María estaba sentada frente al espejo de su habitación, preparándose para la noche.
- Te ves cada día más hermosa, Ojos.
- Ah, ¿sí? - con una larga sonrisa apasionada, fijó sus ojos verdes en los de él a través del espejo.
- Señora María, pienso que eres una diosa que me tiene embrujado, porque ¿cómo puedo enamorarme de usted cada día más? - Mientras hablaba, Alejandro se acercó más a ella, hasta posar sus manos en los hombros femeninos.
- ¿Usted cree, señor Salas? - su voz era dulce al coquetear con él.
- ¡Totalmente!
María cerró los ojos cuando sintió un beso en su hombro y luego otro en su cuello, no podía resistirse a sus caricias, pero cuando los abrió, la imagen y presencia de él ya no estaban más.
- Basta, María Inés. ¡No puedes seguir así! - Enojada, se levantó de la silla para caminar por la habitación, pero en su agitación, salió del cuarto.
Ya era una costumbre vagar por la casa a noche buscando el sueño, así que bajó por las escaleras para empezar su martirio. Sin embargo, en esta noche ya no tenía más fuerzas para dar más que unos cuantos pasos por la sala, como hacía desde que él se fuera, no después de sentirlo tan cerca, después de oír su voz tan apasionada. Como le dolía no tenerlo todas las noches y días. Sin poder más, en su tormento, María se sentó frente al piano y sin sentido tocó las teclas.
- Adoro cuando cantas para mí, Ojos. ¿No quieres cantar para mí ahora?
Aquella voz la invadió de nuevo y ella ni siquiera se molestó en responder, simplemente se levantó del piano, estaba tan cansada, tan exhausta, tan dolida, volvería a la habitación, ¿quién sabe si acostándose en la cama finalmente el sueño la encontraría y la haría olvidar por unas horas? Pero no llegó a cruzar la sala, ya que él la sostuvo por el brazo, impidiéndole continuar.
- Necesitas irte, Alejandro. Por favor, necesito que te vayas. - pidió frágil.
- ¿Después de todo este tiempo, así es como me recibes?
- Ya no quiero verte. - Sin mirarlo, trató de liberar su brazo de la mano que lo sostenía, pero él fué más fuerte, manteniéndola cerca.
- ¿Un mes fue suficiente para que dejara de amarme? - Preguntó un tanto triste.
- No he dejado de amarte. Nunca dejaré de amarte... - María sentía un dolor tan fuerte en el pecho que le costaba hablar.
- Entonces, María...
- ¡No! No, Alejandro. Tienes que irte. Tengo que dejarte que te vayas. Es lo mejor. - Casi entre lágrimas, suplicó con la mirada.
Alejandro la agarró entonces por ambos brazos y la apoyó en la pared, en esa misma pared en la que tantas veces se besaron.
- ¿Lo mejor para quién, María? ¿Para ti? Porque para mí no lo eres. Nunca lo fuiste. Acepté tu voluntad, hice lo que me pediste, pero no puedo más. No puedo más quedarme lejos de ti. No sé vivir sin ti, Ojos, no sé! - Él también le suplicó con la mirada.
Lágrimas caían de los ojos verdes, lágrimas de desolación, de angustia. Confusa, María los cerró fuerte, esperando abrirlos y no verlo más frente a ella. Pero su presencia continuó allí, insistente, implorando por su amor, podía sentir las manos de él en sus brazos, su cálido aliento tan cerca. Hasta aquel momento, creía que era otro delirio suyo Alejandro estar allí, porque realmente no podía estar allí, una vez que estaba al otro lado del océano, a kilómetros de distancia, muy lejos. Sólo podrían ser sus ojos viendo cosas que su corazón anhelaba desesperadamente ver, pero las sensaciones eran tan vívidas, tan reales, entonces se dió por vencida y volvió a abrir los ojos.
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Maria&Alejandro_Siempre Juntos!
FanfictionCapítulos únicos con otras historias entre María Inés y Alejandro (Mirada de mujer), historias que mi corazón extraña. Capitulos únicos com outras histórias entre María Inés e Alejandro (MDM), histórias que meu coração sente falta.