𝕯𝖎𝖊𝖈𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔

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Lo suyo no estaba pasando

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Lo suyo no estaba pasando.

¿Cómo se había encontrado en una jaula, en un carro que salía de la ciudad de Eara? Al principio no se dio cuenta de lo que estaba pasando. Él había estado dormitando intermitentemente durante la mayor parte del día, demasiado exhausto para estar seguro de qué era real y qué un sueño. Cuando alguien lo ayudó a salir del carruaje, los dejó ayudarle. Cuando lo ayudaron a subir al carro, igual lo hizo hizo. No tenía idea de lo que estaba pasando.

Pero algo andaba mal, porque estaba encerrado en una enorme jaula, apretado junto a una masa de elfos sucios y de rostro sombrío, empujado sobre cada roca y bache que golpeaban las ruedas del carro.

Alejándose del castillo de Eara. Lejos de Hyunjin.

—¿Adónde nos llevan?— había preguntado finalmente, cuando se dio cuenta de que esto no era una pesadilla. —¿A dónde vamos?

—Las minas de cristal—, le dijo un elfo anciano con cicatrices. —Vamos a morir allí.

Seungmin inclinó la cabeza. ¿Hyunjin lo había desechado después de todo? ¿Así sin más?

No, eso no tenía sentido. Su pánico lo empujó a creerlo, pero había confiado en Hyunjin. Él lo amaba. Hyunjin también lo amaba. Esto no podía ser obra suya.

¿Sabía Hyunjin siquiera que se lo habían llevado? ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que se diera cuenta? ¿Habría descifrado la respuesta ya?

La jaula era de acero, las barras estaban lo suficientemente separadas como para que hubiera podido deslizarse entre ellas cuando estaba delgado, pero no ahora. También parecían estar en el medio de la nada, y correr también estaba fuera de discusión.

Envolvió un brazo alrededor de su vientre y respiró hondo. Siempre había confiado en sí mismo y en nadie más. Nunca confió en los demás, nunca esperó que lo salvaran porque nadie lo había hecho.

Hasta Hyunjin. Había ido tras Seungmin una y otra vez, desafiando las probabilidades para traerlo de vuelta. Tenía que esperar y confiar en que esta vez él haría lo mismo.

.....

Habían dejado todos los pueblos atrás. Las colinas se habían nivelado y el suelo se había endurecido, los cristales los cegaban cuando el sol los golpeaba de cierta manera. Debían de estar acercándose a las minas. Seungmin había oído que eran como un laberinto subterráneo. Una vez dentro, ¿podría Hyunjin volver a encontrarlo alguna vez?

Se tragó el pánico, una y otra vez. Los bebés patearon sus costillas, haciéndolo gruñir. Un bache tenía a alguien empujándolo, presionando su barriga.

Nadie pareció notar o preocuparse de que estaba embarazado. ¿Sabían que llevaba a los bebés de su rey? Probablemente ni siquiera se habían dado cuenta en la oscuridad cuando lo agarraron.

WILDFLOWER - HyunMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora