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Talas Blancas

Ahora estoy desde una nube esponjosa, de un color pálido y redondos bordes.

¿Les cuento?

Morí intencionalmente al ser atropellado por Jamaica en los estacionamientos del shopping. Me arrepiento un poco de haber acompañado a Perú a elegirse el traje terciopelo para su boda.

Recuerdo haber visto como fue mi funeral. Donde los más cercanos hacia mi fueron mis familiares y cercanos, y claro, desde lejos podía notar la culpa que sentía el jamaicano. No puedo culparlo, al fin y al cabo fui yo el que se quedó paralizado y encandilado al ver a aquel auto oscuro a punto de arrasar con mi cuerpo.

Mi alma observo mi entierro, donde alrededor de mi tumba plantaron varias talas blancas de ese lindisimo color lila, que su propósito era que cuando den frutos estos estén a disposición de los animales que visiten aquel cementerio de países y tribus.

Note que a mis alrededores descansaban la URSS, Reich, y para mi la más importante... charrúa. Extrañaba mucho a la que consideraba mi madre, no era un gran imperio ni tribu a comparación de sus vecinos, pero era mi ejemplo a seguir, sigo conservando los vagos recuerdos de cuando estaba en mis inicios. Donde las cálidas y fuertes manos de mi madre me levantaban para cargarme en su hombro tal cual a los típicos loros de películas. Era un niño pequeño, sin la remota idea de lo cruel que era el mundo.

Descubrí la crueldad al ver al Imperio Español acabar con la ya vieja vida de mi madre. Desconocía el porqué o como, aunque ella no hubiese podido cuidarme, estuvo su hermana la guaraní, aunque no era lo mismo, ella no era mi madre. La necesitaba, estaba solo y perdido en lo que ya no consideraba mundo.

Me costo un poco aceptar el echo de que ella estuviese muerta. Como el echo de que el Imperio Español de alguna manera era mi figura paterna.

Durante mis primeros años como lo que ya era conocido como república me costo mucho relacionarme con España. Demore como mínimo una centena de años en aceptarlo y poder tener conversar con él tranquilamente.

Es raro, no estaba la charrúa, no estaba la guaraní, ya no tenía a ninguna figura materna de mi lado que pudiera ayudarme y acompañarme a lo largo de mi vida.

Aún seguía con las huellas de las arrugadas manos de mi madre en mi piel, marcadas como un tatuaje, uno que jamás, aunque intentara, podría olvidar ni dejar pasar.

Es raro.

El echo de morir y darte cuenta de lo poco que disfrutabas la vida. Al parecer el echo de saber que en cualquier momento podemos morir nos hace querer disfrutar aún más la vida como la conocemos. O al menos yo, nunca fui capaz de disfrutarla.

Siempre había uno o más problemas, y tampoco era que me afecten mucho, era un pequeño país sin importancia.

Desde las alturas soy capaz de observar la tumba que realizaron a mi nombre, en la cual las talas blancas ya dieron frutos, me da ternura ver a los pájaros y pequeños roedores saquear de ellas. Me siento orgulloso.

Es doloroso el crecer de las famosísimas alas de ángeles, aunque seas de un rango bajo. Sentir el cómo las pieles de tu espalda se abren para dar lugar a la carnosa estructura y luego a las grandes y gruesas plumas.

Aunque no me puedo quejar, a mis alrededores puedo convivir con cualquier ser que halla muerto en mi territorio, incluyéndola a ella...

Tan solo volver a verla me hizo llorar, volver a sentir su arrugada piel abrazar la mía, escuchar una y otras veces más su idioma el cual entendía a la perfección, contándome el cómo había convivido con toda su especie en las alturas, con la fauna, flora, incluso ciudadanos actuales.

Siento pena por los que aún tocan tierra, reconocía que mi muerte no había sido decisión mía, ¿pero qué más podemos esperar? Nacemos y crecemos esperando la muerte asegurada.

No importa el cómo o cuando moriremos, toda pérdida afecta a los conocidos y familiares. Eso lo aprendi muy pero muy bien.

Cada mañana me levanto pensando en ellos, es incontrolable. No puedo parar de sentir culpa aunque no haya sido mía.

¿Era realmente joven para morir?
¿Lo merecía?
¿Ellos lo merecían?

No creía que les afectara tanto.
Enserio me arrepiento de no haber podido evitarlo

"Solo quiero solucionar mis problemas."

— Capítulo dedicado a un amigo de familia que recientemente a sido encontrado muerto por suicidio en su casa.
Q.E.P.D
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