"Amor..."

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Poncho no durmió en toda la noche, velo el sueño de Any y aunque la cama era muy grande prefirió dejarla sólo para ella, el estaba perfectamente acomodado en una pequeña silla al lado de Any.
Dormía en una posición muy cómoda, el recordaba que años antes le encantaba dormir, ver películas, leer, bailar, cantar...
¿Cuando se amargó su vida? Se preguntaba, ¿fue la separación del grupo? O talvez fue perderla a ella. Nunca lo aceptó, nunca aceptó que la extrañaba, que extrañaba su risa, su mirada llena de luz, sus bromas, su forma de hablar, cuanto le facinaba bailar y cantar.

Sentadito, con una mano que reposaba en su barba y las cejas levantadas sin quitar la mirada de ella, se le ocurrió una idea, para sorprenderle y que tuviera un buen día, le prepararia el desayuno, así que se levantó y salió corriendo por la puerta.
En la cocina se topó a Pedro, ambos se saludaron y Poncho busco algo en la alacena para comer, afortunadamente había más que suficiente para preparar el platillo perfecto.

-¿Como amanecio?- lo interrumpió Pedro, refiriéndose a Any.

-Creo que bien, bueno yo la vi dormir muy tranquila- revolviendo un par de naranjas.

-Tu no dormiste, ¿verdad?- viendo las ojeras que tenía bien marcadas.

-No mucho, pero estoy bien...-soltando un suspiro- no has visto a los demás, desde ayer que no los veo.

-Dulce y Ucker ya se están levantando, porque escuche un pequeño grito hace rato- recordando la voz de Christopher- y... Mai salió muy temprano con Chris.

-No manches Pedro, tu te sabes todas- riendo un poco- ¿no quieres venir a almorzar con nosotros?- tomado la bandeja con el desayuno encima, listo para irse a su habitación.

-Mejor... porque no sacas a la bella durmiente de su guarida, ¿que te parece?- sonriendo.

-Creo que... es perfecto, así se le bajaría un poco la depresión.

Poncho corrió al cuarto y se metió de golpe, pero se llevó una gran sorpresa al ver que Aun no estaba en la cama, supuso que estaría en el baño, cuando se hacer o para tocar la puerta y confirmar que estaba ahí adentro, la puerta se abrió y Any salió muy arreglada, Poncho se sorprendió mucho, no se parecía nada a la Anahi que llegó la noche anterior. Ella salió tomando un mechón de cabello y atandolo con una liga, pero paro de repente al ver a Poncho.

-¿Como te sientes?- cerrando la puerta detras de el.

-Ven- tomando de la mano a Poncho- necesitamos hablar, desde Canada que no platico contigo- ambos se sentaron.

-Ayer llegaste muy cansada y pues...- suspirando- te dejé dascansar, quiero que sepas que no hay absolutamente nada que perdonar- tomando su mano.

-No, no Poncho tu no entiendes...- tornando sus ojos a un poco llorosos- Manuel...Manuel...

-¿Que te hizo, Any dime que te hizo?- alterandose- ¿Any?- recogiendo la lagrima que caía por su cara.

-Es...que el, el lo volvió a hacer, Poncho, lo volvió a hacer...-llorando sin poder controlarlo.

-No, mi amor, no llores- terminando por abrazarla- no llores.

Poncho no sabía que decirle, lo que le paso fue algo muy grave, estaba tan enojado, que pensó en regresar a Chiapas y matarlo. Pero lo que más coraje le daba era que el le prometió que nunca jamás la volvería a dejar sola y que ya no dejaría que nadie y mucho menos el la tocará, pero no cumplió, y eso lo tenía muy molesto con el mismo, el amor de su vida sufría y mucho, no pudo protegerla, pero ahora no dejaría que nadie le volviera a ser daño.

-Amor...- te juro, te juro que ya nunca más volveré a dejar que nadie absolutamente nadie y mucho menos el te vuelva a tocar- tomando su cara para verse frente a frente.

-¿Lo juras?- calmándose un poco.

-Any, yo...yo te amo, y daría mi vida por ti- pegando su frente con la suya.

-Yo también te amo- cortando la poca distancia que quedaba en tres ellos.

Aunque ya todo había cambiado, ambos pensaban que el sabor de sus labios era el mismo, después de todo, aun se amaban cómo locos.

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora