03 | JK's pumping heart.

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Entonces despertó.

Jeon Jungkook abrió sus ojos lentamente encontrándose completamente confundido por lo que había pasado horas atrás. Esa vez su mente y pensamientos le jugaron una mala, pero muy mala pasada. Se encontraba sobre su cama, vestido con la ropa que llevaba desde que había llegado a su departamento el día anterior, su cabello estaba revuelto, sus manos con uno que otro rastro de sangre y sentía sus orbes inflamados, como si hubiese llorando por horas.

"Brote psicótico" era lo único que pasaba por su cabeza en esos momentos.

-Jodido brote, ¿por qué mierda tuvo que pasar otra vez?-Soltó molesto mientras sobaba sus ojos con desesperación, puesto que al parecer era de madrugada.

El parecer era cierto, eran exactamente las tres y veinticinco de la ténue madrugada que empapaba todo el ambiente y Jungkook maldecía a la nada por haber tenido el ataque que tanto odiaba y con el que luchaba cada que pasaba.

Las cortinas se balanceaban de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, como si de dos danzantes a la luz de la luna se tratara, producido por el fuerte viento que las azotaba en todo momento. No había luz; estaba oscuro, muy oscuro, cosa que al jóven castaño ponía ansioso.

Le temía a la oscuridad. ¿Irónico, cierto? Cuando de vez en cuando era él quien quería adentrarse en ella, sin pensar que ello le causaría temor, incertitumbre y sobre todo, la odiada soledad.

Los papeles, probablemente de la universidad, yacían sobre toda la extensión del suelo, completamente desordanados y mezclados entre sí mientras que su mochila dejaba ver los libros que aún estaban en esta.

Se levantó.

Tembló un poco.

Trató de volver a la normalidad.

Jeon Jungkook se dirigió al frente de su cama, directamente a su escritorio en el que lentamente dejó caer su parte trasera a la silla, logrando sentarse en esta, tomó algunos papeles y lapiceros. El escribir en algún momento de su vida se había vuelto tedioso, ya que era el ejercicio tonto que le había dado su psicológa a la joven edad de dieciséis años. Ahora, a sus veintiuno le resultaba inútil el hecho de hacerlo, pero el "En momentos díficiles, todo vale" logró convencerlo.

-Veremos si ahora logras tener razón, después de todo, para eso mi padre te pagó. Vieja metiche.-Rió irónicamente mientras tomaba los útiles para empezar a redactar algo en las hojas blancas.-Ni de mierda hago un diario, será algo como un portafolio de anécdotas, bonito.

Se dejó llevar por sus pensamientos y sentimientos. Escribió el primer título.

"Mi jodida obsesión por el chico Kim"

Definitivamente pasaría horas, días, semanas y probablemente meses escribiendo sobre su serio problema.

[.....]

Había pasado una semana, o hasta un poco más desde el repentino encuentro "amigable" entre Taehyung y su cuestionable pero amable compañera de clases, definitivamente pensaría en entablar una nueva amistad con ella, ya que a final de cuentas, debía olvidar todo lo sucedido y renovarse.

No caería en lo mismo.

No debía.

Kim Taehyung odiaba a más no poder a los policias, o cualquier cosa que esté relacionada con la ley. El culpable, su tormentoso pasado. El sonido de las sirenas eran pan de cada día por las mañanas y eso lo aturdía, lo hacía querer caer en locura "¡jodidos policias, no podían callarse una vez por todas!" "No, no lo harían Kim". Daría lo que fuera por mudarse a un lugar menos concurrido por efectivos policiales, porque si, su vecindario estaba lleno de casas abandonadas por viejos que ya no querían vivir allí ya que utilizaban el lugar para traficar droga o quién sabe que más, lo que llevaba que decenas de policías visitasen el lugar diariamente para corroborar que todo esté en orden.

Killing me Softly | TKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora