"La sangre del dragón corre por nuestra venas, recuerda eso Rhaenys."
𝑺𝒊𝒍𝒆𝒏𝒕 𝑻𝒐𝒓𝒕𝒖𝒓𝒆|House of the dragon...Reinar nunca fue parte de mis planes, ¿por qué debería ser si soy mujer? Los siete reinos tuvieron la ocasión de tener una reina...
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"Mamá, pasaste por nuestra vida como una estrella fugaz, pero tu luz siempre brillará en nuestros corazones"
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Las princesas se sentaron junto a su amiga de la infancia, Alicent, aunque la mayor prefirió hablar un rato con sus primos, los Velaryon, les gustaba su cabello pensó, es bonito, aunque no cambiaría su cabello por nada.
La tía de la peliblanca, Rhaenys, le sonrió, aunque tenían el mismo nombre se notaban las diferencias entre ellas, además de la edad claro está, Rhaenys Velaryon irradiaba de elegancia y sabiduría, la princesa en cambio tenía un deseo de explorar y alegría, aunque eso pronto cambiaría.
La princesa mayor quería ir con su madre, sabía lo complicado de los partos, pero nunca había visto uno, trato de pedirle permiso a su Rey, se lo negó, rayos, regreso a su antiguo puesto, suspiro decepcionado, noto la mirada de Alicent en ella y le sonrió dulcemente como siempre hacía para reconfortarla.
—Todo estará bien— Comenzó Rhaenyra
—Debería ser yo la que te lo dijera, soy la hermana mayor— Finalizó Rhaenys, ambas se agarraron las manos como señal de apoyo rezando a los Dioses que su madre este bien.
Y así empezó el torneo, aunque encontraba cierto entretenimiento el suspenso de quien sería el herido.
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—¡Para su primer encuentro Príncipe Daemon Targaryen desafía al señor Gwayne Hightower, hijo mayor de la Mano del Rey! —
Los vítores de las personas por las batallas me aturden, molestan, suena el comienzo de otra batalla, aparece Daemon, ahora lo interesante.
Alicent contemplaba todo sumamente nerviosa, le agarro la mano sabiendo que mi tío lo haría pedazos.
Daemon es cruel y despiadado.
Mi padre miró por un momento a Otto, me cae mal pero pobre de su hijo.
No aposté por ninguno, prefiero mantener mi opinión en secreto por el miedo de Alicent.
Los dualistas se prepararon en sus caballos, en poco tiempo se encontraron en lados contrarios, Daemon inclinó su cuerpo atacando las patas del animal con su arma ocasionando que el jinete se caiga de cabeza, desfigurando su rostro.
Todos aplaudieron, gritos, reprimo una sonrisa que casi se me escapa.