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"Entre los recuerdos que tuve antes de morir, estaba el rostro de mi madre, su hermosa sonrisa, orgullosa de nosotros. Estaba la cruel imagen de su cadaver cuando la encontramos despues de aquel ataque.

Entre los recuedos que tuve antes de morir, estaba el rostro de mi padre, que se sacrificaba a diario con tal de que nosotros pudieramos vivir. Recuerdo el rostro debastado de mi hermano al recibir la noticia.

Entre aquellos recuerdos, estaban los rostros que nos miraban emocinados, aquellos que soñaban con ser superhéroes, y decían que al crecer querían ser como nosotros.

Estaban todas las personas que contaban con nosotros, y que cruelmente, murieron por nuestra culpa.

Estoy segura de que cargaremos con el peso de sus almas incluso después de nuestra muerte."

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Frente a mí, se encontraba una hermosa mujer joven que aparentaba alrededor de 25 años. Al verla, mi primera impresión, fue que tal vez me hubiera visto así si hubiera llegado a ser adulta.

Ella también tenía su cabello ondulado color arena, así como sus ojos azules. Con facciones finas, dignas de una princesa.

El resto de las personas que estaban en la habitación cuando nací, ya se habían ido. Solo quedaba yo, mi madre, y otro hombre, se miraba en forma, con músculos bien formados sin llegar a ser extremadamente fornido. Su cabello era oscuro, tez ligeramente morena, y con la barba un poco descuidada.

Este era mi nuevo padre.

Ese hombre se acercó a mí, y me tomó en brazos

—Alya, —Aquel hombre repitió el nombre que la mujer había dicho hace unos momentos. — "Estrella brillante", es un nombre hermoso.

Intenté hablar y moverme un poco, pero ahora estoy en el cuerpo de un bebé, por lo que no tenía control alguno sobre mi cuerpo.

Aquí el aire era un poco más denso, como si algo flotara en el aire.

Pero había algo más, era la única bebé en la habitación. ¿No se suponía que mi hermano también debería estar aquí?

Recordé ese momento antes de renacer, donde fuimos arrastrados por esa corriente en direcciones contrarias.

Un nudo se formó en mi estómago. ¿No se suponía que mi hermano tenía que estar aquí?

¿Nacimos en lugares distintos? Espero que lo único distinto fuera el lugar, y no el tiempo en el que renacimos.

He estado con mi hermano durante toda nuestra vida. Crecimos juntos, siempre nos cuidamos las espaldas.

¿Dónde está?

Mi desesperación empezó a crecer, la habitación empezó a encogerse, sentía que me sofocaba.

Mi padre, que me cargaba en brazos, llamó a mi nueva madre con voz llorosa. —¡Araceli! — , preocupado, pensando que lloraba por su culpa, llamó a mi nueva madre, quien rápidamente me tomó.

Envolvió mi cuerpo con sus brazos, y por primera vez en muchos años, me sentí tranquila. No era como la tranquilidad que me ofrecía mi hermano cuando me apoyaba. Era una tranquilidad que no sentía desde la muerte de mi mamá.

Un sentimiento dificil de explicar. A pesar de estar estar completamente en contra de estar en sus brazos, me calmó.

La ternura de mi madre, llamada Araceli, ayudó a que me relajara, y por primera vez en tantos años, sentí el cariño de una madre. Poco a poco, me fui quedando dormida.

Renacer del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora