2 Un choque increíble.

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El Emperador y el Príncipe estaban juntos, tomaban un poco de té, habían comido recientemente por lo que ambos estaban solamente platicando

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El Emperador y el Príncipe estaban juntos, tomaban un poco de té, habían comido recientemente por lo que ambos estaban solamente platicando. 

—¿Qué compraste en el pueblo, hijo?— Preguntó el Emperador mientras sonreía.—

—Le compré una peineta a mi hermana. Es hermosa, mira.— Sonrió mientras sacaba un fino paño de la más hermosa seda, mostró una hermosa peineta de madera tallada de forma artesanal con las mejores técnicas, tenía un hermoso pichón en la punta a punto de emprender el vuelo.

Suspiro. —Sin duda, es un hermoso presente, pero ¿y tu?— Pregunto inquieto, pues la madre de su hija sigue con vida, la mayor odia a su querido hijo, es por ello que limita el contacto que pueden tener sus dos hijos, solo por unos cuantos instantes y bajo una estricta supervisión de su parte, del consejo o de sus mejores guerreros.

—Me compré un abanico.— Respondió un poco incómodo, pues compro el abanico para evitar un llamado de atención de su padre.

—Hijo...—

El Emperador iba a reprender a su hijo, pero al ver como el menor cerraba los ojos con un poco de temor, decidió frenar y simplemente negó molesto. 

—Además siempre tengo los más hermosos regalos de otros lados.— Justificó en un intento de calmar la molestia de su padre.

—Eres mi más grande orgullo, hijo mío.—

El Emperador sonrió mientras su hijo sonreía con él, ambos parecían un espejo, su hijo tenía una imagen casi perfecta de él cuando era joven, los ojos, la nariz, la boca, y la mayoría de las facciones de su amado hijo eran como las suyas cuando era joven, de su madre había sacado las pestañas, los pómulos y el tono tan hermoso de piel. 

Pasaron algunos años desde ese día y el príncipe Wen MingTao debía irse a la exploración, con 13 años debía ir a conocer el mundo para aprender y traer el conocimiento a su secta, de esta forma el imperio crecerá de forma armónica. 

El sol era grande, extremadamente brillante y con una calidez única. 

—Hoy ha llegado el nuevo Sol, es importante que a partir de hoy centres tu energía y mente en crecer, sigue tu corazón y enaltece tu mente.— Instruyó el Emperador a su adorado hijo.

Después del banquete en honor al príncipe y con el deseo de que regrese pronto. 

Wen MingTao salió del palacio en compañía de su fiel guardián Mao Jiayi, los dos pasaron por el pueblo donde Jiayi recibió varias cosas que los civiles les daban para el largo camino que les tocaba. 

—Quiero ir a conocer una secta, dicen que los dulces de ese lugar son deliciosos, vamos Jiayi.— Pidió el joven príncipe con la intención clara en su corazón, deseaba conocer muchos lugares.

Los dos se internaron en un pueblo al oeste de la secta Wen, el príncipe se sentía feliz, pues aunque estaba fuera de casa, prefería a veces estar sólo. 

Los talismanes que conectan nuestros destinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora