Su primer encuentro

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El siguiente capítulo contiene escenas sexuales explícitas sin penetración y algunas reacciones pueden resultar desagradables para el lector, favor de leer con discreción y bajo su propio riesgo.


—¿Te gustaría ayuda para lavar los trastes? —preguntó Ace, desde su lugar, sin quitar la mirada del rubio de espaldas a él.

—Gracias, pero no —contestó Sanji, sonriente—. Quédate ahí, eres nuestro invitado.

La atenta mirada de Ace sobre él, hizo sentir nervioso al joven Sanji, además, aquel cierto tono coqueto en su hablar hacia él... No quería pensar demasiado las cosas, pero desde que Luffy los presentó, Sanji sintió que Ace le prestaba especial atención en cualquier cosa, al moverse, al hablar.

Y esa mirada que le daba, ese brillo en sus ojos oscuros.

Solo podía sentir un escalofrío recorrerle la espalda.

Pudo notar algo diferente en el ambiente desde que Ace se unió a ellos después de la huída de la Marina. Sanji no era alguien que apreciara a los hombres, para nada, pero había algo en Ace que le hizo pensar al instante en lo guapo y atractivo que era, en ese deje de sensualidad y coquetería que irradiaba.

Su corazón latió agitado.

Por esto mismo, Sanji evitó cualquier tipo de contacto visual con ese hombre, o de lo contrario, desfallecerá por los nervios. Y no sabía por qué se sentía así.

—¡Sanji! —gritó Nami, en su búsqueda por el cocinero.

—¡¿Sí, mi preciosa Nami?! —contestó el mencionado, eufórico, como siempre.

—¿Puedes servirnos bebidas a Vivi y a mí? —preguntó Nami, sonriente.

—¡Por supuesto que sí, mi preciosa Nami! —respondió Sanji en un tono agudo, acatando el pedido con gusto.

—Gracias, Sanji —dijo Nami por último, para volver afuera.

Sin intenciones de ocultar la sonrisa en su rostro, Sanji se dispuso a preparar el pedido de Nami con placer.

Ace miró a su alrededor, buscando que nadie estuviese dentro de la cocina y, al tener el terreno despejado, se levantó de su asiento en silencio y fue directamente al cocinero, que tarareaba felizmente. Se colocó detrás suyo de manera sigilosa y observó la agilidad con la que preparaba la bebida.

—¿Qué preparas, cocinero? —preguntó Ace, asomando su cabeza por el hombro derecho de Sanji.

Sanji, que se encontró inmerso en sus pensamientos, dio un exagerado respingo en cuanto escuchó a Ace hablar justo a su lado.

¿En qué momento llegó? Se preguntó.

El cuerpo y toda la piel de Sanji se erizaron al percatarse de la cercanía del contrario, así como de lo bajo de su voz.

—E-eh... las bebidas para Nami y Vivi —respondió Sanji, sin despegar su vista de lo que hacía y ocultando el temblor en su voz.

Lindo, pensó Ace al ver el sonrojo en las orejas de este, que hacía un esfuerzo por no demostrar nerviosidad. Luego observó el perfil de su rostro.

—Me gustan tus ojos —comentó Ace—. Es como si pudiera ver el mar en ellos.

Ante el repentino cumplido del mayor, Sanji sintió el calor apoderarse de su rostro por completo. Su corazón dio un vuelco debido a ello y todo su sistema se sintió débil ante este.

¿Qué tenía este pirata que le provocaba un caos con casi nada?

—A-ah..., ¿sí? —respondió Sanji, en un tartamudeo.

Recuerdo de Alabasta | AceSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora