𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐰𝐨: 𝐺𝑜𝑙𝑑𝑖𝑙𝑜𝑐𝑘𝑠

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Narrador omnisciente:

Una despeinada rubia empezaba a levantarse el sábado, recordando lo que pasó el día de ayer.

Decidió levantarse de su cama y comenzó a tenderla, luego se vio al espejo y vio las consecuencias de su insomnio, así que decidió alistarse para este día.

Narra: 𝙊𝙇𝙄𝙑𝙀𝙍

Terminaba de bañarme para volver a salir, Elaine me invitó a ir con nuestro grupo, realmente no tenía muchas ganas de ir, mi papá empezaba a repetirme lo que me lleva diciendo desde que tengo memoria, se que tengo que trabajar, no me gusta ser un holgazan o un niño de papá, pero realmente, no se a que es a lo que quiero dedicarme.

Claro que me gustan muchas cosas como Leer, la música y cosas asi, pero sinceramente no se que es para mi, todos tenemos un talento, eso es seguro, pero yo no se cuál es el mio.

Terminé de alistarme, tenía que ir con mis amigos a las 4:30pm, eran las 10am así que decidí salir, me despedí de mamá y salí hacía el café donde estaba ayer, entre y compré mis cigarrillos favoritos, bloqueaban mis pensamientos y podía relajarme, saque mi libro y comencé a leer sintiendo lentamente como el humo entraba en mis pulmones.

Narra: 𝙊𝙇𝙄𝙑𝙄𝘼

Comencé a abrir mis ojos, y ahí estaba, el mismo techo que veo al despertar todos los días, era sábado, "Día de tareas".

Solté un suspiro y me levanté para bañarme, mi pelo estaba hecho un desastre, eso mostraba mi espejo, tome mi toalla, la lleve al baño y comencé ducharme.

¿Cómo es posible que mi padre sea tan bipolar conmigo?

Aún pensé en eso, no me molestaba, por un lado me fastidiaba pero no podia odiarlo, porque era mi papá, yo no tenía derecho a reclamarle nada, ellos hacían muchos sacrificios por mi, y el tenía razón.

Pude haberme disculpado con esa chica, era mi culpa después de todo, ¿qué tal si la pelea hubiera terminado peor?

Estaba segura de que el estaba decepcionado de mi.

Mis padres sólo querían mi bien, querían que estudie y está bien, es mi obligación, asumí la culpa y termine de alistarme. Cuando fui a desayunar lo vi, sentado en la silla del comedor, leyendo su periódico nuevo mientras mi mamá le entregaba el desayuno, caminé hasta la cocina y me serví una taza de café.

— Se dice buenos días— dijo mi padre, suspiré levemente y dije — Perdón, buenos días...— claro que no lo eran, me sentía mal, pero no quería demostrarlo, sabía cómo terminaria todo.

— Espero que hayas reflexionado lo que hiciste, por el celular estas así.

Empecé a sentir enojo, lo que más odiaba era que arruinaran mi desayuno. Mi temperatura comenzó a subir, mi ánimo a bajar, no me atrevía a hablar, los ojos me empezaban a arder y yo solo quería mantener el control para no llorar. — No es por eso, tu única razón para mis cambios de humor o para lo que hago es el celular?

El se enojó, me levanto la voz y comenzó a gritarme, mi mamá no decía nada.

Yo estaba llorando.

Mi papá empezó a decir que yo era una malagradecida, y era cierto, eso decía mi cabeza, el seguía gritando, yo me sentía cada vez más retenida en hacer algo. Finalmente...

Lo hice. Salí de mi casa, llorando y escuchando como mi padre me llamaba, por un momento pensé que iba a perseguirme, pero entró a la casa y yo seguí caminando, con mucha vergüenza, era algo que siempre me pasaba, yo no salía y era por eso, pasé mis manos brusca y rápidamente por mi rostro, por donde las lágrimas caian,  no quería sentirme así, ni siquiera desayuné y estaba segura de que cuando volviera, el se enloqueceria, no me devolvería mi teléfono y eso era lo que menos me importaba, explote y así seguirá mi mente cada vez que mi papá sigue gritandome, jamás debí seguir la pelea, debí evitarlo, disculparme, era todo lo que los padres detestaban

...

Ya llevaba caminando un buen rato, quería comer algo, llegué a una cafetería, y vi a un chico, es de mi clase, pensé y el volteo a verme como si alguien le hubiera avisado, rápidamente aparte mi mirada algo nerviosa pero comencé a ir hacia la cafetería, mi hambre iba enserio.

Y cuando estaba apunto de entrar, el habló.

— Van a pensar que eres una drogadicta — No me atreví a mirarlo, no entendía a que se refería — tus ojos, están rojos — El hablaba como si fuera lo más normal del mundo, pensé rápidamente en lo que pasó con mi papá y me di cuenta de porque mis ojos estaban en ese estado, pero, no podía hablar.

Desde pequeña me habían enseñado a no hablar con extraños, y finalmente estaba ocurriendo, no sabía que hacer, así que ignore todo lo que dijo el chico y sin más, entré a la tienda, escuche la puerta pero seguí ignorando eso

Hice mi pedido, pero mi cerebro me hizo recordar que no traía dinero, empecé a entrar en pánico, ¿Cómo es que soy tan torpe?, ¿quien en su sano juicio se escapa de su casa a mitad de una pelea sin desayunar y sin dinero? Iba a devolver lo que pedí, y escuche que alguien puso dinero donde se suponía que yo debía ponerlo.

— Yo pago lo de ella. — Eso fue inesperado, estaba a punto de decir algo, la vergüenza era más grande que yo, y cuando reuní el valor de decir algo ya era tarde, ya hasta tenía el recibo en mis manos

— No hay de que, ricitos de oro Sin duda alguna, estaba sonrojada, trate de ocultarlo y no pude, pues el ya me había visto

— Gracias... — Tuve el valor de verlo pero con el privilegio de verlo más cerca, era Oliver Evans, toda la escuela lo conocia

— No hay problema, ¿Estas bien? — cada vez le entendía menos — Si, ¿Por qué no lo estaría? — Contesté.

— Cuando mis amigas lloran, sus ojos se ponen rojos, los tuyos también estaban así, eso significa que lloraste — No sabía que contestarle, no me gustaba hablar de mis peleas con mi papá, nadie los sabía, no quería que me vieran con lástima.

— Estoy bien, de nuevo gracias, ¿Como puedo pagartelo? — Estaba evitando el tema, no quiero pensar en esa pelea paternal otra vez, y más porque empecé a sentir mis ojos arder desde el momento en que el me preguntó si todo estaba bien.

El dejó de preguntar, sonrió levemente y dijo — Tal vez lo dejé pendiente para otro dia, me debes una. ¿Tu eres la que peleaste ayer, no? — Sólo asentí algo avergonzada ¿Qué rayos me pasa?, yo no salía tanto, y los efectos eran estos, sentir vergüenza por cualquier cosa con cualquier persona, pero aún así algo en el me transmitía algo de confianza y comodidad

— ¿Cuál es tu nombre, ricitos de oro?
Iba a responderle, pero llegó una chica, era Elaine, fuimos compañeras en el jardín, ella solía defenderme de quienes me molestaban.

— Oliver y Olivia, eso es muy raro — dijo ella, yo sólo reí leve, igual que el

Me quería ir a casa.

— Laine, pensé que la salida era a las 4:30pm, ¿Qué haces aquí? —

— No bueno, ¿ahora no me dejas comprar café?, ¿qué hacen ustedes 2 aquí?

Mire a Elaine y dije — Fue coincidencia, yo ya me iba, adiós Eli, y gracias de nuevo Oliver — Rápidamente salí, logré salir con la vergüenza en el pelo, mucha vergüenza pero pude salir, no quería ir a mi casa pero recordé mis tareas, para mi suerte mi papá no estaba y mi madre bueno...

—¡Olivia!, ¡¿Como se te ocurre salir de esa forma?!, ¡Tu padre está furioso y muy preocupado!—Ella sólo me daba sermones, pero en parte se preocupó, luego vi mi celular, sólo me quedé callada viendo a mi mamá, pero era como si no pudiera escuchar lo que ella me decía, tenía la cabeza en otra parte.

Luego de unas horas termine mis deberes, me sentía mal, pero no tenía a quien decírselo, estaba cuestionando muchas cosas

Mi padre no parecía quererme, mi madre era el esclavo de mi padre, soy un fracaso como estudiante y sobre todo como buena hija, yo veía las fotos de mi infancia con mis padres, y el sentimiento de no querer crecer volvia a aparecer en mi ser

....

⇢ 𝐂𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora