[𝐿𝑎 𝐹𝑒𝑙𝑖𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑆𝑜𝑙𝑜 𝑆𝑒 𝐸𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜] ❀

Tonto Uzumaki

𝐴𝑑𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 ⚠︎

𝐶𝑜𝑛𝑡𝑒𝑛𝑖𝑑𝑜 ✍︎

(𝑈𝑛𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠𝑜 𝐴𝑙𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜)

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~ Me encuentro sola.

Escondida en algún parque de ésta ciudad.

~ Mi mente me grita pánico por donde sea, mis sentidos están al 100%.

Me acurruco lo más que puedo mientras un quejido sale de mi boca por haberme lastimado el tobillo corriendo.

Rememorando lo que me había pasado hace poco en mi mente.

Sentí que estaba a punto de ser violentada por alguien y el pánico me inundó por completo.

Corrí y corrí sin voltear hacia atrás, hasta el punto de pisar un bache y caerme.

Me levanté con dolor y me dirigí al lugar más cercano donde vi un lugar "seguro".

Me escondí y ahora aquí estoy.

Esperando que no me pase nada malo mientras pasa la noche.

~ En eso mis oidos alcanzan a escuchar pisadas y me lleno más de pánico.

Hasta que algo se asoma entre la hierva que me rodea y grito para que me deje sin hacerme nada.

Entonces lo escucho.

Escucho la voz de esa persona que ahora es parte de mi vida sin que los dos lo hubieramos querido.

~ Me habla y me pregunta qué me pasó.

Pero no puedo ser capaz de responderle por el pánico que me rodea aún.

Así que solo le pido perdón sin razón y le digo que me duele mucho mi tobillo.

Haciendo que me responda con un suspiro y me diga que regresemos a casa.

Eso me tranquiliza un poco y le respondo que sí, pero que no podía caminar.

Logrando que me carge en su espalda, entonces inicia el camino de regreso mientras le cuento lo que sucedió, ya con un poco más de calma.

Sintiendo los latidos de mi corazón envolverme, deseando que llegue otro día acompañada de su lado.

- No me dejes caer, te lo pido. -

Mientras el me carga en su espalda asintiendo y dirigiendome las palabras que nunca esperé que me dijera después del poco tiempo de conocerlo.

- Jamás. -

Un aura de ensueño nos envuelve completamente a los dos.

~ En un hermoso anochecer lleno de luz y calidad.

Aunque haga frío no se preocupa y sigue su camino sin importar el peso de mi cuerpo en su espalda.

Llegamos a casa y abre la puerta con sigilo para que los vecinos no despierten.

Poco después me deja caer como un costal de papas en el mueble y ahí es cuando vuelvo a la realidad.

- No te pedí que salieras. -

- ¿Acaso eres una niña pequeña y berrinchuda? -

- Eres tan tonta, ni tan siquiera lo piensas, solo lo haces. -

Me habla con desprecio.

Un enojo me invade pero no le respondo nada.

Mientras me mira y me dice de la nada: