Capítulo 1

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∞Roier de Luque∞


17 años.


Increíble estoy llegando tarde a mi primer día.

— Tengo un hijo tonto, definitivamente.

— ¡No me ayudas, papá!

— ¿Y cómo quieres que te ayude, hijo bobo? ¿Quiéres que construya una máquina del tiempo?

Stop.- habló Foolish, golpeando suavemente el hombro de su marido. — Lo pones nervioso, my love.

— Y él me pone nervioso a mi.- argumentó.

— Vamos, hijo culón.- sonrió el rubio. — Sube al auto, yo te llevo.

— ¡Gracias!

Corrí fuera de la casa, colgando mi mochila sobre mi hombro izquierdo. Al abrir la puerta del copiloto, solté un bufido al notar a mi hermana menor sentada allí.

— ¿Se te perdió algo, hermanito?- sonrió

— ¿Qué haces aquí? Los niños van atrás.

— No soy ninguna niña, tengo doce años.

— No mames, Leonarda. Esta vez me tocaba a mi ir adelante.- apareció Bobby, enojado con su melliza.

— Ey, esa boca, Bobby.- lo regañé

— ¿Y tú qué haces aquí? ¿No entrabas hace media hora?

— Ya sé, pendejo.- golpee su hombro, nervioso. — No hace falta que me lo recuerdes.

— ¡Ey, yo que culpa tengo que seas un irresponsable!

— Te estas ganando unos buenos chingadazos, Bobby Alberto.

— ¡No me digas Alberto!

— Si, peleen, yo los grabo.

— ¡Chingas a tu madre, Leonarda!- grité al unísono con mi hermano menor.

— ¡Ey!- ambos giramos, encontrando a papá Foolish con el rostro enojado. — No le hablen así a su hermana.

— Claro, como es la favorita.- se cruzó de brazos Bobby, celoso.

— Pues sí.- concordó la niña, feliz.

— En esta familia no hay favoritos, Bobby.

— Si, claro.

— No hables por lo bajo.- señaló al menor. — ¿Qué hacen que no están dentro del auto todavía?

— Leonarda está en mi lugar.- vuelvo a hablar junto con Bobby.

— Este es mi lugar.- se defiende la niña.

— No, ese lugar es de papá Vegetta.- sonríe el rubio. — Los tres van atrás.

— ¿Qué? ¡Pero yo soy el mayor!

— ¿Y? Atrás, los tres. Ahora.

Leo gruñó, desabrochando su cinturón y abriendo la puerta del copiloto con fuerza, golpeando mi espalda. Contuve el impulso de jalarle el pelo y esperé con impaciencia a que los mellizos se acomoden en los asientos traseros para luego subirme del lado de la ventanilla. Cuando Bobby empezó a reclamar por quedar aplastado en el miedo, simplemente argumente que yo iba a bajarme primero y que necesitaba estar cerca de la puerta.

El auto arrancó sin más miramientos y revisé el reloj en la pantalla de mi teléfono, estaba llegando 45 minutos tarde. Perfecto, Roier, perfecto. Primer día de clases en una escuela nueva y ya estabas dando buena impresión.

Infinitus |Guapoduo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora