Capítulo uno: Un Desconocido que Sufre.

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Las puntas de sus dedos pasaban lentamente por su piel, incluso sin hacer algún movimiento brusco, esta dolía. Una expresión desagradable se notaba en su rostro, las marcas moradas que yacían en su cuerpo era muy notorias, era algo horrible. Soltó su camiseta y cubrió todo, quedando solo sus brazos descubiertos. Sus delgados y frágiles brazos estaban dolidos, sus manos temblaban, quería salir huyendo, pero... tenía miedo. 

En la oscuridad de su habitación se podía escuchar el silencioso llanto de un desconocido, tenía miedo de hacer cualquier cosa, de decir algo. El nudo en su garganta era desgarrador, sus ojos fuertemente cerrados trataban de calmar las lágrimas que salían, pero era imposible, estas no podían parar. La tenue luz de la luna comenzaba a iluminar su habitación, el único lugar seguro que tenía, cuántas veces esas cuatro paredes no escucharon el sufrimiento del muchacho, gritos desgarradores que quién sabe alguien los haya escuchado alguna vez, lamentos de alguien en vida, que anhelaba dejar de estarlo. 

¿De qué sirve tener vida si lo único que haces es sufrir? 

Tal vez, sería capaz de aguantar daños psicológicos, incluso, los insultos que recibía eran soportables, pero recibir este tipo de daño, no solo lo hería así, incluso, su propio cuerpo se había vuelto un martirio, ¿cómo podría seguir soportando todo? No tenía la edad para irse, no tenía familia, no tenía amigos, no tenía a alguien cercano. No tenía nada, era prácticamente un ser con una existencia tan nula. ¿Tener vida es esto? Entonces, ¿para qué seguía con vida? Si dejara ese cuerpo, no sentiría tanto dolor, no tendría que hundirse en la rabia y en la tristeza cada noche, no tendría que ocultar los gritos que su lamentable corazón quería soltar, no tendría que fingir algo como si nunca hubiera pasado. 

De repente, escuchó cómo unos pasos se acercaban a su habitación, el pelinegro se reincorporó rápidamente, sintiendo un dolor infernal en sus piernas. Se encontraba en la esquina de su cama, apoyado en la pared, su respiración era entrecortada, su corazón, desde los débiles latidos que emanaba, comenzaba a acelerarse, era miedo, sentía un profundo miedo. De pronto, entró su madre.

—Oye, por qué no hiciste la cena —dijo la mujer—. Quieres que yo te llame y te diga "Hijo, haz la cena" o qué, no tienes sentido común y pensar que tal vez tu madre tiene hambre o que tu hermano no ha cenado, ¿qué haces aquí en tu cuarto encerrado?, ¿la lección que te di no te sirvió? 

Tenía miedo de salir.

—Pero, creí que tú lo haría porque estabas abajo y... —su madre levantó un brazo, instintivamente, el joven se protegió con su brazo derecho y sintió como el golpe llegaba al lugar exacto en donde tenía los rastros del anterior golpe que había recibido— ¡Ah! —gritó adolorido, no pudo evitarlo.

—¿Qué te pasa? ¡Anda y prepara la puta cena, eres una decepción, a quien mierda he parido! —el pelinegro se levantó con velocidad y corrió hasta la cocina, allí estaba su hermano menor, tenía apenas cuatro años, se acercó hasta Hyunjin y le dio un caramelo.

—¿Mami pegó? —el niño habló, Hyunjin quería inclinarse y abrazarlo, pero su madre ya estaba allí.

—¿Ya lo hiciste? —el pelinegro se movió y comenzó a preparar la cena, sus brazos dolían, se sentía débil, parecía que en cualquier momento se iba a derrumbar. Al terminar, ya estaban en la mesa cenando, el ambiente era incómodo, Hyunjin podía recordar el momento en que su madre lo golpeaba. ¿Tanto odio guardaba en su alma que se desquitaba en él?, ¿tenía la culpa?

Innumerables preguntas estaban en su mente, todas cuestionaban si debería de seguir en el mundo viviendo en carne propia el mismo infierno, siendo tan cobarde y no hacer nada, o ser el posible culpable de que su pequeño hermano escuchara todo... eso. 

—¿Recogiste los documentos que te dije? Los necesito para mañana. —Hyunjin abrió los ojos y negó, su madre golpeó su mano en la mesa y lo miró —¡¿Por qué no los recogiste?!

—Tenía un e-examen de matemáticas y-y fue hasta tarde, cuando fui a la notaria y-ya estaba cerrado... y-yo —su madre se levantó y lo miró con rabia —, p-pero mañana pensaba ir a-a re-recogerlo...

—Eres una mierda Hyunjin, a tu habitación —el pelinegro temblaba —. ¡A tu habitación! Sube antes de que te mate ahora mismo.

¿Matar?

—¡Mañana puedo recogerlo, iré temprano! —Hyunjin respondió exaltado, la mujer se acercó a su hijo y lo agarró de los cabellos, jalándolo hasta su habitación y tirarlo en el piso.

—¡¿Crees que yo tengo todo el tiempo del mundo?! —su madre agarró el objeto con el que siempre le dejaba esas marcas tan horribles en su hijo— Ahora vas a aprender a ser responsable.

—¡P-PERO MAMÁ, LA NOTARIA ESTABA CERRADA! —la mujer golpeó.

—¡¿Y por qué no fuiste antes?! ¿Ese examen te tomó tanto tiempo? —otro golpe.

Sí, ese examen era bastante largo. Fórmulas, ecuaciones, problemas, mapas, cuadros. 

Con cada golpe, el pelinegro gritaba, lloraba, pedía perdón, aunque sabía que no debía de hacerlo, pero aquella mujer parecía sorda, no le importaba nada. Era como si toda su ira se iría en su mano y para tratar de soltarlo... lo golpeaba, con cada golpe era un insulto, un recordatorio de lo inútil que era. 

Basta, ya basta, por favor. Me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele, me duele. 

🌨️₊˚.🎧 ˚.🩵*🎐✩。

Caminaba por la desolada calle, escuchando música, pero la música dejó de sonar, se quitó los audífonos para verificar qué pasaba, en el silencio de la noche, podía escuchar gritos de dolor, un llanto que salía desde el segundo piso de esa casa. Estaba preocupado. Alguien estaba sufriendo allí, pero, no podía hacer nada. Se volvió a poner los audífonos y continuó con su camino, después de todo, era un desconocido que sufre. 





𝐌𝐘 𝐁𝐄𝐋𝐎𝐕𝐄𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora