You were once my one companion
You were all that mattered
You were once a friend and father
Then my world was shatteredLlegó a la tumba de su tutor y se hincó delante, las lágrimas habían empezado a salir desde que puso un tacón en el panteón, pero cuando usó sus manos para retirar las ramas secas que ensuciaban el lugar de descanso de este buen hombre, cayeron en mayor cantidad.
-Mira nada más. Con lo pulcro que eras en vida, si vieras este desorden...
-... seguro se muere otra vez.
No se espantó, solo miró con mala cara al hombre que soltó una risilla desde un árbol cercano. Estaba recargado despreocupadamente en el tronco y comía una mandarina sin dejar de lado una sonrisa desvergonzada.
-Buenas tardes, señorita ¿Con quién tengo el honor?
Ella lo ignoró, no lo conocía, al menos no personalmente.
-Una chica tan joven y bella, viniendo a ver al viejo Wilder. Sin miedo a equivocarme, eres Charis.
Ahora si tuvo toda su atención, se puso de pie y sacudió algunas pelusas de su falda. Caminó el trecho que la separaba de este desalineado hombre y extendió la mano hacía él.
-Así es, mi nombre es Zephyrine Charis, comandante de las fuerzas especiales de Grand Cerevaux.
El hombre sonrió y guardó lo que quedaba de la mandarina en el bolsillo de su gran abrigo de piel, limpiándose luego la mano en el mismo abrigo para tomar la delicada mano de Zephyrine, que lució realmente pequeña en la suya, y la besó.
-Es un placer conocer al fin a la protegida de Wilder. Yo soy...
-Orlo Castor. Sé quién es usted –completó por él.
El alto hombre soltó su mano y asintió.
-Me siento alagado de que Wilder hablara de mí con usted, aunque espero que fueran cosas buenas –y soltó un fuerte eructo.
La comandante alzó una ceja. El hombre metió la mano al bolsillo de antes y sacó la mandarina para seguir comiéndola, pero junto a esta también sacó lo que parecía ser una fotografía, la cual entregó a la mujer.
-Creo que sabes quién es.
Ella la tomó y miró con melancolía el rostro sonriente de un joven que retrataba la polaroid desgastada.
-Lo sé. Y debo mencionar que fue su búsqueda la que le costó la vida a mi tutor.
-Así es. El viejo Wilder siempre puso la justicia y el deber por encima de su propia vida. En parte esa tontería fue lo que le costó el matrimonio con Celia, pero ¿quién puede culparlo? Tal parecía que si no era él quien lo hiciera simplemente casos como el de este niño quedarían en el olvido, archivados en un legajo lleno de ácaros –y tocó varias veces la foto con su grueso dedo.
Zephyrine miró la foto una vez más y luego se la regresó.
-Archer Wilder era un hombre irrepetible, lamentablemente.
Ahora fue turno de Orlo de alzar una ceja, su mano se extendió mecánicamente hasta tomar la foto y retenerla entre sus dedos, en todo momento sus ojos pardos no abandonaron los violetas de la mujer delante suyo.
-Eso parece. La muerte de Archer por la justicia fue un acto heroico como nunca lo han visto en Grand Cerevaux -estuvo de acuerdo con ella.
-Cuando los héroes decidieron colgar las capas para usar corbatas la justicia comenzó a ser algo comercial. Son muy pocos los que... logran superar el nuevo régimen. Mi tutor era un héroe anticuado.
-Un hombre de honor, diría yo. Pero bien ha dicho, señorita Charis, ya no hay héroes como él, así presuman placas y títulos.
Ella asintió, pero miró una vez más la foto en las manos del hombre y torció la boca.
-El caso Wei Xianyun le arrebató la vida a mi tutor. No se trata de una desaparición cualquiera y yo... sinceramente dudo que el chico siga con vida tras tantos años –decidió ser sincera.
El hombre asintió, parecía estar de acuerdo.
-En eso tiene razón. Su tutor no perdió la vida doblándose el tobillo al correr detrás de un niño perdido, no lo buscó por años, muchas veces olvidó el nombre, me sorprende que usted si lo recuerde. Me temo que el caso de este chico solo es la base de una alcantarilla llena de mierda y alimañas. Esta ciudad es un nido de ratas, señorita Charis, pocos son los que poseen el valor de destapar esa alcantarilla, pero mientras personas como usted se ocultan tras sus títulos, hay hombres como Archer Wilder que se sumergen hasta la frente de esta mierda por tal de llevar a un niño inocente a casa.
-¿Qué me dice de usted?
Orlo se metió los últimos gajos de mandarina a la boca y con la mano libre tomó una pluma del mismo bolsillo de su abrigo con la cual escribió un número telefónico detrás de la polaroid. Luego se la tendió de nuevo a la comandante.
-¿Yo? Yo solo soy un perro, un perro que nadará en la mierda por tal de sacar a quien le soy leal, si esa mierda es para salvar a alguien o para deshacerse de este no me importa. Su tutor y yo éramos grandes amigos, señorita Charis, no me mal interprete. Yo no pretendo que usted sea él o como él, solo que con todo lo que me contó de usted creí que habría aprendido algo bueno... ¿O me equivoco?
Ella tomó de nuevo la foto, mirando al hombre fijamente. No respondió, así que Orlo dio una reverencia juguetona y luego salió de ahí a paso tranquilo. La mano de Zephyrine temblaba, pero guardó la foto en su propio bolsillo y regresó a la tumba, donde dejó caer el ramo de flores rosas y salió de ahí, haciendo ruidito con sus tacones altos.
Grand Cerevaux era la ciudad del mañana, era gigantesca, misteriosa y maravillosa en partes iguales. Increible para unos, terrible para otros. Era el destino que muchos ponían en la mira para tener una mejor vida, pero la realidad de la mayoría de ellos era que si no sabían moverse en esta ciudad serían devorados. Si, a Zephyrine Charis no le quedaba de otra que comparar la gran ciudad con un monstruo, uno que devoraría a las despistadas y débiles presas, como Wei Xianyun y su familia.
Actualizaciones: Martes y Viernes
Saluditos!
Drayde20
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The another way around
Science FictionLa valentía no viene de la ausencia de miedo, sino de seguir adelante a pesar del temor. En Grand Cervaux, la ciudad del mañana, hay una serie de eventos trágicos que han sido un misterio total para resolver. La capitana de la policía y su fiel "per...