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Max y yo nos dirigíamos al cine del pueblo

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Max y yo nos dirigíamos al cine del pueblo.
Al llegar, compramos los boletos y después fuimos a comprar palomitas y refresco.

Mire a Max, quien parecía algo distraída.

— ¿Que se te antoja? - Pregunte.

Ella me miró y sonrió.

— Palomitas y refresco.

— ¿Solo eso?

— Sí.

— ¿Segura? Yo pagaré.

— Estoy segura, Mar.

Asentí lentamente. — Bien. - Sonreí.

— Linda pijama. - Dijo alguien a mis espaldas.

Había ido en pijamas, pues no tenía el suficiente ánimo para ponerme otra cosa.

Me giré y le di una mala mirada a Harrington.

— ¿Disculpa? - Me cruce de brazos.

— Te ves fatal. - Me miró de abajo hacia arriba. — Parece que te paso un tren por encima.

Sí, mi aspecto no era el mejor en este momento, pero en mi defensa, él estaba exagerando.

— Idiota... - Suspire y me volví a girar.

Ordenamos nuestras cosas y nos dirigimos hacia la sala.

Harrington y su novia entraron a la misma sala y se sentaron Justo detrás de nosotras.

— Lo que me faltaba... - Suspire pesadamente.

— Ya va a comenzar la película. - Me aviso Max.

La película comenzó, y todo iba bien, hasta que Wheeler y Harrington comenzaron a discutir.

— Te dije que no quería venir, Steve. - Dijo la chica.

— Pero ya estamos aquí, Nance.

— Ire al baño. - Aviso Max.

Yo asentí y seguí viendo la película.

— Está película es tan aburrida. - Dijo Wheeler.

— ¿Pueden callarse? - Me giré hacia ellos. — Yo si quiero disfrutar la película.

— ¿Puedes callarte tu? - El chico me dio una mala mirada.

— Yo no soy quien está discutiendo.

— No te metas. - Me lanzó un puño de palomitas.

— Hijo de... - Me levante de mi asiento. — Eres un imbécil. - Le lancé las palomitas.

— ¡¿Quien te crees?! - Me lanzó más palomitas.

Y así comenzó una guerra de palomitas y refresco, hasta que nos sacaron de la sala y el cine.

— Lo siento, Max. - Mire a la pelirroja.

Inevitable → Steve Harrington Donde viven las historias. Descúbrelo ahora