Capítulo tres: El CIRO

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Cinco años atrás

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Cinco años atrás

Tras meses de exhaustivo trabajo el primer prototipo del chip estuvo listo y fue mandado a hacer pruebas, un área que ya no le tocaba a Lucia, quien de inmediato comenzó con el segundo prototipo en cuanto supo lo que fallaba del primero. Alf era quien más trabajaba a la par con ella, aunque su equipo de trabajo era grande, solo el hombre se quedaba hasta altas horas de la madrugada trabajando hombro a hombro para obtener los resultados deseados.

La situación con Alf no era lo que ambos querrían que fuera. Sabían que se apreciaban como no lo hacían con nadie más, pero la amistad era más fuerte que la atracción que había entre ambos. Tras el divorcio Lucia no se sentía preparada para intimar en una relación con nadie, Alf era soltero pese a tener una edad que rebasaba los treinta años. Era paciente con ella, no forzaban las cosas ni uno de los dos, pero algunas veces sí que habían hablado de cómo sería la vida cuando vivieran juntos, era como una broma que poco a poco dejaba de ser graciosa y se convertía más en un plan para un futuro no concreto, un sueño y anhelo que no arruinarían al traerlo precipitadamente.

El día 30 de junio Lucia se presentó muy temprano en la oficina de Kimura, tenía ya listo el que podría ser el prototipo definitivo del chip, llamado NYM-C1, la tercera ocasión en la que lo había mejorado. Habían pasado ya meses desde que el proyecto comenzó a trabajarse y los dos intentos pasados no habían dado los resultados esperados. No solo la junta y Kimura tenían un pie en el pescuezo de la doctora, presionando con resultados de verdad, sino que ella misma se había exigido tanto que prácticamente vivía en el edificio de la UCL, día sí y día también. Ni siquiera Alf pudo seguirle el ritmo los últimos dos meses y discutieron muchas veces cuando él le insistía en que fuera a casa con su hija para que descansara.

Esa mañana se supone que ambos tendrían que reunirse en la oficina para presentar la nueva serie, pero su colega no aparecía por ningún lado, a lo que al final ella tuvo que entrar sola.

-Mi científica favorita, dime que me traes –habló el CEO, pero su tonó no fue tan amable como lo fueron sus palabras.

Lucia sabía que la paciencia del japonés no era la más envidiable, pero tampoco la suya, así que se sentó en la silla delante del escritorio y dejó sobre la tabla una caja con el chip dentro. El hombre la miró con poco interés, o al menos eso intentó porque sus ojos brillaron al verlo.

-¿En cuál serie vamos ya?

-Es la NYM-C1, señor.

-Ya veo –él tomó la cajita y la analizó como si esta pudiera decirle algo diferente -. La enviaré a pruebas inmediatamente. Debes entender que tengo al primer ministro encima de mí y de mi cuello, cada mañana tengo mensajes suyos y de los demás preguntándome por los avances. No solo ellos, sino que todo Grand Cervaux están ansiosos por tener esta maravilla en sus vidas. Lucia, yo confió en ti plenamente, por favor no me decepciones.

The another way aroundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora