Isabel está enojada consigo misma por que piensa que no es lo suficientemente talentosa como para escribir cuentos y novelas tan buenas al igual que sus autores favoritos.
Su enojo se convierte en tristeza cuando sus compañeros de secundaria la cues...
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✿·━━━━━━━━※━━━━━━━━·✿ Mi padre golpeó con fuerza la mesa, su mirada y expresión me hicieron pensar que estaba conteniendo sus gritos. Entonces suspiro.
—Chave, hija. —Se llevó las manos a la cabeza. —¿Crees qué nosotros tenemos el privilegio de que tú te dediques a un trabajo de mentiras?
Fue entonces cuando se dejó caer a la silla y me clavó su mirada, una mirada sin esperanza y fría.
—No, no lo tenemos. Un trabajo así solo es para personas con dinero que puedan jugar a escribir cositas y pensar que están haciendo algo importante, tú en cambio... Nosotros en cambio tenemos que abandonar esos sueños y crecer, estudiarás una ingeniería o una rama de la medicina y ya está decidido. —Dejó de verme a la cara y empezó a comer.
El silencio en la habitación era deprimente, dentro de lo más profundo de mi alma toda esperanza o creencia en mi talento se rompía y esparcía por el suelo, temí por unos instantes que mi mirada se volvería como la de mi padre, sin esperanza.
Fue entonces que, como un rayo de luz que entra a una habitación oscura por la mañana, mi madre habló.
—Oye Chave, no pongas esos ojos mi vida, no me gusta cuando estás triste —dijo mi madre. —sabes he estado pensando en algo, en mi trabajo, la señora que cuido ha comprado toda la colección de tu autor favorito.
Mis ojos se convirtieron en luceros y mi corazón en una llama que latía feroz mente, con fuerza golpee la mesa con mis 2 palmas y me levanté de mi asiento casi de un brinco.
—Le he preguntado a mi jefa, ella me dio permiso siempre y cuando no la molestes o dañes los libros o peor aún, rompas algo de la casa. —Entonces sonrió mi madre. —Y ya que vas me ayudas con el trabaja.
—Es una buena idea. —Sonrió mi padre. —Será maravilloso que aprendas lo difícil que es ganar dinero. —dijo con un tono cínico.
Él era mi inspiración y mi luz guía, Xavier Cisneros era el primer autor que leí, mi padre me dio su libro "Confabulario" un libro que recopilaba relatos cortos llenos de sátira e ironía basados en situaciones cotidianas, por varios años se volvió mi cosa favorita en el mundo.
Su colección constaba de 17 libros y yo solo contaba con 5 de ellos, la mayoría eran demasiado raros como para ser encontrados fácil en cualquier mercado. A pesar de su gran fama en antaño, sus libros no tenían muchas copias, pues la mayoría solo conocieron sus historias por las obras de teatro que se crearon a partir de ellas. Él era todo un símbolo en la escritura mexicana.
—¿Que piensas? Mañana que llegues de la escuela podrás irte directo a mi trabajo y no a la casa como siempre —dijo mi madre.
