La chica de mis sueños

Todo iba tan bien...

Te cubriste la boca con la mano, tenías miedo de lo que sería capaz el señor, para tener una mejor visión abriste un poco el armario, aunque lo único que veías eran los pies del señor sobre una mesita, de pronto viste como Shialeny le llevaba una sopa a su padre.

- Aquí tienes 

- Tardas mucho, para la próxima apúrate más o sino sabes las consecuencias, ¿y la cuchara?, si vas a hacer las cosas hazlas bien – Tenías tantas ganas de golpear a ese señor para ver si así se le acomodan las pocas neuronas que tenía, pero viéndote a comparación de él eras un debilucho, notaste que Shialeny regresó corriendo con una cuchara, gracias a eso se tropezó y le tiró la sopa caliente sobre el lomo a su padre

- ¡Ah!, si serás estúpida, esto quema, fíjate bien – Seguido de sus palabras, el señor le soltó una cachetada haciendo que cayera al piso aturdida, sentiste que esa fue la gota que derramó el vaso, decidiste salir de tu escondite y encarar al señor.

- ¡Deje de tratarla así!, es un ser humano y peor aun es su hija, ¿Cómo se atreve el tratarla así? – Tú voz temblaba, pero tu posición era fuerte y segura

- ¿Y tú de donde fregados saliste? Y aparte ¿qué te importa cómo educo a mi hija?, es mi hija y punto, aunque sea una buena para nada – No sabías que hacer el miedo te paraliza, y lo único mejor que pudiste hacer es aventarle un florero a la cabeza, haciendo que el señor quedará aturdido por unos minutos, tiempo suficiente que tomaste para poder cargar a Shialeny y poder escapar de ese lugar.

Corrías tanto como tus pies te lo permitían, Shialeny aun no recuperaba la conciencia del todo, esperabas que su padre no te siguiera, esperabas encontrar un lugar seguro donde esconderte, tu primera y única opción fue tu casa.

Tu corazón late demasiado fuerte por los nervios, entraste a tu casa demasiado agitado junto con Shialeny, después de unos minutos ella empezaba a recobrar la conciencia

- Tranquila ya no te lastimaran – Dijiste bajando su cuerpo dejándolo sobre un sillón

- Sabía que en cualquier momento me ayudarías – Shialeny había recuperado la compostura casi por completo, ibas a decir que todo estaría bien, pero tu voz fue sustituida por unos golpes incesantes en tu puerta

- ¡Abre ya!, no te escaparás con él – El padre de Shialeny parecía que quería tumbar la puerta, viste que tu hermana estaba bajando las escaleras, asustada por el ruido y confundida por todo lo que pasaba

- Ayúdame - fueron las únicas palabras que salieron de tu boca

- Usa la puerta del sótano, trataré de ver que puedo hacer para cuando atraviese la puerta – respondió aun confundida por la situación, su calma al hablar era tanta que te logró transmitir un poco para que pensaras mejor, solamente pudiste acentir y darle un abrazo

- Gracias - susurraste

Sentiste como te devolvió el abrazo como si fuera el último que te daría y viste como abrazaba de igual manera a Shialeny para terminar diciéndole algo al oído que no alcanzaste a escuchar.

Corriste hacia el sótano, bastante viejo y polvoso, la poca luz que daba un pequeño foco lo hacía ver más tétrico, quitaste cualquier objeto que se te atravesara para poder abrir una puerta que daba al exterior y a la parte trasera de la casa, la adrenalina hacía que corrieras como nunca antes lo habías hecho,no sabias la dirección hacia la que ibas, pero sabías que mientras Shialeny estuviera contigo todo estaría bien, sabías que ya nadie le podría hacer daño... hasta que de pronto tu cuerpo empezó a sentir una descarga eléctrica de una gran magnitud que te hizo caer al suelo.

- Venga Zac levántate, vamos, nos tenemos que ir - Shialeny te movía, pero tu simplemente no reaccionaste para que lo último que pudieras ver fue a Shialeny frente tuyo, mientras lentamente cerrabas los ojos.