El último

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N.A.: Este es un relato inspirado en el apartado de cazrey17 en "Ideas para fanfics", le doy créditos a él por la idea. Espero que lo disfruten como yo lo hice en escribirlo, si tiene mucho apoyo, tomaré en cuenta para hacerlo un fanfic o al menos hacerle unos capítulos más.


El último


La falta de ropa no le trae comodidad, aun usando la ropa interior roja que le regaló sus hermanas para poder leer sus comics con placer. Lincoln se levanta de la cama, los molestos ruidos de afuera de su cuarto no se callan, especialmente hoy son intolerables. Vistiendo el pantalón que está en el suelo, el fiable jean celeste que sigue intacto después de tantas desventuras Loud, también agarra la remera naranja que cuelga al final de la cama. Sin olvidarse de agarrar los dos tomos de Ace Savvy, recién adquiridos gracias a Clyde y el paseo secreto en el supermercado.

—¿Por qué tiré esos audífonos anti ruidos? —se queja el chico mientras sale del cuarto. ¿Dónde podría ir? Clyde lo llamaría apenas termine de leer sus tomos, tan entusiasmado como él para hablar de las hazañas de su héroe ficticio. Delante suyo, como rutina cotidiana, las gemelas están peleándose sin siquiera parecer una razón lógica. La ruidosa guitarra de Luna no deja oír lo que a gritos las niñas gritan, opacada por la alborotada voz ruda de Lynn alabándose a ella misma. El único chico de la casa Loud solo se digna a suspirar.

¿Algún escondite donde nadie pueda entrar ni el mismo ruido? Al menos por menos de una hora, es lo que necesita Lincoln. Baja a la planta baja con sigilo, priorizando que las gemelas puedan ver la cabellera albina de él moverse por el pasillo. Para la calma y evitar un posible daño auditivo, en la sala solo se encuentra Lori junto a Leni mirando las noticias, sigue vigente el estado de cautela. A puntas de pies, llega hasta el comedor y pasa a la cocina. Abre la heladera y se sirve un vaso de refrescante jugo. ¿Dónde podría ir? Los ductos son estrechos y oscuros, el ático compartía el ruido de todas las habitaciones, y el sótano, ni hablar, no tiene pavor a las ratas como Leni, pero tampoco les agrada la compañía de ellas. Pensando en cada posibilidad con los cómics en mano, Lisa pasa al lado de él y copia el mismo movimiento que realizó hace unos instantes.

—Puedo notar que haces un buen uso de tu cerebro al usarlo en práctica. ¿Puedo ayudar a despejar esas dudas con mi eficacia cognitiva más desarrollada? —pregunta la niña de gafas gruesas mientras le da un sorbo al jugo, aun con la diferencia de altura muy notable, la mirada de Lisa despliega superioridad, irritando en el fondo a el albino. Pero no se dio tiempo para quejarse cuando una brillante idea cruza delante de sus ojos. ¡Eso es, Lisa!

—¡Lisa, sí! ¿Puedo usar tu búnker? Por favor —solicita el chico entusiasmado que encontró la respuesta. Deja el vaso al lado a medio tomar, agachándose un poco y poner una mano en el hombro de su hermana. Los ojos brillantes de él son un contraste de la mueca que hace Lisa cuando escucha la solicitud.

—¿Y qué te hace pensar que te daré acceso a mi fuente de trabajo privado? —pregunta certera, inclinando el hombro que está sujetado hacía atrás, no tanto como para quitar el tacto de encima.

—Es que —Lincoln vacila por un momento, creyendo por segundos atrás que ella aceptaría sin más, pero la seriedad en su rostro aniñado lo contradice—, quiero leer mis cómics, y no puedo hacerlo con tanto ruido, y Clyde me llamará para que hablemos y si no llego me voy a spoilear —busca encontrar la aprobación de Lisa con su motivo, pero solo observa como la niña levanta una ceja con duda, sin convencer a la gran mente de la familia—. Prometo ser tu sujeto de pruebas por dos meses, por favor, solo ayúdame, Lisa —ruega Lincoln bajando el tono de voz a uno más sutil. La mueca de ansiedad que pinta el rostro del albino, provoca una reacción muy pequeña en la niña.

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