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desde que hanni y minji son novias, ninguna tiene miedo

La ciudad había sido invadida por las
pequeñas gotas de agua que caían del
cielo, lleno de oscuras nubes grises.

El sonido de la lluvia chocando con
la ventana, era lo más audible hasta
ahora, las luces de la ciudad se veían
borrosas debido al agua, que no dejaba ver lo hermosa que era la ciudad de noche.

Hanni, miraba todo aquello desde
su cama, totalmente en silencio con
cuidado de no despertar a la persona
dormida a su lado, minji, su novia.

En medio de la oscuridad, la furia de la lluvia apareció, manifestándose con un ruidoso trueno que parecía quebrarse y explotar en el cielo. Hanni cerró sus ojos con fuerza y ocultó su cuerpo bajo las sábanas frías.

— Minji... —susurró bajito la conejita, asustada, pero su novia no parecía escucharla — Por favor despierta.

Movió el cuerpo de la mayor, y ella pareció reaccionar ante su toque, algo confundida por su repentino despertar, pero más preocupada por ver los ojos cristalinos de hanni.

— Bebé... ¿Qué pasa? -preguntó levantándose de golpe y guiando el cuerpo delgado de hanni a su pecho.

La menor sólo pudo aferrarse al cuerpo de la otra, con sus ojitos cerrados y sus manos temblorosas.

— ¿No haz podido dormir? -preguntó
minji, dando besitos a la frente de
hanni.

— No es eso —dijo hanni.

— Entonces, dime qué pasa, no me
gusta verte así, nunca me habías
despertado y mucho menos me eh
levantado con una imagen de ti
llorando hanni.—minji le dió un tierno, pero duradero beso a la menor, demostrándole que tenía todo su apoyo sin importar lo que fuera.

Entonces, otro ruidoso y agresivo
trueno se escuchó, hanni dió un salto
en su lugar y se aferró con una fuerza
inigualable a la cintura de minji.
Ocultando su rostro en el cuello de la
misma, kim comprendió todo.

— Ah, entiendo —la mayor sonrió con
ternura, hanni era su pequeña conejita a la cual debía cuidar de sus miedos. Y es que aunque la menor fuera muy neutral y muy inexpresiva en muchos sentidos, por dentro, era una pequeña niña que debía ser cuidada y acompañada por quienes más ella quería.— Hanni, mí hanni.

Minji tomó con cariño el cuerpo de
su novia, dándole besos por todo el
rostro y parte de su cuello y hombros,
tratando de calmarla. Entrelazando sus manos y haciendo suspirar a hanni.

Todo en ella era hermoso, hanni era
hermosa e incluso asustada se veía
realmente bien, su olor suave y su
cuerpo tan sensible ante los dedos
y labios de minji, sus suspiros
y su lenta respiración, sus manos
temblorosas y tímidas que se paseaban por el cuello de la mayor. Hanni era perfecta.

— Estoy aquí, estoy junto a ti hanni -
los truenos y la lluvia parecían
hacerse más intensos, pero la menor
reaccionaba con menos miedo,
enfocada totalmente en los dulces pero necesitados toques de su novia en su piel.— Te amo.

— Dilo otra vez - pidió hanni dándole un fugaz beso a minji.

— Te amo, te amo hanni —ella suspiró satisfecha, y las manos de la mayor viajaron por debajo de su blusa, causándole pequeños destellos
de satisfacción y cosquillas.— ¿Tú me
amas también?

— Sí, lo hago —contestó.

— Dilo —minji detuvo sus toques para de nuevo abrazar a hanni, ambas sintiendo miles de mariposas
en su abdomen.— Dime qué me amas también.

— Te amo, minji —contestó hanni
uniendo ambas frentes, sintiendo
la respiración caliente de su novia,
minji la besó — Te amo, te amo, te
amo —dijo para luego volver a unir
sus labios.

Minji sonrió entre el beso, y se
recostó en la cama haciendo caer a
hanni sobre ella, sin dejar de besarse.

— No debes tener miedo, nunca hanni—susurró la mayor, sintiendo el
cuerpo cálido de hanni sobre sí.

— No tengo miedo cuando estoy
contigo —hanni, dió tiernos besitos
en el cuello de su novia— De alguna
manera, me siento segura a tu lado, me haces sentir tan bien minji, siento
que puedo ser capaz de hacerlo todo
con tan sólo mirarte.

— Igual yo, cuando estoy contigo me
siento invencible ¿Sabes? —minji
comenzaba a quedarse dormida, al
igual que hanni.

— Te amo —susurró la menor,
depositando un último beso en los
labios de su hermosa novia, luego
de eso, ambas se olvidaron de todo y
de todos, dejando a la oscuridad y la
lluvia, en completa soledad.

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