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Iván y Rodrigo llevan siendo compañeros de piso durante más de 3 años, pero compartían una amistad de más de 14 años y para ellos la convivencia había sido de lo más peculiar.

No era de extrañar cuando a los 2 meses de vivir juntos, por lo menos habían entrado al baño más de 6 veces, cuando uno de los dos estaba duchándose. También se habían convertido en tradición los viernes de pizza o escuchar al otro roncar sin parar después de un largo dia.

Para Rodrigo, convivir con Iván era toda una experiencia, sabia que su mejor amigo tenía sus manías y rutinas, pero viviendo con él, lo pudo notar mas, como dejar todas las puertas abiertas cuando entraba y salía de la habitación del castaño o comerse un puñado de capelettinis crudos antes de hacer la comida, pequeñas cosas que a Rodrigo le encantaba analizar.

Iván, por otro lado, sentía que Rodrigo era como su hermano perdido hace mucho tiempo. A pesar de sus peculiaridades y hábitos extraños, Iván sabía que el castaño siempre estaría ahí para él, sin juzgarlo ni criticarlo. A menudo, se sorprendía de cuánto se conocían mutuamente. Esa conexión especial era lo que hacía que su convivencia fuera tan única y valiosa para ambos. El mas bajo era más desordenado y despreocupado, mientras que el azabache era meticuloso y organizado y esto hacía que de vez en cuando, surgieran pequeños conflictos despreocupados debido a sus diferencias de personalidad:

Ro! Cuantas veces te he dicho que la ropa rosa no va con la ropa blanca, así vas a conseguir que todas mis camisetas sean rosas —comentaba Iván ciertamente enfadado mientras bajaba las escaleras con un montón de ropa para poner en la lavadora.

Y? Yo no veo el problema, te sienta bien el rosa. —contesto el castaño con una sonrisa socarrona. Mientras veía a su mejor amigo sonrojarse y esbozar una pequeña mueca alegre. Definitivamente, no podía enfadarse con él y menos teniendo esa cara...

Uuh... Mmm bueno saca tus sudaderas y después de la colada de la ropa blanca pones toda tu ropa de color rosa si? —trato de contestar lo mas rápido posible, el mas alto con un tono nervioso, mientras continuaba con toda la ropa rosa en sus brazos.

Perfecto, Buahje —respondió Rodrigo mientras agarraba toda su ropa de los brazos del alto sin dejar de mirarlo a los ojos y sonreír.

La dinámica de ambos siempre había sido así, bromas sutilmente subidas de tono que sonrojaban las mejillas de ambos, pero que ya formaba parte de su gran vínculo de amistad. 

roomies - rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora