IV

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La mañana del día siguiente había llegado mucho más rápido de lo que le hubiera gustado, simplemente quería hundirse en las cálidas sábanas de su cama y enterrar su cabeza debajo de la almohada para no escuchar a los pájaros trinando en su ventana...

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La mañana del día siguiente había llegado mucho más rápido de lo que le hubiera gustado, simplemente quería hundirse en las cálidas sábanas de su cama y enterrar su cabeza debajo de la almohada para no escuchar a los pájaros trinando en su ventana, la cuál ya estaba abierta dando paso a los rayos del sol.

Eso significaba que probablemente no la cerró antes de dormir o su hermano ya lo intentó despertar pero se negó y durmió nuevamente, cómo pasa la mayoría de veces.

Al poner los pies fuera del colchón, se dirigió al baño que estaba en el cuarto y se mojó el rostro con agua para estar completamente despierto. Salió del baño y pudo escuchar murmullos que provenían de abajo, lo cuál le causó curiosidad debido a la extraña voz que no podía reconocer correctamente.

Bajó rápidamente por las escaleras para encontrarse con una escena que desearía estar alucinando.

— ¡¿Príncipe Wilbur?! — Exclamó exaltado por la presencia de la última persona con la que se quería volver a cruzar después del encuentro anterior.
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Wilbur se había levantado temprano por la mañana como era costumbre, los sirvientes le habían preparado el desayuno y el horario de las actividades que tenía que realizar.
Pero no estaba del todo tranquilo, desde ayer en la noche tenía una sensación sofocadora persistente en el pecho y mentiría si dijera que pudo dormir tranquilo, es más, no pudo cerrar un ojo en todo lo qué llevaba pensando cómo salir del pozo al cuál él mismo se metió.

Ya fue suficiente, no podía seguir así, esto solo afectaba negativamente su desempeño en las labores reales y no podía permitir que su madre descubra que perdió el anillo de compromiso que esta le había heredado de sus familiares pasados. Según su madre era muy especial debido a que era una joya inigualable de muy buena calidad…por lo tanto no podía pedir una réplica y dársela a cualquier dama que encontrara por ahí para salvar su situación.

Debía resolver este problema y hacer que cierta persona se haga cargo de sus acciones.

Asi que cuando terminó sus actividades de la mañana fue al mismo bar donde había tenido su desdichado encuentro y así poder conseguir datos para encontrar al joven y recuperar la maldita joya.

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El príncipe volteó la cabeza mirando estupefacto. Estaba cerca de Elquackity, muy cerca, al punto de casi estar acorralandolo pero se notaba que habían estado discutiendo por varios minutos. Ojalá desaparecer en este mismo instante.

— Esperen un momento, no estoy viendo doble…o sí? —Dijo el castaño separándose bruscamente de mi hermano.

— Claro que no imbécil — Gritó el Elquackity bastante exaltado. —Por cierto son las 3 de la tarde, quien mierda se levanta a estas horas. — Su irá se dirigió a el azabache que seguía en la mitad de las escaleras sin bajar completamente.

❝﹒You are such a problem﹐(Tntduo Royal Au)﹒︵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora