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—¡Podrías dejar de hostigarme, golfa de mierda!—gritó su padre golpeando la mesa con su puño, estaba a punto de explotar. Observando el ambiente, el menor allí presente bajo la mirada.

Hiori suspiró profundamente una vez más antes de terminar de desayunar, se levantó de la mesa lo más rápido que pudo, no estaba muy entusiasmado con las discusiones rutinarias de sus padres a cada momento. Siempre se trataban de días difíciles cuando sus padres intercambiaban palabras, extrañaba cuando ambos estaban tan ocupados en sus trabajos que no podían hablarse en todo el día, pero las cosas habían cambiado sin saber si era para bien o mal.

Probablemente habían pasado unas horas desde que se encontraba despierto cuando habían empezado los gritos en su hogar, otra vez no pudo descansar de la exhausta rutina que manejaba, salió de su habitación para tomar una ducha momentánea. El inicio del año escolar llegaba, algunos estudiantes se entusiasmaban por su primer día mientras que otros—como el—realmente no estaban entusiasmados.

Sin embargo no tendría que hacer tanto esfuerzo, después de todo el estar en el equipo de fútbol de su escuela le ayudaba bastante en sus notas, habían veces donde lo sacaban de clases para entrenar lo que encontraba divertido al no tener que estar un minuto más en esa estúpida clase de Química.

Estar en un salón de clases con veinticuatro desconocidos y un conocido era más caótico de lo que había pensado. Nanase ya era un conocido suyo, la primera vez que se hablaron fue hace dos años y desde ese momento no han dejado de hablarse, Hiori podría considerarlo su mejor amigo aunque le daba pena ser el único que lo consideraba así cuando probablemente Nanase ya tenía otros amigos, se sintió un poco inferior.

No sabía si considerarlo como un conocido o no, pero había intercambiado unas palabras con Otoya a finales del año anterior, fue un hola y adiós, pero al menos ya conocía al chico. Rara vez notaba la mirada fija de aquel chico, Hiori hasta ahora cree que es porque hizo algo ridículo que llamó la atención de Otoya.

También estaban los más difíciles de tratar, incluso de observar. Bachira, ese tipo estaba un poco loco, o al menos era el adjetivo menos ofensivo con el que Hiori podía describirlo, muy pocas veces lo observó hablándose con alguien que no sea Otoya, a pesar de que Otoya se veía por momentos algo incomodo con la cercanía y demasiada confianza que Bachira mostraba realmente parecía quererlo, como un amigo.

Kurona era un tipo bastante callado, era fácil de tratar ya que no se inmutaba incluso si la escuela se estaba derrumbando, Hiori tuvo una buena impresión del chico ya que—en sus propias palabras—era más fácil lidiar con alguien parecido a el, además de que lo conocía desde hace unos años por su constante participación en el equipo de fútbol de su escuela.

Así que podría decir que tan ajeno a los demás no era, solo esperaba no conocer gente nueva con la que lidiar.

Además de el seguro exhausto año deportivo que le tocaba pasar tendría que lidiar con sus deberes como estudiante, a este paso Hiori ya quería jubilarse antes de haber empezado a trabajar. Lo que más lo molestaba era el hecho de que ya no tendría tanto tiempo para jugar videojuegos, se quería morir.

A pesar de eso Hiori intentaría arreglárselas aunque—en palabras de Nanase—Hiori siempre terminaba el año más rápido de lo que comenzaba, recuerda la vez que estuvo un mes sin asistir a clases por la simple razón del campeonato nacional de todos los años, Nanase pensó que duraría máximo dos semanas, pero cuando observó a su amigo volver con un semblante más cansado de lo normal entendió, al menos habían quedado como semifinalistas.

Así entonces comenzaba otro de sus peores años, según Hiori.

Hiori se sobresaltó cuando escuchó al autobús que se estacionaba en el paradero. Había olvidado que estaba esperando la llegada del autobús, observó a la gente subir apresurada, supuso que era por la hora, que por cierto, ¿que esperaba para subir?

Ditto || TabioriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora