Arco 1-Duque Dejame Ir- capítulo 13 Sueños del pasado

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Advertencia esto no es apto para sensibles.

El sonido en la puerta llama mi atención. Me levanto esperanzada de por fin poder salir de aquí, la puerta se abre corro hacia la salida ignorando el mareo que me da.

- Ahhhhh - una sirvienta grita aterrada al verme. Su grito me causa dolor de cabeza pero no le doy importancia sólo ansio salir de este lugar.

Bajo lentamente las escaleras ya que me siento débil. Al llegar al primer piso Suyin me ayuda a llegar a los baños.

Después de bañarme, cambiarme y comer me quedo en la habitación.

Suyin le informó al ama de llaves que me habían encontrado en el ático y ella a su vez se lo comunico a los soldados que me buscaban en el bosque.

El duque irrumpió abruptamente en la habitación de las sirvientas llamando la atención de todas con paso firme llegó al lado de donde Wei Shia He dormía y con suma delicadeza la tomó en brazos. Todas se encontraban cabizbajas atemorizadas recordando como el duque casi los asesina por no encontrar a Shia He.

(...)

Los días siguientes Shia He no despertó, tenía fiebre y murmuraba cosas sin sentido.
Permanecía en la habitación del duque y era atendida por una doctora nadie más podía entrar en la habitación del duque.
Él permanecía en su despacho durante el día trabajando sin descansar y por las noches la abrazaba y cuidaba.

La princesa Lien al darse cuenta de la situación enfureció. Quería darle una lección a esa sirvienta alejarla del duque y lo único que consiguió fue ésto. Un hombre profundamente preocupado por la maldita sirvienta.

(...)

- Dicen que es un trozo de estrella, el marqués es realmente afortunado mira que encontrar un tesoro de esa clase en un juego de caza - Shia He escuchaba a las sirvientas hablar. - Mi joven ama debes decirnos cómo se ve una estrella - dijo la sirvienta que secaba su cabello.

Esa mañana su padre regreso de cazar con un cofre muy pesado en este no había oro sino un trozo de estrella que emanaba una luz muy fuerte o eso comentaban los sirvientes.

Shia He estaba duchandose cuando sucedió todo y la curiosidad empezaba a ganarle.

Después de terminar de arreglarse bajo corriendo las gradas las sirvientas le dijeron que la estrella se encontraba en el estudio de su padre ya que estaba esperando a su majestad el rey para poder examinarla y determinar si era un objeto peligroso.

Entró al estudio y ahí estaba en el escritorio de su padre un cofre grande y doble. Shia He se acercó al cofre y lo abrió de el salió una luz que la dejó ciega por un momento cuando sus ojos se acostumbraron a la luz pudo apreciar una piedra cristalina de color violeta la piedra era hermosa y llamativa. Shia He no pudo resistirse extendió la mano y tomó la piedra en ese momento entraron el marqués y el rey. Ambos presenciaron como la piedra desapareció de las manos de la niña.

Su majestad pudo sentir las fuertes hondas de maná que la piedra soltó antes de desaparecer. Un color violeta rodeo a la pequeña niña que segundos después cayó desmayada.

(...)

Abrí los ojos asustada al sentir como mi pecho se comprimía con fuerza y algo tiraba de mi conciencia queriendo consumirme. Toda esa sensación desapareció cuando Quian Zhao me tomó en sus brazos.

Al observar su rostro note como sus ojos no eran morados eran verdes esmeralda eso me extrañó de sobremanera era casi como mirar a otra mujer. Pronto sus ojos se tornaron lentamente morados y cuando me vió pude apreciar ese cambio como con su mirada calmó todo en mí, la energía que corría con fuerza hirviendo la sangre de mis venas se detenía y ahora sólo quedaba una sed, sed que sólo podía calmar tomando sus labios, tomándola a ella. Estos días sentí como todo volvía a tornarse gris y no verla hacia que todo se tornará vacío y rutinario ¿Porque está mujer tenía tanto poder sobre mí?

Tomé su boca, sus labios suaves y dulces. Con cada toque mi sed solo aumentaba. Su boca no me era suficiente deseaba más.

Besaba mis labios mientras se posaba sobre mi. Vestía un camisón ligero que pronto desapareció. Los ojos de Quian Zhao se tornaron rojos haciéndome estremecer. Estaba débil y quería alejarme pero me era imposible. Apenas había despertado cuando me acorraló contra la cama. No sabía que hora era él se alejó trate de levantarme pero antes de siquiera poder salir de la cama él tiro de mi. Ahora se encontraba sin camisa y con el pantalón desabrochado sabía muy bien hacia donde se dirigían las cosas y eso sólo me asustaba aún más.

- Déjame ir por favor - suplique, me acarició la mejilla, me beso con suavidad tratando de tranquilizarme. - ah - un gemido escapa de mi al sentirlo acariciar mi pecho, mi centro comienza a hormigear a causa de sus caricias. Sus besos descienden hasta llegar a mi pecho sus labios apresan mi pezón. - No quiero esto ¡ahh! - grito de dolor al sentirlo morderme como castigo por mis palabras.

Sus manos me toman de las piernas y sus ojos parecen brillar al ver mi coño, la vergüenza me hace cerrar los ojos. Estiró su mano para tocarlo, la carne es tan tierna y suave al tacto. Metió el dedo y solo lo insertó una vez, y el interior todavía estaba apretado. Tan pronto como su dedo entró, fue estrangulado por la carne tierna por dentro.

- Duele...- grito Shia He, torciendo las caderas para escapar, pero el hombre sostenía sus cadera. Bajó la cabeza y miró los puntos de acupuntura encogidos. Los labios se abrieron y cerraron como si lo invitaran. Revelando solo una hendidura roja brillante. Quian Zhao lo encontró más y más hermoso cuanto más lo miraba, e incluso su olor era muy delicioso, por lo que no pudo evitar sacar la lengua y lamerla.

-- Ah ngh - sus labios acarician mi clítoris, su lengua recorría mi zona. Shia He empujó la cabeza con timidez y miedo, - Wuuu ... no lamas ...-

El sabor que estallo en mi boca por fin me dió una sensación de alivio a esa sed. Sus jugos apenas presentes eran mi adicción ansiaba más de ellos. Mi lengua perforó su tierna entrada logró explorar la carne estaba cubierta por su lengua Después de lamer sus labios levemente hinchados Shia He casi se vuelve loca por la coexistencia de dolor y entumecimiento. Gritó fuerte, con voz de llanto, y mientras sollozaba, su cuerpo temblaba incontrolablemente.

El hombre abrió la boca para sujetar los dos labios, mordió y lamió la carne con la punta de los dientes. Después de comer durante un rato, del orificio cerrado fluyó agua tibia y lasciva. Abrió la boca y se los comió todos. Las cuerdas en la mente de Shia He se rompieron, su cuerpo se estiró, balbuceó y el hombre lamió directamente hasta que llegó al clímax.

Quian Zhao fue a besarla de nuevo, -¿Estás feliz? -

Shia He simplemente sacudió la cabeza, con lágrimas corriendo por su rostro.

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