2. Y luego llega la metamorfosis

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Siguiendo el hilo del capítulo anterior, en este narraré un poco más de mi vida para poder contextualizar mejor, por ende será corto ya que esta historia no se trata de mí, sino de mi trastorno límite de la personalidad.

Antes de ser transferida de escuela, durante las vacaciones, me propuse bajar de peso, en realidad, lo hice sin querer pues siempre me gustó el baile y fue así como logré estar en un peso sano y socialmente aceptable sin tener que recurrir a otras formas. Debido a eso no tuve problemas de bullying en mi nueva escuela, claro que no todo fue color de rosas puesto que nunca falta el gracioso del salón, es simplemente inevitable, pero es ahora que me pongo a pensar que tal vez no era ninguna de esas cosas las que atraía a los matones hacía mí, sino mi personalidad de Bambi, la gente llena de odio tiene la capacidad para detectar a sus víctimas con tan solo mirarlas y hablar con ellas por cinco minutos, y déjame decirte que si eres tímida e insegura, tienes el pase asegurado. 

Pero de igual forma en ese año la pasé mejor que en los cuatro años del colegio anterior, hice amigas, amigos y tuve mi primer amor, por así decirlo, algo tan banal para mí hoy y en definitiva no lo describiría como amor, pero en ese tiempo mis emociones estaban al límite, amigas y amigos con los que mantengo contacto hasta hoy en día y eso para mí es algo impresionante debido a mi gran capacidad para generar relaciones inestables tanto en amistades como en intereses románticos. Me gustaría contar aquí sobre lo inolvidable que fue mi graduación pero soy promoción covid así que ya pueden hacerse una idea y es acá cuando viene una parte fundamental dentro de mi historia pues mi graduación no fue lo único, ni mucho menos lo más importante que arruinó la pandemia. 



El TLP es lo mejor que me pasó en la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora