7. Cautiverio

8 0 0
                                    

25  Septiembre 5:42 pm  Hojas sueltas del diario de Dan 


"Cuéntale al mundo nuestras historias y jamás olvides, que existimos mientras alguien nos recuerda." Carlos Ruiz Zafón El  Laberinto de los espíritus.

La niña vestía un abrigo color Vino, vestido negro y unas botas de lluvia que al parecer a sus 12 años ya no era necesario usar, recogió su cabello bien cuidado en una coleta que dejaba al descubierto sus pendientes de forma de luna color negro también. Mientras esperaba el Autobús de la escuela, ella solo se dedicó a ladear la cabeza el al ritmo de la música en sus audífonos.

Me dediqué a mirarla por poco tiempo pero, nuestras miradas se encontraron y fue cuando sentí que se asombraba de ver a un niño al menos a uno de clase media como yo.

Siempre había sido un niño poco Querido, aunque ya llevaba años en la misma escuela empecé a sentir que simplemente no encajaba con los compañeros que me rodeaban, mismos gustos, misma moda, repertorio, y todo lo que se les atravesaba, pensar en el último videojuego .

Yo era uno de esos a los que le hacían el feo, a quien despreciaban y a quien lo hacían menos por tener menos recursos, y aunque me destacaba por mis buenas notas no conseguía eso que yo quería: Compañía.

Mis padres eran prácticamente inexistentes. La persona con la que más tiempo pasaba era mi tía paterna, la única que parecía importarse. Mi madre me consideraba un error desde el día en que nací. Su sueldo, prestigio y vanidad se destacaron al darse cuenta de que no podía soportar la responsabilidad de cuidar y criar a un niño que no había pedido. Al descubrir que estaba embarazada, con apenas 14 semanas de gestación, decidió tenerme solo porque mi padre le propuso que, en lugar de verme como una obligación, lo criaría como una bendición.

Cuando tenía cinco años y medio, ella me dejó y se fue a París para estudiar diseño de modas y modelaje. Mi padre, al ver que su sueño de tener una vida y familia estable con un matrimonio e hijos no se había materializado como esperaba, optó por hundirse en el vicio del alcohol. Así que ya había aprendido a pasar tiempo solo.

El bus se acercaba a mi escuela, y vi como ella se bajo con una delicadeza, que decidí ignorar.

Dentro de mi, sentí como se me encogía el estómago al ver que, cuando me parara a decir que había hecho en mis vacaciones solo tendría que decir que "me fui a parís" donde mi madre me esperaba con anhelo. Obviando que ella no me había llamado desde que tenía 5. 









Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 07 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Puntos suspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora