Saltamos al exterior, aterrizando en un pequeño sendero bordeado por la maleza del bosque. Mis oídos captaron el sonido de ramas crujientes bajo nuestros pies mientras avanzábamos en la penumbra. El silencio pesado del bosque se mezclaba con el fragor distante de la violencia que se desataba en la cúpula.
El sendero se bifurcó, y dudé por un instante sobre qué dirección tomar. La incertidumbre de lo desconocido nos rodeaba, pero la necesidad de escapar era nuestra única guía. Opté por el camino que parecía conducir hacia el liceo. Mis pensamientos me decían que era mejor rodear el lugar que cruzarlo directamente.
—¿Quiénes son? —murmuro
Aiden, con su eterna serenidad, parecía concentrado en algo más allá de lo visible. Una sonrisa escapó de sus labios, intentando dispersar la tensión que nos rodeaba, pero sus ojos denotaban una alerta constante.
—Bonita noche ¿no? — comentó
Omití su comentario tratando de quitarme el antifaz, buscando respirar con mayor libertad, pero Aiden reaccionó rápidamente, tomándome de la mano.
—Sería mejor que lo mantuvieras. No sabemos quién más podría estar cerca, y recordarte podría no ser lo más conveniente si nos topamos con alguien más —advirtió, su voz cargada de prudencia.
Asentí, avanzando con precaución entre los árboles, tratando de mantener alerta todos mis sentidos. Aiden seguía a mi lado, tranquilo y en silencio, lo que me llevó a preguntarme si mi inquietud era exagerada o si él simplemente tenía una manera diferente de abordar la situación. Mi mirada se desviaba hacia él de vez en cuando, intentando entender si debía estar alerta no solo a los alrededores sino también a sus acciones.
—El camino directo habría sido más rápido —comentó, interrumpiendo el silencio.
—Es cierto, pero también es más peligroso —respondí de inmediato, tratando de enfocarme en el camino.
Aiden soltó una risa irónica, sus palabras llevando consigo un tono burlón.
—Oh, ¿acaso a los del Liceo de Atenea no les agradan las confrontaciones? — ironizó —. Ya sabes, "Sabiduría, Estrategia y Justicia". Caminar por un bosque no parece ser la opción más sabia, ¿no crees?
Me detuve en seco, observándolo mientras él hacía lo mismo unos metros más adelante.
— Entonces, ve por ese camino y veamos quién llega con vida —lo desafié con la mirada —. Oh, perdón, olvidé que ya no estarás aquí si eso sucede.
Su sonrisa se amplió ante mi comentario, acercándose más. Antes de que pudiera avanzar, me moví rápidamente, deslizándome a su lado y chocándole el brazo
A medida que avanzábamos, la densa maleza parecía abrirse paso ante nosotros. Recordé haber transitado estos caminos cuando era apenas una niña, marcando los árboles para evitar perderme. En este bosque, las historias susurraban sobre la facilidad de extraviarse, engañándote para creer que estás en el camino correcto mientras, sin darte cuenta, caminas en círculos.
Las marcas grabadas en la corteza de los árboles, mis propias huellas en un tiempo lejano evocaban recuerdos en un laberinto natural que podía confundir incluso a los más precavidos.
— Detente — dice Aiden, evitando pisar las ramas más ruidosas, acercándose a unos arbustos que están frente nuestro
—¿Qué estás haciendo? Es el liceo — le reprocho, intentando seguir adelante, pero él me sujeta del brazo, obligándome a agacharme para ocultarnos tras los arbustos.
Fruncí el ceño al notar su gesto de silencio, siguiendo su mirada hacia las personas que merodeaban por los alrededores del Liceo. Individuos ajenos a cualquier Liceo de esta noche
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Juego Divino
RomanceEn los reinos inmortales de los dioses griegos, los liceos divinos se alzan como bastiones de poder, cada uno encabezado por un dios con lealtades arraigadas y rivalidades ancestrales. En el Liceo de Atenea, cuyos cimientos descansan sobre la sabidu...