Una Familia

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La cabaña era muy pequeña, con tan sólo cuatro habitaciones, para los siete que eran, no había lugar para otra persona más. Una habitación fue para Pedro. Christian por su parte dejó que Maite durmiera en una habitación, con su intimidad, aunque sólo serían un par de días, el dormiria en la sala. Christopher y Dulce decidieron compartir la habitación, ya era hora tomarle seriedad a su relación, ambos pensaban que después de que todo esto acabará, se unirían en matrimonio, y compartirían sus carreras, trabajarán juntos, y harían una familia.
Any estaba muy mal, tanto mental como física, Poncho compartió habitación con ella, para cuidarla, y para velar su sueño.

Había un silencio muy incomodo en toda la sala, hasta que Christopher rompió aquel ambiente.

-Nos vamos en tres dias- tomando un trago a su copa de vino.

-Esta bien...- dijo Dulce, retirándose de la sala y dirigiéndose a la habitación donde se encontraba Any.

Dulce, al igual que todos estaba muy preocupada por la salud de Any, desde Canadá que no hablaba con ella, quería tener un momento a solas para conversar tranquilas, sólo ellas dos, así era cuando estaban en RBD, cuando una tenia un problema sólo se buscaban y ya, cualquier problema que pudieran tener se desvanecia con la ayuda de una de ellas.

Christopher la siguió hasta la habitación, pero Dulce le cerró la puerta en la cara. Dulce se acercó despacio hacia la cama y se sentó en ella, extendió su mano y le toco la frente, por alguna extraña razon, al ver a Any así, le recordó cuando ella la acompañaba a las terapias para recuperarse de esa horrible enfermedad que casi termina matandola.

-Campanita...- susurrando y acariciando su pelo- Ey, oye, despierta...

-Dul, hahaha- hablando con la voz un poco quebrada.

-¿Como estas?- con una lagrima que bajaba por su mejilla- Sabes, tengo un problema- limpiando todas las lagrimas que caían sin parar.

-Me duele mucho- tocándose el moreton que tenía debajo del ojo y haciendo una pequeña mueca de dolor, y con una cara llena de tristeza.

-No...no te toques Any- retirando la mano de ella de su cara.

-Me...me duele todo el cuerpo, me lastimo, el lo hiso- rompiendo a llorar- Yo...yo sólo quería volver a verlos y estar otra vez con ustedes...sólo una última vez- ajitándose cada vez más.

-Any...- conteniendo las lágrimas para ser fuerte, por ella- tranquila, ya...- abrazandola- ya paso, ya nadie nunca más va a volver a separarnos, Any calmate- sin conseguir calmarla.

-Dulce... no me dejes sola- llorando como nunca la había visto- por...porfavor- calmándose y recibiendo el abrazo que Dulce le daba.

- No, Any nunca te dejaré sola- soltando todo el llanto que ya no podía controlar- ¿recuerdas cuando yo solía contarte mis problemas y tu los tuyos - separándose y limpiando la cara de Any que estaba llena de lagrimas- ¿y que después nos ayudavamos para resolver ese problema, que no importaba cual grande fuese?- consiguiendo que se calmara.

-Me gustaría regresar el tiempo, que nunca nos hubieran separado y...y que...que siempre fuéramos una familia- tratando de sentarse.

-Cuidado, Any...Any despacio- ayudándola a pararse.

-Tengo que hablar con todos, tengo que pedirles perdón por el problema en el que los meti- caminando un paso a la ves con la ayuda de Dulce.

-Sabes que no es necesario, no tenemos que perdonarte de nada, que haríamos cualquier cosa por ti- abriéndola puerta y saliendo abrazada de Any.

Todos completaron a verlas, pasmados, y esperando alguna palabra de cualquiera de los siete. Maite no lo pudo resistir y corrió a abrazar a Dulce y a Any, la tres sonrieron ante el recuerdo de tantas veces que habían hecho eso, y también ante el tiempo que habían dejado de hacerlo.
Habían miradas por todas partes, Poncho no dejaba de ver ni por un segundo a Any, ella lo noto, estaba apenada por todo lo que les hiso pasar, y aunque ninguno la veía con odio, sentía que había rencor en el corazón de cada uno.

-De verdad lo siento tanto...- exclamó Any bajando la mirada.

Poncho se paro del sillón y fue hacia las tres y las abrazo, Christian lo siguió asiendo el abrazo más grande, Pedro no lo pensó dos veces y los abrazo como si en realidad fueran sus hijos. Christopher penso; ¿es esto real?¿otra vez seremos una familia?... pero no le dio tiempo de analizar su siguiente pregunta pues Dulce lo jalo de la camisa e hiso que se uniera a aquel gran abrazo.

-Gracias...- susurro Any.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora