La Academia Parte 1

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Todo comenzó en un lugar muy extraño, no sabía muy bien donde estaba ni cómo llegué hasta ahí. Sólo se qué trataba de encontrar respuestas de lo que estaba ocurriendo, estábamos en la Academia "La Fe" recuerdo perfectamente ese lugar, estaba al final de una montaña en lo profundo de un bosque. Cualquiera pensaría que es un lugar muy extraño para hacer un instituto privado, pero lo extraño realmente era la historia que ocultaba.

Todos en la academia sabíamos que si salíamos de ella, podíamos ver a seres muy extraños. Pensábamos que eran mitos, pero nadie se atrevía a averiguarlo, se decía que habían personas en esos bosques, con rasgos de reptiles, ojos y piel escamosa; en sus manos tenían garras muy afiladas esperando usarlas para defenderse o atacar a cualquiera que se metiera en su camino. Lo más característico de estos seres eran su marca vital, conocida así por ser el símbolo que definía su rasgo más destacado y por nacimiento su poder.

Todos estos mitos eran una locura para cualquiera de la Academia, algunos no los creían, otros como yo sabían que debía haber algo detrás. Mi instinto me decía que debía averiguar qué nos ocultaba la Academia. Estaba claro que no querían que saliéramos, por protegernos o algo más. Aunque fuera la idea más descabellada, necesitaba respuestas. No recordaba mi vida antes de estar ahí, no sabía quiénes eran mis padres, y ninguno sabía nada que no fuera lo que dijeran nuestros instructores. Traté de preguntarles en muchas ocasiones y solo evadían mis preguntas. Pero ya era suficiente.

Salí a mitad de la noche por un túnel que había en la parte trasera y me metí en bosque preparada para captar cualquier rasgo de información que me fuera útil para armar mi rompecabezas. Cuando vi mi alrededor, solo podía ver la oscuridad de la naturaleza, llevaba una linterna y mi cuaderno. Me senté en un tronco y vi como algo o alguien se acercaba, a estás alturas mis ganas de encontrar algo eran muy fuertes.

Y entonces lo vi, y quise acercarme y trató de apartarse, parecía tan sorprendido como yo. Fui más despacio para que supiera que no quería hacerle daño, ojos extraños, de un verde intenso como los de un cocodrilo, su piel escamosa aunque su forma física era algo confusa, medía casi dos metros pero tenía similitud con la anatomía humana. Nos observamos mutuamente hasta que le pregunté si podía hablar.

Para mí sorpresa me respondió una voz que no sonaba nada monstruosa "No debes estar aquí" y quise seguir preguntando pero se alejó rápidamente de mí.

Me quedé sola y con más preguntas que respuestas, no era nada peligroso, no parecía querer atacar, y yo aún no sabía porqué nos ocultaban a estas personas. Pero ya casi amanecía y debía volver.

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