VII

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-Jay, ¿podemos hablar?

Un leve escalofrío acarició su columna, sentía sus nervios a flor de piel, su piel erizada y sus manos sudorosas.

-No me tomara mucho tiempo, solamente quiero dejar las cosas en claro

Su cuerpo simplemente no respondió, quiere darse la vuelta y encarar al chico que se encargó de destrozar su corazón, pero se siente incapaz de mirarlo, su sola presencia le lástima tanto.

-Jay, mírame, por favor

Sus ojos empiezan a arder, odia el sentimiento de haber extrañado su voz, lo odia.

-Necesito verte a la cara, no puedo hacer esto sin poder mirarte

Las palabras podían parecer tan delicadas al salir de sus labios, su tono gentil nunca desaparecería, pero en cada roce, su alma sentía arder como aquellas gotitas de aceite que pringan al reventar un huevo en la sartén.

-Está sería la última vez

Su corazón latió con fuerza, su mandíbula se tenso, sintió bajar la primera lágrima, llevó su mano derecha al pecho y apretó con fuerza.

Había bajado la guardia, tanto que ante el delicado toque en su mano izquierda, la poca valentía que guardaba, la hizo desaparecer en cuestión de segundos, y solo eso bastó para romper en llanto ahí mismo, su corazón latía con mucha más rapidez.

El ligero cosquilleo que siente en esa zona lo hace debilitar, sentía esa calidez que tanto extrañó de él, de su simple tacto.

-No quiero dejar las cosas así, ¿entiendes?

De un solo movimiento ya lo tenía al frente suyo, no quería abrir los ojos, no quiere verle, sabe que ante esos grandes y avellanados ojos caería, como múltiples de veces le sucedía.

-Lamento haberte mandado ese mensaje, fuí un cobarde...Jay, mis sentimientos cambiaron, ya no siento lo mismo que antes, me enamoré de alguien más

Un golpe dolía menos, por favor, termina todo lo que tengas que decir, me lástimas.

Su corazón duele mucho, sin esfuerzo alguno dejó escapar un pequeño sollozo, alertando al chico que justo ahora está terminando su relación.

-Por favor, no llores, perdóname, se que no debí hacerte esto, pero realmente ya no podía fingir que te amaba, ¿lo entiendes?

Sintió su respiración volverse menos rápida, la opresión en su pecho le duele y siente un ligero fastidio en la cabeza.

-Detente, por favor, solo me lástimas más, ¿qué no podías dejarlo en él mensaje?, sigue con tú vida, yo estoy tratando de seguir con la mía

Pidió con tristeza, armándose de valor, abrió los ojos y le miró, destruyendo la poca cordura que tenía, aquellos ojos de ciervo le miraban con lástima, lástima que empezó a odiar.

Alejando su mano del pecho, la llevó a la suya, dejándola descansar en la dirección de su corazón, él recorrió cada uno de sus movimientos con la mirada y al darse cuenta de su destino, en sus ojos observó culpa.

-Tú corazón late rítmicamente, está feliz, está completo

Sus miradas se conectaron, una de ellas totalmente sin brillo, totalmente apagada.

-El mío no late de la misma manera, no está feliz, está roto

Podía notar tanta culpa en su mirar.

-¿Sabes cómo me ayudarías a sanar?

Su voz había salido aguda, su mirada ahora suplicante, dando un paso más cerca de su cuerpo, rozó un poco la nariz, levemente fría, con su barbilla. Sabía que él estaba cayendo en la culpa, ya que asintió con la cabeza inseguro, y sin haberse inmutado por su pronta cercanía.

-Aléjate de mí, jamás vuelvas a dirigirme la palabra y jamás me vuelvas a mirar

Otro sollozo salió de sus labios, las lágrimas le brotan como si de una fuerte lluvia de invierno se tratara.

No supo en qué momento se alejó de él, la calidez que percibía de su cercanía desapareció en un solo segundo. Mientras sus piernas se encargaban de alejar su cuerpo del lugar, su poca estabilidad emocional cayó en picada, se había olvidado de los alumnos a su alrededor, se había olvidado que ellos presenciaron su escena de rompimiento, se había olvidado por completo lo vulnerable que tal vez se había visto, se había olvidado de todo.

Su cuerpo tembló.

Sus lágrimas bajaron con desdén, su mano derecha la llevó a sus labios, sellandolos sin presión, tratando de ahogar sus sollozos, su brazo izquierdo se abrazó a su estómago y sabía que sus piernas se encargarían de llevarle a algún lugar tranquilo.

Tres jodidos años tirados a la basura, tres jodidos años en los que se dedicó con esmeró a amar, tres jodidos años en los que su alma se adaptó a otra y juro ser completamente de ella.

Un sollozo fuerte salió de sus labios y no pudo evitar cerrar sus ojitos del dolor que se había desarrollado en su pecho.

-¡JAY!

Ahí está, la voz que tanto esperó y que no se imaginó que le alegraría escuchar.

Sus ojos se abrieron, visualizando a aquel alto chico de cabello oscuro como la noche, sus labios se curvaron, sus pasos se volvieron más rápidos y con toda la fuerza que había guardado, se abalanzó a su persona, escondiendo su pequeño rostro en su pecho, sintiendo la calidez que tanto necesita en estos momentos.

Las manos ajenas lo rodearon con delicadeza, sintió el arrullo que le proporcionó sus bellos susurros llenos de cariño, donde le promete que todo estará bien, que estaría para siempre a su lado, promesas que se sienten reales, promesas que sabe si les serán cumplidas.

Un suave suspiro lleno de alivio salió de sus labios, las lágrimas cesaron, su corazón latía con normalidad y su cuerpo entero dejó de temblar.

Nishimura Riki, gracias.












...


Sin duda alguna mi capítulo favorito ♡

It's Okay, I'm Here |Jayki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora