Capítulo 1

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S e p t i e m b r e

Chiara Oliver tenía razones para estar nerviosa, era su primer día de clases. Después de las vacaciones familiares durante esos dos meses había olvidado completamente que tendría que volver al instituto. Ahora cursaba su primer año de secundaria. Esperaba que cualquier compañero de su escuela anterior estuviese en la misma clase que ella, aunque no serían muchos.

Echó su cabello oscuro hacia atrás como un acto nervioso, sentía las manos bañadas en sudor al entrar al salón. Habían muchos chicos y chicas que no reconocía, comenzaba a sentirse nerviosa, en verdad. Eso, hasta que logró vislumbrar una cabellera rizada entre la multitud y prácticamente saltó, pegando gritos.
-¡Bea!-la llamó, emocionada.

Mientras se acercaba a la chica la mencionada pareció reconocerla y se lanzó a abrazarla. Su amiga siempre andaba sonriendo y con paso ligero.

- ¡Chiara Oliver , gracias a Dios! Pensaba que estaría sola-le sonrió y fueron juntas a sentarse, en el salón.

-¿Has visto a alguien más? Yo juraba que estaba sola, no muchos se matriculan en este instituto-comentó, cruzando las piernas.

Chiara se recostó en la mesa.

-Hasta ahora sólo tu, pero es mejor así-confesó con una sonrisa juguetona.

Los estudiantes iban entrando al salón y la pelinegra no reconocía a nadie, parecían estar en mundos diferentes. Chiara era una chica relajada.Podría durar todo el día dibujando o escuchando música, también utilizaba ropa cómoda: unos vaqueros desgastados, camiseta blanca,zapatillas deportivas y una chamarra.

Ella no tenía muchos amigos pero en estos momentos se encontraba feliz con Bea, desde casi siempre habían sido amigas y ahora no estarían solas. Se tenían la una a la otra. Las chicas estuvieron un rato conversando sobre sus vacaciones, hasta que Chiara escuchó unas risas.

Por la puerta del salón entraron dos chicas,una rubia con cara de pocos amigos y una elegante pelirroja. Pero quien capturó la atención de la ojiverde fue esta última. Lograba emanar alegría mientras reía por uno de los chistes de la otra su compañera. Sus miradas se encontraron por unos segundos. Chiara se perdió en unos ojos chocolate puro tan profundos como el océano. Claro, un océano marrón, por supuesto.

Tan pronto como empezó, todo acabó. Ella apartó la mirada y la chica pelirroja hizo lo mismo mientras se marchaba con su amiga a los asientos frente al pizarrón.

-¿Qué pasó? ¿Encontraste a alguien conocido?-preguntó Bea, levantando el rostro para buscar entre las personas.
Chiara negó.

-No fue nada-sonrío a su amiga y cuando entró el profesor, empezó la clase.

Se presentó a los estudiantes y comenzó a dar un pequeño discurso, les indicó que por orden de mesa deberían ir al centro de la clase y presentarse. Chiara no quería, siempre le entraban los nervios al hablar en público. Por suerte, ella se encontraba en la cuarta fila y tardarían un poco en llegar a ella. Los chicos fueron pasando y la pelinegra se sorprendió cuando Bea fue sin problemas y al volver le sonrió, divertida. Por eso le agradaba, siempre había admirado su seguridad en si misma.

Comenzó a hacer garabatos en su cuaderno, para distraerse. Iba muy bien, cuando llamaron a una chica. Vio a la misma pelirroja bajita, levantarse. Se veía muy linda con sus jeans oscuros y una blusa.
Caminaba con seguridad y confianza mientras mostraba una sonrisa coqueta en sus rosados labios. Se paró al frente de todos, sin mirar a nadie en específico. Era muy femenina o eso pensaba Chiara, por sus labios pintados y su manera de caminar.

- Violeta Hódar , un gusto-sonrío, pestañeando, y de seguro la mitad del salón ya pensaba que era linda.

Chiara apartó los ojos de la hermosa pelirroja y volvió a hacer garabatos. No le importaba. Después de un rato era el turno de ella. Se levantó seguramente con el rostro pálido y fue hacia el frente, algunos murmuraban y otros reían bajito. Chiara lo ignoró y siguió. Desde que estaba en primaria siempre era el centro de las burlas, pero con el paso de los años había aprendido a no darle importancia.

Violeta la miraba con interés, apoyaba la barbilla en su mano y mordía uno de sus dedos. Aun haciendo aquel gesto, se veía increíblemente guapa. Chiara intentó por todos los medios no observarla y al terminar fue como un rayo a sentarse en su asiento.
Soltó un suspiro y observó cómo su amiga de rizos alzaba los pulgares, en señal de ánimo. Después de dos horas tenían que cambiar de clases.

Chiara, apresurada, recogía sus libros mientras su amiga la apuraba.

-¡Chiara, mueve el culo!-le apresuró Bea en la puerta.

-¡Espera, Bea!-le pidió, siguiéndola, porque la chica se había ido al pasillo.
Sintió que alguien la empujaba por el hombro y se le cayeron todos los libros. Había una chica de piel clara y cabello frondoso frente a ella, riéndose.

-Ay, disculpa. No te había visto-mintió con ojos burlones, Chiara la miró mal y comenzó a recoger sus libros.

A su lado pasó otra chica, que pateó uno de los libros en el piso. Era otra de las amigas de Violeta, la rubia más alta que entró con ella.

-Estabas en mi camino-excusó y se echó a reír con la otra chica. Chiara frunció el ceño y miró a Violeta, que apareció junto a ellas.

-Chicas, no sean tan malas-les dijo en broma, aunque también sonreía y miraba a la ojiverde en el suelo-. Pobrecita, Denna.

Violeta se estaba burlando de ella y, a pesar de eso, Chiara seguía pensando que era hermosa. Intentó descubrir el por qué, pero no lo consiguió. Logró volver en sí misma cuando las tres chicas se fueron por el pasillo. Bea llegó hasta ella, disculpándose por dejarla sola. Chiara le restó importancia, pero seguía pensando si Violeta Hódar y sus amigas serían las idiotas que le harían la vida imposible el resto del año. Puede que estuviera en lo correcto.



Nota:
Es todo por diversión y aprecio mucho su amistad , me parece muy bonita y única , respeto totalmente sus vidas privadas y a sus parejas , esto es solo entretenimiento y no quiero herir ni molestar a nadie.

RIVALES [Kivi ver.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora