𝓟𝒊𝒆𝒏𝒔𝒐 𝒆𝒏 𝒕𝒖 𝓜𝒊𝒓𝒂 ₊ ⋆ 𝑳𝒊𝒙𝒋𝒊𝒏/𝑯𝒚𝒖𝒏𝒍𝒊𝒙

1- Celos.

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Reposa la mejilla en la mesa de su aula. Mira de lejos a ese castaño que ríe con su amigo.

Aprieta el puño. ¿Qué se cree Jeongin para hablar con su pecoso?

Esa sonrisa... Tan divina. Es preciosa.

Perlas brillando en su boca, entre sus labios acorazonados; suaves y cuidados. Color coral, brillantes y tersos como el cielo.

Todos pueden ver su preciosidad... Eso le llena de impotencia.

Desearía ser el único que pudiera.

Siente que es suyo... Pero, ¿acaso él le considera alguien importante en su vida?

Faltan cinco minutos para que acabe esta hora y poder ir a casa. Siente estrellas fugaces en el estómago que se desmayan cuando ven a Yongbok.

Este niño tiene un ángel ardiendo en el pecho. Puede ver ese halo en su cabeza. Esas pecas indican que es el cielo mismo.

Brilla como la Luna.

Aunque la Luna no brilla, él, sin tener luz propia, sabe destacar como ninguna otra persona. Todos quieren mirarle por su belleza. Es brillante, se asemeja a una escultura griega.

Quizás él es el mismo Eros...

Siente celos de la Luna. Esa roca en medio del cielo, rodeada de puntos de gas estrellados. La odia, por Felix querer mirarla. Igual que el cielo y las estrellas que sabe que adora ver por la madrugada.

¿Algún día le hará caso? ¿Debe también caer desmayado para que le haga caso, una estrella fugaz?

Vuelve a apreciarlo. Suspira, una sonrisa involuntaria.

Mariposas sueltas en su estómago. Como en un campo, por la calle. Si se fija en ese sentimiento, no se perderá detalle.

Es tan cálido de apreciar... Quiere abrazarlo y esconderlo en sus alas grisáceas y por desgarrarse de su espalda. Con Yongbok todo se siente un poco más familiar, sin él, comienza a llover.

Anhela ser alguien importante para este hermoso chico.

Él nunca le fallaría a Lee. Igual que las estrellas fugaces nunca fallan atacando su estómago. Y explotando, desmayadas, agudizando el miedo cuando se da cuenta de que cada sonrisa coralina y fresca que reluce no es para él.

Aprieta la caja de terciopelo en sus manos. Comienza a dudar de su reacción. ¿Un abrazo, un beso, un desprecio? Cree que la tercera opción es la más real...

Picos en las estrellas. Picos en las espinas que no le dejan entrar a su corazón. Son dolorosas, y está desangrándose.

Luego, se fija en Jeongin. Tan pesado... Una molestia. Seguidamente, en Haerin; otra más del montón. Minji es igual, y ni hablar de Hanni o de Danielle. ¿Y Seungmin? Son patéticos.

Rueda los ojos hacia la ventana. Aburrido.

Debe actuar ya. Se acerca al castaño con un manojo de olas que comienzan a subirle por la garganta y explotan en la orilla. El grupo deja de reír al notarle. Toca el hombro de su chico.