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"Formación"

¿Hasta qué punto es capaz de ir la crueldad humana?

Es una pregunta que sin duda deja mucho en qué pensar. Es un tabú y un acertijo sin respuesta, ya que el humano es el ser más cruel y despiadado sobre la tierra.

La crueldad del hombre no conoce límites, y cada individuo es peor que el anterior; es incluso peor que un pensamiento descriptivo que intenta encontrar una respuesta topandose con más preguntas.

La humanidad se condena a si misma.

En lo oculto de las arenosas dunas desérticas; precisamente en una pequeña construcción de piedra a medio caerse, una voz quebradiza se esforzaba por hacerse escuchar. La penumbra de la media noche era su compañia, y el frío congelador su espectador.

Los lejanos campesinos.
Anuncian con pasión, y con alegría en su corazón cantan, que un nuevo día vendrá.
El suave tono del arpa, y el cantar de la brisa, su alegría contagia hasta al más vil corazón.
Un nuevo sol saldrá, y su calor nos dará, diciendo que nunca más frío habrá...

Más que una canción parecía un poema, el tiritar de sus labios apenas y podía dejarlo habla con claridad, sin embargo allí seguía, intentandolo sin lograr muchos resultados.

¿por qué siquiera lo hacia?.

¡Esa sí es una buenas canción!. Lastima que será la última vez que la cantes muchacho —Expresó con burla un hombre corpulento y de barba crecida.

Desde hace un buen rato llevaba observando las acciones de aquel chico que temblaba cual gelatina por el frío.

Adel solo pudo mirar mal a ese hombre que se hacía llamar el 'vigilante', ya que su oficio principal era vigilar a los nuevos 'reclusos'. Y para su desgracia él era uno de ellos.

Suspiro resignado cerrando sus ojos por unos segundos deteniendo su canción.

Caer en manos de aquel grupo de rebeldes era lo último en lo que pensaba, más por ese pequeño descuido su futuro ya había sido marcado cruelmente, designado a un camino sangriento sin posibilidades de huir.

Su único sentimiento reconfortante era saber que su mascota estaba a salvo, a su lado pero a salvo, cantar era solo un medio distractorio para silenciar los chirridos de su amigo.

Aunque adolorido; trataba de mantenerse firme, aquel golpe en su cabeza si que le había dejado más cicatrices de las que quería.

Ya bastante tenía con la de su ojo.

Miro a su lado derecho observando al resto de niños capturados, obviamente no era el único miserable allí. Mientras que algunos se aferraban entre sí, él solo podía resguardarse en una esquina para protegerse del frío abrasador.

Tenía hambre y su cabeza dolía como si fuese a reventar, el ambiente húmedo y maloliente solo hacia doler su nariz y apretar sus pulmones.

–—¿Qué más sigue? —pregunto una inocente voz infantil, curiosa por seguir oyendo la inusual melodía.

Sin embargo fue rápidamente callada de manera brusca e irritada.

¡Shhh, no hables!.

Eran un par de hermanos que se mantenían unidos luchando contra el frío, sus cuerpos temblaban y el mayor hacia lo posible por mantener cálido al más pequeño.

𝐄𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐥𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝔻𝔸𝕄𝔸𝕊ℂ𝕆♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora