Se suele decir entre las palabras populares, que el destino tiene preparado tu futuro, que no importa que tanto tu camino sea torcido tu futuro no podría desaparecer. Sin embargo, ¿No es mejor jugar con el destino y hacer que, aunque tu futuro ya esté escrito, lográramos cambiar ese destino?
Ashley Michelle de Vespertine, es la única princesa del imperio de Crithia, una preciosa señorita, de cabello rojo, como el del actual emperador, con ojos azules atrapantes y una belleza incomparable.
Ella era una princesa modelo, inteligente y tranquila, desde el día de su debut llamó la atención de los demás aristócratas y a su vez las miradas cayeron sobre ella de inmediato, tratando de ver alguna falla en su impecable comportamiento.
A pesar de ser una joven tranquila y un poco fría, ella era la flor naciente del círculo social, las nuevas modas comenzaban gracias a la joven princesa. Las joyas, los accesorios y los colores eran la inspiración de las nuevas aristócratas.
Se sabía que la joven princesa poseía un fuerte temperamento.
Una mañana de verano, después de recién cumplir los diecisiete años, una mucama que trabajaba bajo su mando le alertó de una pequeña conmoción pasando en ese momento.
En una oficina del palacio, donde se celebraban las reuniones generales del emperador junto a los ministros, se presentó alguien inesperado.
Cuando se abren las puertas del salón, las personas que hacían una multitud revoltosa se abren en el camino de la joven princesa. La única persona que no se quita de su camino es una joven que la dejó paralizada.
Cabello rubio ondulado y ojos parecidos a las joyas de esmeralda.
Era una joven hermosa, siendo la copia exacta de la difunta emperatriz.
Siendo consciente de las miradas esperando por su reacción, apretó los dientes y caminó recto hacia el trono de su padre, con solo una mirada hizo que la rubia jovencita se quitara de su camino.
La princesa Ashley recorrió todo el camino hasta estar del lado derecho de su padre, sin pedir explicaciones estas llegaron al instante justo en el momento que el emperador pidió hablar al que ella reconocía un poderoso barón.
Que con su voz ronca por llevar tantos años fumando, continuó su discurso.
Dicho hombre con una sonrisa en sus labios comentaba como los caballeros de su familia habían salvado a la señorita de un supuesto secuestro en la capital vecina y como reconoció el rostro de la antigua emperatriz en ella, por eso, no tardó en presentarla al emperador.
En eso la sala se sumió en un silencio sepulcral, donde nadie se atrevía a hablar.
—¿Ashley? —El emperador llamó la atención de la joven princesa y la miró directamente a los ojos, con una tenue sonrisa. El llamado sorprendió a los presentes, que el emperador hablara a la primera princesa sin honoríficos era poco usual, eso solo demostraba la buena relación entre ellos.
—¿Si padre? -Contestó la joven princesa, que no dejaba de ver a la inesperada invitada.
—¿Qué opinas al respecto? —Los presentes comenzaron a verse nerviosos, ¿El emperador estaba a punto de dejar la decisión a la joven princesa?
—Es innegable el hecho de que la señorita tiene un parecido a la difunta emperatriz, sin duda alguna es necesario que el mago de la torre haga las debidas pruebas de autenticidad de sangre real.
El emperador asiente a la opinión de la princesa y dicta el veredicto.
La invitada será trasladada a un palacio adjunto en lo que se hace el llamado al mago de la torre y mientras eso pasaba, la princesa seria la encargada de otorgarle las debidas atenciones como invitada.
—Supongo que debería de comenzar a organizar a los sirvientes que enviaré al palacio de la invitada. —La forma en como la joven princesa estaba tomando la noticia, no dejaba de sorprender a los presentes. —Tengo trabajo que hacer, así que me retiraré para tener todo preparado con la mayor brevedad posible.
La joven no esperó una respuesta y comenzó su camino hacia la salida, dio un solo vistazo a la joven rubia que la miraba con miedo y salió del salón.
El despacho de la joven princesa estaba junto a la oficina principal del emperador, desde que comenzó con sus clases para la sucesión, se le dio el poder de los sirvientes y los deberes internos del palacio imperial, que de una emperatriz madre se tratara.
A pesar de ser algo que algunos ministros no estaban de acuerdo, el emperador no le importaba y dejaba que su hija hiciera lo que a su parecer era lo mejor.
Comenzó con la distribución de los sirvientes, no creía que muchos sirvientes fueran necesarios, ya que en el fondo creía que en esa joven señorita corría sangre imperial.
No iban a pasar muchos días antes de que se supiera la verdad.
Lo mejor era comenzar a preparar de antemano la habitación que utilizaría en el palacio imperial.
Después de una agitada mañana, la princesa quiso descansar un poco, no iba a negar que la aparición de una nueva princesa la tenía nerviosa.
Las preguntas salían por si solas.
¿Dónde se estaba escondiendo? El cabello rubio y ojos verdes eran unos rasgos que pocas veces se encontraban en el continente.
¿Había estado cautiva? No lo parecía, su rostro estaba bastante brillante y no tenía marcas de maltrato.
¿Podría haber sido una criada de alguna familia noble?
Cualquier pregunta que se le formulara no tenía una respuesta clara, hasta que la joven princesa presentó un pequeño dolor de cabeza, dichos síntomas no pasaron desapercibidos por su criada.
—Mi joven princesa, no está bien que se sature de trabajo. Tanto su majestad el emperador como todos en el palacio sabemos que se está encargando de una tarea bastante difícil.
—Annie, esto no es nada para mí. —La joven princesa trata sin éxito calmar a la criada.
Ella le pone una taza de té a su costado, el dulce aroma hace que su pecho se retuerza y sus labios tiemblen un poco.
—Su alteza, por favor no se sobre esfuerce. El mayordomo Keller está dispuesto a hacer el trabajo por usted si así lo desea. —Annie, la fiel criada de la joven princesa retira los documentos del escritorio y le pone la taza frente a ella, a su lado un pequeño plato con un pedazo de pastel de fresa, su favorito.
Al momento en que la joven princesa comienza a comer un poco del postre, una solitaria lágrima corrió por su mejilla, Annie sin hacer un comentario, solo se limitó a limpiar su rostro con un pañuelo, y la acompañó hasta que terminó su merienda.
La carta de la gran torre mágica llegó en la tarde a las manos del emperador, el mago estaba en una expedición tratando de someter a los animales salvajes. Le tomaría tres días llegar al palacio imperial.
La carta fue dejada de lado por un frustrado hombre, que se tocó la cien soltando un abrumado suspiro.
No se esperaba que a su edad apareciera el problema de una princesa que estaba desaparecida. Que la emperatriz estaba embarazada fue un secreto incluso para el emperador, quien no se enteró hasta que se encontró el cadáver de la emperatriz.
Por años trató de encontrar al bebé sin tener buenos resultados, hasta que luego de diez años desistió de encontrarlo.
El emperador tendría que pensar un poco en cómo va a abordar dicha noticia, el imperio completo solo sabia la existencia de una sola y legitima princesa imperial.
Para todo el imperio de Crithia solo existía la princesa Ashley.
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La falsa princesa.
FantasíaSe suele decir entre las palabras populares, que el destino tiene preparado tu futuro, que no importa que tanto tu camino sea torcido tu futuro no podría desaparecer. Sin embargo, ¿No es mejor jugar con el destino y hacer que, aunque tu futuro ya es...