Prólogo

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AVISO: Puede contener faltas de ortografía  

Abrí los ojos sobresaltada, los gritos de mi madre se escuchaban por toda la casa.

— ¡Emma, levántate ya!— chillaba mi madre —¡No querrás llegar tarde a tu primer día de instituto!

Con una lentitud impresionante, me senté en mi cama, me froté los ojos con las manos y me puse mis pantuflas preferidas. Di un pequeño bostezo y me levanté.

Entré al baño que había en mi habitación y me duché; en cuanto acabé envolví la toalla azul a mi cuerpo y salí a la habitación en busca de ropa que ponerme. Cuando estuve lista salí de la habitación y bajé las escaleras a tropezones.

En la cocina estaban mi madre y mi hermana pequeña Sara.

— Buenos días— dije apurada.

— Buenos días dormilona — dijo mi madre mirándome con una sonrisa mientras fregaba los platos.

— Hola— comentó con desinterés mi hermana pequeña Sara.

— Tengo prisa así que ya comeré algo de camino — expliqué con dificultad.

— ¿Y quién te lleva? — preguntó mi madre, curiosa.

— Mia.

— ¿En qué exactamente? — interrogó la chismosa de mi hermanita.

— En coche.

— ¿Mia tiene coche? — se sorprendió mi madre — ¿Desde cuándo?

— Técnicamente no es suyo, es de su tío, pero él se lo ha dejado porqué se ha comprará uno nuevo — aclaré. De repente, el claxon de un coche sonó fuera de casa— Son ellas, tengo que irme — les dije dándoles dos besos en las mejillas a cada una — Hasta luego.

Salí por la puerta y en cuanto vi a mis dos amigas salir del coche corrí rápidamente hacia ellas.

— Hola— saludó Helena dándome un efusivo abrazo.

— Hey— dijo Mia besando mis dos mejillas.

— Hola chicas — mencioné con una sonrisa de oreja a oreja— ¿Qué tal ha ido el verano?

Mia desvió la mirada y Helena se puso roja.

— Bien — susurró Helena desviando la mirada. Entrecerré los ojos desconfiada.

— ¿Vamos? — preguntó Mia cambiando retóricamente de tema.

— Sí, sí — tartamudeo Helena.

La tres nos subimos al coche. Helena de copiloto, Mia de piloto y yo detrás, y en cuando todas estábamos sujetadas al cinturón de seguridad, Mia arrancó el coche.

Por el camino, estuvimos hablando de lo que hicimos durante el verano. Helena habló sobre que en el verano conoció a un chico que según ella, era "perfecto". En cambio Mia, como alma libre que es, no se quiso "enamorar", por decirlo así, solo tuvo un pequeño lío con unos gemelos tres años más grandes, pero después puso la excusa de que la historia es muy larga y que me la contaría luego.

— ¿Alguien sabe exactamente que tenemos que hacer? — pregunté mientras cerraba la puerta del coche de Mia.

— Creo que tenemos que ir a buscar los horarios — dudó Mia ajustando su bolso a su brazo izquierdo — Aunque no estoy segura.

— Bueno, yo creo que por intentarlo no pasa nada ¿no?—dijo Helena con un sonrisita y alternó su miranda de mí hasta Mia— ¡Quién llegue última me paga el almuerzo!— chilló mientras empezaba a correr.

LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora