0 1 6

503 49 3
                                    


Había estado ideando un plan para que Margaret dejara de hacerse la chistosita conmigo, ¿a que me refiero? Bueno, a ella le parecía divertido el espantar a las chicas con las que yo coqueteaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Había estado ideando un plan para que Margaret dejara de hacerse la chistosita conmigo, ¿a que me refiero? Bueno, a ella le parecía divertido el espantar a las chicas con las que yo coqueteaba.

Necesitaba encontrar novia, para así demostrarle a Wheeler que no me había dolido nuestra relación fallida.

Aunque ella parecía estar muy distraída y enamorada de Byers, ¿que le veía? Quiero decir: ¿Que tenia el que yo no?

— Deja de pensar y ponte a trabajar, imbécil. - Margaret pasó por detrás de mi y me dio un golpe en la cabeza.

— Estoy trabajando, niñita.

— Estas mirando y mirando a Wheeler y su enamorado. - Se cruzó de brazos. — Ve a atenderlos. - Me dio dos cartas del menú.

— ¿Que sabes sobre ellos? - La mire seriamente.

— Se mucho. - Guiño y se fue a atender a otros clientes.

Yo me acerque a los enamorados y deje caer las cartas sobre su mesa.

— Bienvenidos. - Dije fríamente. — ¿Saben que pedir?

— Hey, Steve... - Nancy sonrió levemente. — No sabía que trabajabas junto a Mar.

— Llevo dos semanas aquí, que curioso que no lo supieras.

— Será porque Margaret no habla sobre ti... - Hablo Byers.

— No, no lo hace. - Dijo Nancy.

— Estoy seguro que soy un tema muy interesante para Margaret, tanto que ella no deja de hablar sobre mi.

— Ni al caso. - Dijo Margaret, quien pasaba por detrás de mi. — Eres un buen tema, de hecho. - Dio leves palmadas en mi espalda. — Pero de risa. - Sonrió burlonamente.

Cuando estaba por irse a entregar las cosas a la mesa vecina, yo puse mi pie frente a los de ella, haciéndola caer.

— ¡Joder! - Me miró desde el piso.

— Eres un buen tema de risa. - Me encogí de hombros. — ¿Que tal el clima ahí abajo?

Byers se levantó para ayudar a Margaret, esta se levantó y limpio el desastre.

— ¿Les tomó la orden? - Pregunte a Wheeler.

Ella negó.

— ¿No? Bien, pueden irse si no les gusta. - Me dirigí al mostrador. — Buenas noches, señorita. ¿Le han dicho que sus ojos son muy bonitos? - Le dije a una chica morena que esperaba a que le recibieran su orden.

— No eres a la primera que se lo dice. - Dijo Margaret, pasando junto a mi. Me miró mal y se dirigió a la cocina.

— ¿Me permites? - Sonreí a la chica y me dirigí a la cocina. — ¿Cual es tu problema? - Me acerque a Hargrove.

Inevitable → Steve Harrington Donde viven las historias. Descúbrelo ahora