02 | Sin poderte hablar.

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Back in the past.

Jeon Jungkook siempre se identificó con las canciones que reproducía la radio de su madre, que ahora él mantenía en su pequeño departamento.

Odiaba escuchar música por internet, lo detestaba, pero si esta provenía del viejo aparato que antes pertenecía a su progenitora, su ánimo cambiaba rotundamente y una linda sonrisa aparecía en su rostro, mientras su cuerpo manifestaba su alegría mediante improvisados pasos de baile. 

Era felíz. Se sentía un hombre libre. 

Su madre amaba la salsa y mucho más aún bailarla con su esposo e hijo bajo la fría noche de los fines de semana, mientras cocinaban carnes en el patio, envueltos en un ambiente tranquilo y tropical. La vida en la casa de los Jeon era acogedor, o a menos eso llegó a pensar Jungkook de niño, rodeados de plantas, buena comida y un aire familiar sin agresiones o abusos, simplemente paz. 

Su infancia fue agradable, no tenía palabras para describirlo, vivía como un niño normal de clase media, no sufría de bullying o algún tipo de rechazo por parte de su entorno, solo era un niño que le gustaba estar en casa con sus padres. Sin embargo, toda la calma en la que vivía tenía que acabarse en algún momento y fue en su adolescencia. Tenía tan solo 14 años cuando presenció la escena que rompió la burbuja en la que vivió toda su vida, arrancándole la inocencia que tenía, si bien es cierto ya era un adolescente con dos dedos de frente pero aún vivía encerrado en un mundo el cual no era real, un mundo en el que la maldad no existía y solo era su pequeño núcleo familiar y él mismo, sin nadie más. No existían los temidos vicios ni mucho menos la violencia hacia las personas. Jeon no veía televisión, sus padres decían que no era bueno que un "niño" como él viera desgracias en pantalla. No era apto. Además nunca había tenido "la charla", a sus 14 años nunca pudo entender bien como es que él había llegado al mundo, "nací por el amor que tenían mis padres". No le hablaron de sexualidad. No le dijeron que había gente mala. No le dijeron que tenía que cuidarse de los vicios.

No hasta que pasó.

Su padre había llegado borracho a la casa y se encontraba golpeando a su madre.

Desde ese preciso instante Jeon Jungkook supo que no todo en la vida era color de rosa, no todo era bailar salsa los fines de semana con mamá y papá, no todo era ver caricaturas. No todo era ser buen niño. No todo era levantarse temprano e ir a la escuela. No todo era ver a mamá y a papá como la pareja perfecta. No todo era presumir a su familia. No todo era amor.

A veces se tendría que sufrir.

Las lágrimas brotaban lentamente de sus ojos y su boca lentamente se abría mientras observaba como su madre gritaba por clemencia y su padre era completamente indiferente ante su llanto. Gritos. Golpes. Tristeza era lo que vivía Jungkook en ese momento, dejando de lado su perfil sumiso, introvertido, tímido y tranquilo por uno totalmente diferente.

Click.

Como si de una cámara se tratara, su mente capturo ese instante, manteniéndolo para siempre en un baúl que era llamado como conciencia.

El niño que algún día fue se había ido. Ahora estaba siendo tratado como un enfermo.

"Tener transtorno límite de la personalidad es una enfermedad,

soy un loco por tu culpa, papá."



5 meses antes de lo sucedido.


Jeon había llegado a su departamento luego de haber tenido un ataque de celos a escondidas del chico del que se había "enamorado" que raramente estaba acompañado de su fastidiosa compañera de clases. Recién lo conocía y ese mismo día alguien más había hablado y hasta indirectamente coqueteado con él. Definitivamente el peor día de su vida. 

O mejor dicho, uno de los peores que vienen.

A penas cerró la puerta de su vivienda y sintió su alma salir de su cuerpo.

Asco. Asco era lo que en ese momento tenía. El deseo de poseerlo se apoderó de su ser, soltando grito tras grito y tirando de sus cabellos oscuros con fuerza, causando que uno que otro mechón de ellos sea arrancado de su cuero cabelludo sin piedad. No podía aceptar que esa chica haya hablado antes con Kim Taehyung y que peor aún, se hayan sonreido agradablemente. Su corazón ardía como si fuera atacado y maltratado por inumerables dagas, dagas que lastimaban sus sentimientos, sintiéndose la peor mierda del mundo y odiando a cualquiera que se acerque a quien él ya había proclamado como suyo. 

Gritó y sintió su garganta desgarrarse.

Arrojó todo aquello que se encuentre a su paso.

Estrelló su cabeza contra la fría pared.

Gimió de dolor.

Estaba jodido y lo sabía, su mente en ese momento no procesaba lo que vivía. Hace bastante tiempo que no le pasaba ello, había recaído en lo que tanto odiaba. La jodida obsesión.

La música que reproducía la vieja radio de su madre se hizo presente en el momento difícil por el que pasaba, interrumpiendo sus retorcidos pensamientos.

"Se que no debo decir
Lo que dicta mi emoción
Siento que gustas de mi
Y no se por cual razón
Los celos me están matando
Quiero estar cerca de ti
Y mi amor te está esperando
Yo te quiero hacer feliz"

(Sin poderte hablar; Willie Colón)

Una vez más se identificaba con las canciones que solía escuchar en familia. Y lloró, soltando toda la tristeza que lo carcomía cruelmente. Se maldijo a si mismo por caer en llanto mientras la canción sonaba, su madre le decía que la salsa era para bailarla y ser felices pero en ese momento, lo único que él deseaba era poder tan solo decirle un tímido 'hola' a ese hombre de manos bonitas.

Emprendió camino hacia su cuarto, con la intención de calmarse a si mismo y continuar el día como si nada hubiera pasado. Dejó caer su cuerpo en la cama, cerró los ojos y cayó profundamente dormido. 

Los celos lo estaban matando, quería estar cerca a él y su amor estaba esperando, quería hacerlo feliz. 



Killing me Softly | TKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora