Melodías Oscuras (Charlastor)

Capítulo III: Outfits y relaciones en quiebre.

La tensión sexual aumentaba para Angel, sentía como sus alientos se mezclaban y el arácnido estaba preparado para abrir su boca y conectarla con la de Alastor, pero la cercanía entre ambos se cortó de golpe cuando Alastor notó las claras intenciones de Angel. Con un rápido movimiento lo empujó hacia atrás con su micrófono, haciéndolo caer estrepitosamente del repozabrazos.

El araña soltó un quejido de dolor, frotándose el trasero adolorido. Alzo la vista apenas a tiempo para ver a Alastor estallar en sonoras carcajadas, inclinado sobre su estómago.— ¿¡Que mierda te pasa?! —Gritó él.

— Jamás aprenderás, pequeña araña inútil, —Se burló Alastor entre risas, limpiándose una lágrima imaginaria.— Unos simples trucos fueron suficientes para ponerte a mis pies, deberías aprender que no se puede cojer con todos.

Angel se puso de pie trabajosamente, fulminando a Alastor con la mirada. La humillación se mezclaba con la furia en su interior.— ¡Eres una mierda de persona! —Espetó entre dientes.— ¡¿Acaso disfrutas jugando con la gente de este modo?!

Alastor siguió riendo con descaro unos instantes más, para exasperación del otro. Finalmente logró calmarse. Se le acercó, manteniendo una distancia cómoda para él.

— Vamos Angel, no me digas que no lo estabas disfrutando, pero lamento decepcionarte, esta carita permanecerá virgen. —Dijo el demonio radio, tocándose una mejilla con el dedo índice.

Angel apretó los puños con fuerza, anhelando borrarle la sonrisa de un puñetazo. Mas sabía que no tenía posibilidad contra él.— Eres basura, Alastor —Escupió con desdén.— Algún día terminarás solo, cuando todos los del hotel vean lo despreciable y la mierda que eres.

Dicho esto, se alejó a grandes zancadas rumbo a su habitación, deseando perderse en su cama junto a Fat Nuggets para descargar su frustración. Alastor solo suspiró, divirtiéndose aún con su pequeña jugarreta.

— Permaneceré solo, con o sin ustedes. ¡Ciao, prostituta regalada! —Dijo para luego por fin volver a sentarse en el sofa de antes, solo que ahora con la paz mental de no tener ni a Angel a su lado, o a la princesa Charlie en su mente.

La tarde dio paso a la quietud de la noche en el Hazbin Hotel. Angel yacía echado en su cama, matando el tiempo mirando videos en su móvil. Poco a poco sus pensamientos fueron derivando hacia lo ocurrido con Alastor. Recordaba la intensa mirada del demonio radiofónico, esos peligrosos juegos mentales... Se estremeció involuntariamente.

Aunque odiaba admitirlo, la actitud de Alastor le recordaba demasiado a Valentino. Esos aires de superioridad, la facilidad para humillarlo y manipularlo a su antojo. Angel siempre había sido un títere en manos de otros.

Un bufido exasperado escapó de sus labios. Ya había tenido suficiente de ese tipo de tratos durante su vida. Con un movimiento ágil se puso en pie, decidido a alejar de su mente esos oscuros recuerdos.

Salió al pasillo rumbo al bar, anhelando desconectar de todo charlando con Husk. Con suerte el eterno gruñón estaría de humor para escuchar sus quejas. O tal vez incluso lograría sonsacarle una que otra botella gratis.

Al menos así podría olvidar, aunque fuera por unas horas, que su libre albedrío seguía sometido al capricho de tan enigmáticos seres. Él bajo hasta el Lobby, caminó a paso lento, tomandose un brazo con timidez. A lo lejos, pudo observar que Husk estaba guardando y limpiando los vasos que habían ocupado los demás integrantes del hotel durante la tarde. El se acercó mas emocionado, se le veía de buen humor.

— Uhm.. ¡Husky~! —Dijo el arácnido, saludandolo con una de sus 4 manos. Se sentó en el taburete para poder estar mas cómodo, pero lo único que logro fue que se le congelara el trasero. (Bien pendejo jaskj)

— Husky~ ¿Cómo estás? —Saludó Angel. apoyándose en el gran mueble que tenía enfrente.

Husk gruñó desde el otro lado, ocupado ordenando sus botellas.— Tan alcohólico como siempre, araña —Masculló a modo de saludo.— Creo que tienes mejores cosas que hacer que fastidiarme hoy.