Ditto || Tabiori

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Hiori se despertó lo más rápido que pudo, se levanto abruptamente mareándose al hacerlo, nada inusual ya que aquellos mareos al levantarse siempre le sucedían. A pesar de ser algo común en su rutina aun le fastidiaban sus mareos.

Su despertador sonaba tan fuerte que ensordecía a cualquiera que la haya escuchado, la apagó un poco nervioso debido al intenso ruido que estaba causando en plena mañana. Se pudo escuchar uno de los gritos de su madre diciéndole que no hiciera tanto ruido.

Luego de eso suspiró un poco cansado, otra vez la misma rutina, finalmente se volteó dirigiéndose al despertador sobre su mesita de noche, 6:30 am.

Habían pasado dos semanas de su primer día de clases y aun no llegaba a acostumbrarse a su rutina escolar de todos los años, nunca se le había complicado tanto hasta ahora; el menor suponía que era debido a su horario en el campamento de fútbol élite en el que estuvo, el horario era un poco más flexible debido a que eran vacaciones, pero ahora volviendo a su rutina no se sentía a gusto.

Por otro lado se encontraba tomando una ducha para ir a la escuela, Hiori se puso a pensar en lo que había pasado en esas dos semanas, conoció a personas nuevas, habló con gente que nunca en su vida planeo interactuar, vio a su amigo enamorarse por enésima vez; y le era muy raro pensar que todo estaba yendo perfectamente.

Sentía que si no pasaba nada malo ahora, después el problema sería mucho mayor, se estremeció de solo pensarlo.

Incluso después de su ducha durante el tiempo que se tomó para vestirse como indicaba el código de vestimenta en su bachillerato no pudo evitar pensar en el plan de su amigo que lo involucraba directamente.

Si bien era cierto ya había intercambiado palabras con Karasu y no solo por medio de un videojuego, sino en los entrenamiento, en el receso, en los baños de los vestidores e incluso en los baños del bachillerato, aun le costaba interactuar con Karasu hasta sentirse lo suficientemente confiado con el mismo para poder proseguir con el plan de Nanase.

Pero lo que más temía sin duda es que sus esfuerzos por congeniar con Karasu se vieran muy forzados, para empezar no estaba de acuerdo con el plan de Nanase, usar al hermano de la chica que te gusta para llegar a ella, le parecía demasiado extremo y hasta un poco cobarde, de todas maneras no podía juzgarlo, conocía lo suficiente a Nanase como para saber que era un buen chico. Hiori simplemente no quería dañar a nadie con las decisiones que tomaba, tenía bastante con el.

Lo estaba pensando seriamente, ya no quería involucrarse con alguien más en este nuevo año, solo lo hacía por Nanase. Hiori pensaba que después de ayudar a su amigo no tendría problemas con Karasu, le caía muy bien, pero no pensaba en que serían muy amigos, ni si quiera pasaba por su mente.

Y su tiempo se fue de manera apresurada, eran las 7:10am lo que quería decir que llevaba cinco minutos de retraso; incluso su madre lo vio apresurado recorrer por toda la casa para salir lo más rápido posible, pero ella no entendía porque Hiori iba tan temprano, si las clases empezaban a las 7:30am y lo más tarde que podría llegar sería a las 7:45am. Junko pensó que su hijo estaba empezando a esforzarse más por el fútbol de alguna manera, así que no lo detuvo con su nueva rutina.

Al llegar a la entrada de la escuela Hiori se notaba muy apresurado, saludó con timidez al portero quien estaba aun atónito de ver como el chico era demasiado puntual incluso en su tercer año donde se suponía que estaba a un paso de despedirse del bachillerato. Y con toda certeza podría decir que el portero lo conocía desde su primer año, al parecer todavía no se acostumbraba a la extremada puntualidad del menor.

Hiori entró con una sonrisa dibujada en su rostro intentando disimular su vergüenza, no obstante el sudor en su rostro lo delataba, pero tenía la excusa perfecta que era el haber corrido para llegar tan temprano. Suspiró algo fastidiado por la situación, probablemente el olor limpio que tenía antes ya se había esfumado.