iii. panic attack

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El timbre del ascensor sonó y las puertas se abrieron frente a ella. Yuseo despegó su espalda de la pared del pequeño cuarto, rascando su cabeza mientras salía del elevador.

Un golpe seco se escucho frente a ella, seguido de un murmullo o maldición que la hizo subir su mirada con el ceño fruncido. Se encontró con un hombre un poco más alto que ella, quien batallaba intentando levantar una maleta deportiva del suelo y agarrar la otra con un brazo.

Tenía una complexión delgada y se notaba que no tenía mucha fuerza. Poco parecido había con el resto de los residentes que habitaban el edifico departamental ──los cuales todos eran de la misma mafia que Choi Yuseo──. Este hombre todavía no se daba cuenta de su presencia. Siguió caminando hacia su departamento sin despegar su vista del hombre.

Aguantó una carcajada al ver como ahora se le caía la otra maleta que tenía entre sus brazos. Pasó la tarjeta sobre el candado automático de la puerta principal del departamento, siendo el ayudar al tipo débil la ultima mentalidad que pasó por su cabeza. Y luego, escuchó como lloriqueaba de nuevo.

Soltó un gemido frustrado, llamando así por primera vez la atención de la persona del último departamento. Ella volteó a su izquierda mientras el contrario alzaba la vista. Sonrió de manera nerviosa al ver los ojos que Yuseo tenía sobre él.

──L-lo lamento mucho… No sabía que estaba ahí. ──el hombre es el primero en hablar.

Yuseo sonríe de forma irónica. Se acerca a él, la aguja de sus tacones haciendo eco a cada paso que daba, causando un escalofrío en el hombre.

Este recorrió con la mirada el cuerpo de Yuseo. Ver a alguien con vestido corto y muchas heridas alrededor de su cuerpo no era algo normal. Por lo menos no para él.

La venda que llevaba en la pierna izquierda había absorbido la sangre de la herida, por lo que lo que antes era blanco se había vuelto rojo.

──Me di cuenta. ──suelta con sarcasmo agachándose para levantar una de las maletas. El hombre rápidamente se agacha para levantar la otra──. Te ayudo con esto.

Agranda la correa de la maleta de tal forma que se pudiera colgar de sus hombros. Se la extiende al hombre frente a ella… Y luego, vio esos ojos.

Esos ojos azules como un cielo despejado. Retrocedió un paso como si la mera presencia de la persona le quemara. Sus ojos comenzaron a producir lágrimas. Comenzó a hiperventilar. Sus piernas comenzaron a temblar. Comenzó a respirar pesadamente, su garganta se cerró impidiendo que el aire llegara a sus pulmones.

Le estaba dando un ataque de pánico.

Jooha, al darse cuento del estado en el que la pelinegra se encontraba, rápidamente se acercó a auxiliarla. Sin embargo, ella retrocedió otro pasó negando con la cabeza.

𝐁αllᥱt 𝐃αncᥱr 𝒇𝒕. Kang DoosikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora