El mayordomo Liu había trabajado en la familia Gu por muchos años y era un mayordomo consumado. Cuando era joven, trabajó en la antigua residencia de la familia Gu por un tiempo, viendo mucho del mundo y adquiriendo varias habilidades, como leer entre líneas y adaptarse a las circunstancias.
El joven maestro Gu nació como un personaje feroz. A pesar de no ser amado por sus padres y oprimido por sus hermanos y tíos, el mayordomo Liu supo de inmediato que no era alguien con quien meterse, que algún día treparía sobre todos ellos.
Por lo tanto, el mayordomo Liu nunca le había faltado el respeto. Obedecía sus órdenes al pie de la letra, por eso, a su edad, todavía tenía un buen trabajo como este, viviendo cómodamente en tan hermoso lugar, básicamente retirado.
En cuanto al joven maestro de la familia Ji, ese pequeño amante que se pegaba descaradamente al joven maestro, no le cayó bien desde el primer momento que lo vio. Con ese aspecto sumiso, siempre cabizbajo, encorvado, sin saber hablar, rodeado de un aura sombría y deprimente.
Pero debía admitir que el chico tenía una cara bonita. Si se conformaba con su papel de amante y se comportaba bien frente al joven maestro, obteniendo lo que le correspondía, al menos cuando terminaran podría vivir sin preocupaciones el resto de su vida.
Después de todo, el joven maestro no venía a menudo y cuando lo hacía no se quedaba mucho tiempo, tal vez ni le importaba la desagradable personalidad.
Pero este joven era atrevido, con confianza de no sé dónde, incluso se había atrevido a decir que se convertiría en la dama de la casa de los Gu, en la pareja del joven maestro. Que todos ellos, los sirvientes, esperaran y verían.
El mayordomo Liu sentía que este chico no solo tenía un mal carácter, su inteligencia también era extremadamente deficiente. No solo eran pensamientos completamente irreales y fantásticos, incluso si realmente tenía esas ideas sin darse cuenta de lo inapropiado, ¿cómo podía decirlo frente a ellos?
¿No era como tocar los tambores para que todos lo odiaran?
Desde el fondo de su corazón despreciaba a Ji He y sentía que alguien como él seguramente no lograría nada en el futuro. Por eso permitía que los sirvientes también fueran irrespetuosos y lo maltrataran de vez en cuando.
Pensaba que alguien como el joven maestro Gu definitivamente no apreciaría a Ji He. Así que cuando dijo que debían cuidar bien de él, no se lo tomó en serio. Después de todo, el joven maestro no venía a menudo y probablemente tampoco le gustaba tanto ese chico. Tarde o temprano sería echado.
No esperaba que esta vez se equivocaría.
No sabía qué método había usado este chico, pero de la noche a la mañana, había logrado que el joven maestro le prestara atención. No solo le dio su número de teléfono, sino que lo regañó abiertamente.
Conocía el carácter del joven maestro. Esta vez solo había sido un regaño verbal, pero la próxima no sería tan simple.
Temeroso en su interior, su edad le había hecho llevar inconscientemente sus emociones personales al trabajo. Sin importar lo inútil que Ji He fuera, seguía siendo la persona del joven maestro, ¿cómo podían aprovecharse de él? Tendrían que dejar de hacerlo, incluso si no les agradaba el chico, al menos debían guardar las apariencias.
El mayordomo reflexionó sobre su propia negligencia, y también estuvo sorprendido por el cambio de Ji He. Este chico parecía haber cambiado completamente en los últimos días. La sombría aura que solía tener había desaparecido, estaba completamente renovado y lleno de vitalidad. No era de extrañar que el joven maestro de repente le prestara más atención.
Pero no debería pensar demasiado en eso. En el futuro, solo tenía que escuchar al joven maestro diligentemente, completar las tareas que le encomendara y cuidar bien de Ji He. No debía tener más emociones de las necesarias, ni hacer nada más de la cuenta.
Pensando así, su actitud hacia Ji He se había vuelto mucho más normal. Aunque seguía sintiéndose desconcertado cuando Ji He venía a hacerle extrañas preguntas, aún así le respondía respetuosamente con la verdad.
Pero no esperaba que Ji He lo detuviera de nuevo hoy.
¿Incluso para pedirle dinero prestado?
¿Ya no tienes dinero? ¿Y todas esas tarjetas bancarias que el joven maestro te dio antes? Además, viviendo cómodamente en esta villa, ¿para qué necesitas gastar dinero?
Una vez más, el mayordomo estaba sorprendido por la inesperada acción de Ji He, pero manteniendo la profesionalidad que debería tener un excelente mayordomo, preguntó con calma: "Joven maestro Ji, ¿le hace falta algo? Dígame y la próxima vez que baje la montaña, haré que alguien lo compre".
No era que a Ji He le faltara algo, solo quería comprar algunos cursos en línea. Así que dijo vagamente: "No me falta nada, solo quiero comprar algunas cosas en línea".
Luego, mirando al mayordomo con sus redondos ojos llenos de sinceridad, dijo: "¿Puede transferirme el dinero en línea? Se lo devolveré después".
El mayordomo no lo entendía. Esta villa ya lo tenía todo, ¿qué más podía querer comprar Ji He en línea? Además, a su edad, por supuesto que no sabía usar pagos móviles. Su teléfono ni siquiera tenía ese tipo de aplicaciones. Así que solo pudo responder honestamente: "No sé cómo hacer transferencias en línea".
Luego sintió más dudas. Si Ji He quería hacer compras en línea, ¿por qué no vinculaba su propia tarjeta bancaria para eso? Estos jóvenes eran mucho mejores que él en esas cosas.
A menos que se hubiera quedado sin dinero en sus tarjetas.
El mayordomo se sorprendió. El dinero que el joven maestro le había dado, por poco que fuera, debería ser suficiente para que una persona común viviera tranquila toda su vida. No era posible que este chico ya lo hubiera gastado todo.
Mirando a Ji He, preguntó tentativamente: "Joven maestro Ji, ¿le hace falta dinero? Si es así, aún tengo algo de efectivo".
Ji He ahora ciertamente necesitaba dinero, pero para comprar cursos en línea no requería efectivo. Y de no ser porque el mayordomo era la única persona más familiar y a cargo de todo aquí, en realidad no se sentiría cómodo pidiéndole dinero a un anciano.
Pero tampoco era buena idea decirle que había olvidado las contraseñas de todas las tarjetas bancarias. Después de todo, estos días le había hecho un montón de preguntas obviamente tontas. Ya había dejado ver demasiadas fallas. No quería que pensaran que tenía problemas mentales y lo mandaran a un hospital psiquiátrico.
Olvídalo, si no podía comprar los cursos por ahora, no podía. Podía buscar otros libros o cursos para ver. Cuando obtuviera su identificación y dinero, continuaría estudiando.
Así que el mayordomo vio que el joven enfrente suyo parecía debatirse por un momento, para luego renunciar y decir: "No me falta dinero, olvide que pregunté, me voy arriba".
Ni siquiera esperó una respuesta antes de salir corriendo escaleras arriba.
El mayordomo miró con suspicacia su espalda alejándose. Recordando que últimamente pasaba los días encerrado en la sala de estudio, sentado frente a la computadora trasteando, no será que Ji He, al igual que su sobrino lejano, estaba jugando apuestas en línea y había perdido todo el dinero.
Cuanto más lo pensaba, más sospechoso le parecía. El joven maestro había dicho que si pasaba algo con Ji He, debían informar al asistente He. El mayordomo Liu sentía que la situación actual de Ji He era necesario reportarla.
Así que rápidamente volvió a su habitación y llamó al teléfono del asistente He.
El autor tiene algo que decir:
¡Actualización, actualización!

ESTÁS LEYENDO
Después de patear al gong tirano
RomanceJi He, un sensible llorón, transmigró de repente a una novela romántica cliché, convirtiéndose en un pequeño personaje secundario obsesionado con el protagonista atacante. De pequeño, era un hijo ilegítimo maltratado, y ya adulto, fantaseaba tontam...