Capítulo II: Resaca a la radio.

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Alastor dormía profundamente, seguramente por efecto del alcohol. Usualmente no solía dormir tanto, solo unas horas a la noche y luego se levantaba a leer o escuchar algunos podcasts en el móvil que le había regalado Charlie, aunque le sentía un poco de odio a la nueva tecnología, tenía que admitir que se móvil le había servido de mucho. 

— Alastor, ¿estás despierto? Soy Charlie. —Llamó suavemente la princesa desde el otro lado de la puerta, pero no hubo respuesta. Volvío a tocar.— ¿Al?

— Ugh... —Se quejó Alastor somnoliento, despertando bruscamente del sueño con un fuerte dolor de cabeza.— Mierda...

Hizo un gesto perezoso con la mano y una de sus sombras se materializó, abriendo la puerta con cuidado. Ahí estaba Charlie, sonriendo amablemente aunque con un deje de preocupación en la mirada.

— Lo siento, no quería importunarte. ¿Te encuentras bien? Te veo algo pálido—Comentó ella acercándose a la cama.

— Estoy... Bien, digamos. —Musitó él con la voz ronca, tallándose los ojos con gesto cansado.— Solo... Bebí demasiado whisky anoche, creo. No suelo tener resacas así.

Al traer de nuevo los recuerdos de la noche, un ardor abrasador subió hasta sus mejillas. Carraspeó incómodo, deseando que Charlotte no notara su bochorno.

— Me imagino, esa bebida es fuerte. —Rió ella con suavidad.— Ven, te prepararé un té para el dolor de cabeza. Te sentirás mejor.

— De acuerdo, bajaré en un momento. —Respondió Alastor con una cortés sonrisa.

Charlie asintió complacida y se retiró cerrando la puerta tras de sí. En cuanto se quedó solo, Alastor dejó escapar un suspiro cansado. Se frotó las sienes con insistencia, tratando de aplacar la migraña.

Recordar los erráticos momentos de la noche anterior solo empeoraban su confusión y vergüenza. Sin proponérselo, bajó la mirada hacia su entrepierna y el sonrojo regresó en cuanto notó el lamentable estado de su elegante pantalón.

Estaba mal abrochado y presentaba notorias manchas pegajosas en la zona interior, impregnadas aún con el aroma característico de su actividad solitaria. Soltó un gruñido exasperado ante tal visión.

Nunca antes había llegado a esos extremos, actuando como un animal en celo sin control ni pudor. Y todo por culpa de esos malditos recuerdos de una rubia sonriente...

Con cuidado se desabrochó la prenda completamente, evitando mirar directamente la evidencia de su pecado. La arrojó lejos con desdén y se dirigió al armario en busca de su holgada y cómoda pijama.

Mientras se cambiaba apresuradamente, no dejaba de maldecir internamente su tormentosa noche y la resaca que ahora sufría las consecuencias. Si Charlie sospechase algo, moriría de vergüenza en el acto.

Al final, tras arreglarse lo mejor posible, salió de la habitación dispuesto a enfrentar la amable compañía de la princesa. Caminó por todo el pasillo a paso lento, se sentía demasiado cansado y avergonzado.

Bajo las escaleras y caminó directo al comedor, era de nuevo, él y Charlie en la mañana, bebiendo un cálido té. A lo lejos pudo divisar a la princesa preparando su taza, la de él ya estaba preparada. Charlie apenas notarlo lo saludó con un gesto cariñoso de lejos. Alastor amplió su sonrisa a modo de saludo. 

— Lamento la tardanza. —Dijo Alastor, tratando de disimular un poco su malestar.

— No te preocupes, ven. —Respondió Charlie, haciendole una señal a Alastor para que se acerque.

Alastor decidió apoyarse en la mesa donde se encontraba la princesa, ella preparaba su té tranquilamente. 

— Gracias a dios te levantas temprano, querida, hoy dormí más de lo usual y creo que eso esta afectando.. —Dijo Alastor, viendo como la chica le entregaba una taza de té humeante.

— ¿Dormiste mucho? ¿Cuanto sera "Mucho" para tí? —Dijo Charlie, dedicándole una sonrisa como la que él tenía.

— Unas 3 o 4 horas, supongo.. Nunca pensé que me iba a emborrachar tan rápido. —Dijo el demonio de la radio para luego beber un poco de su té.

— Entiendo. —Charlie rió entre dientes, se la hacía gracioso que Alastor no pudiera dormir tanto. De todos modos, decidió ir a la repisa a recoger una bolsa de galletas.— ¿Quieres un poco, Al?

Melodías Oscuras (Charlastor)Where stories live. Discover now