susurro con lentitud, dejando que las palabras goteará sobre el cuerpo del humano.

Ignoro sus palabras y siguió permitiendo que sus labios caminaran sobre su piel, derritiéndose con sus colmillos recorriendo su cuello... sus colmillos.

- ¿Que mierda estas haciendo? - Empujó al vampiro abruptamente, dejándolo confundido. -¿Estas probando que si vas a matarme? - Reclamo abrasivo al igual que la mirada en sus ojos pedantes.

- Solo quiero que sepas que si te comiera, te sentirias tan bien... - Volvió a acercarse al cuerpo del humano, queriéndolo encerrar entre sus brazos pero a los pocos segundos fue nuevamente apartado.

- Debes ser un verdadero idiota. - Bufo, molesto para después seguir caminando, dejandolo atras.

- Estoy bromeando. - Soltó una pequeña risa antes de seguir su paso. - Vamos divierte un poco es la primera vez que estás en un bosque. - Mencionó jubiloso.

Bakugou se detuvo, miró a Kirishima a los ojos a lo que el vampiro confundido preguntó que sucedía.

- Kirishima. - Dijo sin alguno tono de ira o sarcástica, se escuchaba tranquilo. - Si tanto sabes de mi... ahora quiero saber algo de ti.

Tomo algo desprevenido a Kirishima con esa cuestion, que podria decirle al joven humano que no fuera inmoral o aburrido.... aunque haya vivido tantos años, no los había aprovechado para contar alguna interesante anécdota.

- ¿Que te apasiona saber? - Preguntó con un tono hilarante.

- ¿Alguna vez fuiste humano? - Terminó mirándolo con esos ojos penetrantes.

Kirishima no respondió por unos segundos, solo miro al cielo, cerró los ojos, exhaló y suspiro todos los malos recuerdos. Al final se sentó para pensarlo mejor y el rubio lo siguió a su lado.

- Nací como uno. - Empezó a decir al tiempo que seguía su caminata a lado del humano. - Pero no nací en cuna de oro como tú, en cambio mi madre trabaja dia y noche para mantenernos, a veces llegaba con demasiado dinero pero bastante cansada. - Se tomó un respiro, pensando en la parte que más daño le hace. - Una noche, ella no regresó por lo que salí a buscarla... aunque fue demasiado tarde,  sus ojos no veian a ningun lado y su cuerpo ya no tenía color, lo único seguro es que no murió sola, ese hombre con la boca teñida de rojo la había matado y yo no pensé más, me abalancé hacia él con la intención de matarlo, pero era más fuerte que yo así que caí, pensé que me mataría también cuando se acercó pero solo me golpeo tan fuerte que quede inconsciente, al despertar mi lengua sabía tan horrible como el hierro y... yo no quería... pero tenía tanta hambre y no sabía lo que me sucedía... no quería acabar con la vida de alguien al igual que terminaron con la de mi madre.

Kirishima apretó sus puños al tiempo que miraba a sus pies, un silencio se creó entre ellos, podía sentir la mirada de Bakugou sobre él pero no se atrevía a mirarlo pues sabía lo que le diría y estaba cansado de escucharlo.

- ¿No es horrible vivir como el asesino de tu madre? - Bakugou rompió el silencio y Kirishima no esperaba responder eso algun dia aun siendo la pregunta que deseaba contestar.

- Por muchos años. - Elevo su rostro, mirando a Bakugou después el cielo, admirando las estrellas. - Pero conocí alguien que me hizo pensar "no están mala idea vivir milenios, si es a su lado". - una sonrisa se dibujó en su rostro melancólico pero no duró mucho. - Ahora vuelvo a estar solo pero ya no me siento culpable de existir.... seria hipocrita llorar cuando yo también acabe con la vida de varios por las mismas razones.

Comenzaba a sentirse devastado pero una presión en su mano lo sacó de su mente para ver sus manos entrelazadas y sintiendo un leve apretón que decía "tranquilo, no eres culpable de nada".

- Bueno, ahora tenemos algo en común. - Murmullo a su lado. - Los dos nos sentimos solos e infelices.

Kirishima se desconcertó, miro a su acompañante con una confusión escrita en su rostro.

- Bakugou, a un tienes a tu familia, ¿por que te sentirias solo? - levantó los hombros, sorprendido de escucharlo a hablar así.

- ¿Por qué? Deberías saberlo, que no me has observado toda mi vida. - Hablo como si estuviera incrimino al vampiro. - Me mantienen encerrado en esa maldita casa, se me niega salir apenas el sol se oculte, no puedo ir a fiestas que no sean en mi propio hogar, la gente susurra que estoy de alguna forma "maldito", Por dios, Kirishima, a mi edad ya debería estar casado. - Con cada palabra tu voz se volvía mas fuerte y quebrada -... pero mi madre prefiere mantenerme a un en su regazo en vez de permitirme conocer a alguien. - Suspiro, cansado de pensar en la misma cotidianidad. - Soy como una ninfa en una hermosa y gran jaula, pero al final; siempre estaré encerrado.

- No eres una ninfa, tú si tienes la inteligencia para salir de tu jaula. - Apretó la mano del rubio tal cual como él lo había hecho hace unos minutos. - Y lo acabas de hacer... estás en un bosque de noche y no te paso nada.

Solo unos segundos bastaron para que la tranquilidad volviera a estar presente, todas las inseguridades y las privacidades se demostraron entre ellos dos con la confianza en que el viento se lo llevaría.

- Mi madre está loca, no me pasara ninguna desgracia si salgo de noche contigo. ¿Cierto?

Esos ojos vivaces lo volvieron a ver pero eran diferentes... se veían serenos, melancólicos y suplicantes, una mirada entre miles. Por un momento sintió pena y remordimiento... en serio lo sintió.

- No, no te pasará nada. - Temino de decir a lo que Bakugou con una ligera sonrisa se acomodo sobre su hombro con sus cuerpos juntos y sus manos entrelazas, como si fueran una normal pareja viendo el infinito río de estrellas.

No le temas a la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora